10/8/22
Un 10 de agosto de 1936 mi abuela paterna se quedó sin hermano y sin marido. Unos pistoleros al servicio de la Falange Española y de las JONS, los habían sacado a la fuerza de su casa de Retortillo el día anterior para llevarlos a la cárcel de Salamanca. Nunca llegaron al destino. Los juzgaron y sentenciaron a pocos kilómetros del pueblo, los metieron en un tren y los tiraron cerca de Muñoz, allí alguien los recogió y los enterró junto a la tapia del cementerio de la localidad.
Años más tarde movieron la tapia para hacer más grande el cementerio y removieron los huesos.
Desde entonces nadie de mi familia sabe dónde pudieron echarlos, no tenemos dónde ir a ponerles unas flores y recordarlos.
Son ya 86 los años desde que los “desaparecieron”.
Victorino García Calzada y Heliodoro Sánchez Moro, jornaleros de profesión y sindicalistas, cometieron el grave delito de no apoyar la sublevación franquista, como ellos, docenas de miles de españoles siguen aún desaparecidos y yo, Victorino García Calderón, tengo la obligación de recordarlos y decir que una sociedad que olvida de esta manera a una parte de sus conciudadanos es una “SOCIEDAD INCOMPLETA”
¡¡COJONES!!!
!YA ESTÁ BIEN!!
¿Es tan difícil de entender?
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