jueves, 1 de septiembre de 2022

CTXT. La contaminación lumínica creció un 57% en España entre 1992 y 2012

 

Excesos energéticos

Este tipo de contaminación supone un fuerte despilfarro energético, además de afectar de manera muy negativa a la salud de las personas, e implica una grave amenaza para la conservación de la biodiversidad



La contaminación lumínica creció un 57% en España entre ...

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Por CTXT


La contaminación lumínica es reconocida por la ONU como un subtipo de contaminación del aire. La Red Española de Estudios sobre Contaminación Lumínica (REECL) entiende por contaminación lumínica la alteración de la oscuridad natural del medio nocturno producida por la emisión de luz artificial. Más allá de volver imposible la contemplación del cielo estrellado y del fuerte despilfarro energético que supone, la luz es un tipo de radiación no ionizante que puede alterar los ritmos vitales en las personas y seres vivos, especialmente aquellos que tienen actividad nocturna, y por eso se constituye en un tipo de contaminante físico de relevancia. Desde 1992 a 2017 la contaminación lumínica ha aumentado como mínimo un 49% en todo el mundo. En España, ese crecimiento ha sido de al menos un 57% entre 1992 a 2012, si bien es muy complicado hacer cálculos precisos al respecto. En la actualidad se calcula que la contaminación lumínica en nuestro país podría estar creciendo a un ritmo del 2% anual. Se teme que pueda llegar a ser un problema todavía mayor cuando las luces se transformen en LED con el objetivo de fomentar el ahorro energético, pues este tipo de luces parecen tener el mayor impacto negativo. 

Según la clasificación realizada para el año 2015, Barcelona, Bilbao, Valencia, la bahía de Cádiz y Melilla serían las áreas con mayores niveles de concentración de la contaminación lumínica, mientras que algunas ciudades del interior como Ciudad Real, Toledo, Albacete y Teruel se encontrarían entre las menos afectadas por este fenómeno. 

(...) Así, en Hicimos la luz... y perdimos la noche. Efectos biológicos de la luz (2017) se relaciona la presencia excesiva de la luz y la consiguiente supresión de la producción de melatonina con toda clase de patologías, que van desde un aumento de la presión arterial hasta los desajustes hormonales, los trastornos de ánimo o la obesidad.  

Más allá de nuestros cuerpos, y en lo que respecta al medio ambiente, los científicos albergan la sospecha de que la contaminación lumínica puede estar contribuyendo a la preocupante disminución de insectos observada en las últimas décadas. 

Así, según recoge la BBC, en un estudio realizado en Reino Unido se descubrió que las luces artificiales de las calles alteraban el comportamiento de las polillas nocturnas, reduciendo el número de orugas a la mitad. Los investigadores creen que las luces de las calles disuaden a las polillas nocturnas de poner sus huevos debido al riesgo de ser descubiertos por otros depredadores, como los murciélagos. A su vez, las orugas que nacen bajo las farolas, en particular las de tipo LED, presentan alteraciones en sus hábitos alimentarios (...) 


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