El sanitario charla con Público con motivo de la huelga de este martes 26 de agosto por la falta de personal en el centro público de Madrid.
Guillén del Barrio, enfermero de Urgencias en el Hospital Universitario La Paz.
Guillén del Barrio (Madrid, 1989) se ha convertido en una de las voces más reconocibles del personal sanitario madrileño. Desde hace una década trabaja como enfermero en el servicio de Urgencias del Hospital Universitario La Paz, un lugar al que asocia, paradójicamente, con la palabra "desilusión". Nunca esperó que su profesión le hiciera rico; eligió la enfermería para cuidar personas. Sin embargo, a diario choca con una realidad que le impide dar a sus pacientes la atención que merecen: la sobrecarga asistencial. Además de su labor en el hospital, ejerce como portavoz del sindicato Trabajadores en Red (TERE), desde donde denuncia y visibiliza las carencias del sistema sanitario.
En esta entrevista con Público, del Barrio analiza la huelga convocada este martes 26 de agosto por la falta de personal en el hospital, "un problema que se agrava en verano". Desde su propia experiencia, el enfermero aborda temas como la política de infracontratación, la fuga de profesionales de la sanidad pública madrileña y la tensión entre la imagen de "excelencia" que se proyecta de La Paz y la realidad de precariedad que persiste año tras año.
¿Cuál es la situación actual en su hospital?
Depende del día, esto parece una guerra. Tenemos incluso salas con apodos: a una la llamamos Kosovo, imagínate. La falta de personal y la gran cantidad de pacientes hacen que muchos tengan que esperar horas para ser atendidos. En ocasiones terminan en los pasillos, porque no hay camas disponibles. Hemos llegado a tener pacientes una semana entera en Urgencias, cuando lo normal es que no pasen allí más de 24 horas.
La huelga de este martes fue aprobada por el 97,4% de los votos del personal. ¿Qué dice ese nivel de apoyo sobre el estado de ánimo y la situación de los sanitarios?
No solo es el nivel de apoyo, también las fechas. Cualquiera que haya estado en una reivindicación sabe que en verano no se mueve nada, porque la gente necesita descansar. No teníamos previsto organizar nada en agosto, pero cada vez que hablamos con las compañeras de todo el hospital nos dicen lo mismo: "Esto es desquiciante". Por eso resulta tan llamativo que, además de un apoyo prácticamente unánime en la votación, la convocatoria haya salido justo en verano. Eso demuestra que la gente está, de verdad, al límite.
Tenemos testimonios de trabajadores que llevan meses de baja por ansiedad o por lesiones de espalda. Algunos han tenido que ser operados y llevar un neuroestimulador para poder sobrellevar el dolor, y aun así, cuando se reincorporan, los vuelven a poner a mover pesos, a pesar de los informes médicos. No es raro que terminen de nuevo de baja. Situaciones tan graves como estas dejan claro que lo que vivimos en La Paz es inhumano.
Hablan de una paradoja: el día de huelga habrá más personal trabajando que en un día normal. ¿Qué revela esta situación sobre la gestión de recursos humanos en el hospital?
Siempre decimos lo mismo: los días de huelga somos más gente. ¿Qué significa eso? Que, paradójicamente, cuando hay huelga, con los servicios mínimos, suele haber más personal del que tenemos un día cualquiera. Por ejemplo: en la planta de neonatos deberían trabajar 16 enfermeras. En huelga, por servicios mínimos, tiene que haber 16. Pero en el día a día, muchas veces son 15… e incluso 14. Y así ocurre en distintas plantas del hospital: hoy puede ser la planta tres, mañana la cinco, pero todos los días hay servicios funcionando con menos personal que un día de huelga.
Es una lógica perversa: la sanidad pública debe existir, pero solo para quienes no son rentables
Si tuviéramos que transmitir una sola idea, sería esta: todo esto es provocado y era evitable. Forma parte de un plan. El objetivo es expulsar a la gente de la sanidad pública y que quien pueda, se pague la privada. No les interesan las personas mayores, porque la mitad del gasto sanitario de una vida se concentra en el último año, y eso no es rentable. Es una lógica perversa: la sanidad pública debe existir, pero solo para quienes no son rentables; y al mismo tiempo, debe funcionar tan mal que quienes tengan algo de dinero huyan hacia la privada.
Cerrar 397 camas en pleno verano en un hospital como La Paz sorprende. ¿Qué supone eso en la práctica para un paciente que necesita ingresar?
Con los últimos datos disponibles, en La Paz están esperando para operarse 1.600 personas, con un tiempo medio de espera de 55 días. Para los tratamientos de fisioterapia, actualmente hay unas 2.500 personas en lista de espera. Piensa en lo que significa: ¿de qué le sirve a alguien recibir fisioterapia tres meses después de una operación? Esto afecta especialmente a los más vulnerables. Si tienes un mínimo de dinero, puedes pagar la fisioterapia privada; pero si estás al límite de ingresos y no la recibes, puedes quedarte con secuelas permanentes. Te pueden haber operado y haberse gastado una fortuna en tu cadera, y aun así quedarte cojo porque la fisioterapia no llega.
También aseguran que en verano solo se cubre un 21% de las vacaciones del personal en La Paz. ¿A qué cree que responde esta política de infracontratación?
El otro día recibimos una respuesta del portal de transparencia —a la que ha tenido acceso Público—. Queríamos saber cuántos días libres nos debía la administración. Pensábamos que serían unos 8.000, pero el dato oficial nos dejó helados: 22.000 días libres pendientes repartidos entre 7.836 trabajadores. Esto ocurre porque no se cubren las bajas hasta que pasan dos semanas. Eso significa que muchos días trabajamos con menos personal del necesario, y otros tenemos que venir a sustituir. Si a eso le sumas que se deben tantos días libres, el resultado solo podía ser este: un sistema colapsado. Nunca lo van a reconocer, pero esto es parte de un plan, la consecuencia directa de no destinar suficientes recursos.
Y hay que entender la trampa: el verano dura tres meses, pero si ofreces contratos de cuatro o cinco meses, no te va a sobrar personal nunca, porque todos tenemos días libres pendientes de disfrutar. Y si aun así hubiera más plantilla, serviría para reducir la lista de espera, que ya alcanza las 900.000 personas. Con más gente podrías abrir camas, operar más pacientes, incluso aprovechar el Zendal, tan bonito y espacioso. Los datos muestran que lo que está pasando es injustificable.
No se trata de que quien pueda se vaya a la privada: la verdad es que muy poca gente puede sostenerla a largo plazo
Pero el problema va más allá. Se está empujando a la población hacia la sanidad privada, aunque es insostenible. Basta mirar los seguros. Si dices que tienes 25 años, te ofrecen pólizas desde 20 euros al mes. Pero si pones que tienes 75, apenas hay tres opciones y todas rondan los 300 euros mensuales. La pregunta no es si con 40 años te lo puedes permitir, sino si lo podrás pagar con 84. La respuesta es no. Por eso, al final, las clases medias acabarán igualmente en la sanidad pública. Porque la mitad del gasto sanitario de una persona se concentra en su último año de vida. Y ahí es donde las aseguradoras privadas dejan de cubrir. Conocemos casos de gente con un tumor cerebral a la que el primer año se lo cubrieron todo, y al renovar, la póliza pasó a 1.500 euros al mes. Lo que están haciendo no es ofrecer una alternativa real, es exprimir a la población. No se trata de que quien pueda se vaya a la privada: la verdad es que muy poca gente puede sostenerla a largo plazo.
Trabajar sin refuerzos no solo afecta a los pacientes, también a la salud física y mental de los profesionales. ¿Cómo está afectando esta situación al desgaste y a la fuga de sanitarios de la sanidad pública madrileña?
La consejería de la Comunidad de Madrid está difundiendo un bulo que es fundamental desmentir: no faltan profesionales. Existen, pero están en otro sitio. Con datos en la mano: en los últimos años han emigrado 1.600 médicos de España porque en otros países las condiciones son mejores. En La Paz ocurre lo mismo. El verano dura tres meses, pero en este hospital se ofrecen sustituciones de solo dos meses y medio.
El problema no es que no haya profesionales, es que no quieren contratarlos en condiciones dignas
Es evidente: si en Madrid te ofrecen dos meses y medio, y en otra comunidad autónoma o en otro país te ofrecen tres o cuatro meses, la gente se va. Pero no es que falten médicos o enfermeras; no se han evaporado, simplemente buscan mejores condiciones. Cuando la consejería dice que no contrata más porque "no hay a quién contratar", está invirtiendo la realidad. El problema no es que no haya profesionales, es que no quieren contratarlos en condiciones dignas. Y los pocos contratos que ofrecen, son precarios.
La Paz sigue siendo un emblema en el imaginario de Madrid. ¿Cómo se lleva, desde dentro, esa contradicción entre la imagen de "excelencia" y la realidad de precariedad que arrastran año tras año?
Es muy frustrante. Te pongo un ejemplo: La Paz aparece como el primer hospital de España según el ranking del Monitor de Reputación Sanitaria. ¿Sabes cómo se decide quién es el "mejor hospital"? Lo elabora una empresa de marketing, y se basa principalmente en encuestas a directivos de hospitales, quienes opinan cuál les parece el mejor. No se mide absolutamente nada real. La frustración viene de ver cómo, mediante relaciones públicas, se da la impresión de que este hospital es estupendo y maravilloso.
Seguimos por orgullo con la sanidad pública, pero es importante decirlo: La Paz no merece ser considerado el mejor hospital de España
Y, aunque todos estamos muy orgullosos de trabajar aquí, la realidad es otra. Recientemente, se ha publicado que el 40% de las enfermeras ha pensado en dejarlo. Muchos de nosotros seguimos por orgullo y compromiso con la sanidad pública, pero es importante decirlo: este hospital no merece ser considerado el mejor de España. Y no lo es, porque el sistema de medición no refleja la realidad, es puro marketing.
Este martes también han convocado a las 12.00 horas una concentración en la plaza de La Paz. ¿Qué mensaje quieren transmitir no solo a la administración, sino también a la ciudadanía?
Primero, vamos a guardar un minuto de silencio por los sanitarios que están enfermos, de baja o con lesiones, algunas de ellas de por vida. Después, agradeceremos a todos los pacientes que vienen a apoyarnos. Y, por último, haremos mucho ruido para que se vea que estamos unidos: pacientes y trabajadores luchando por lo mismo, porque aquí hace falta más personal.
Para que no tuvieran que volver a convocar una huelga como esta, ¿qué tendría que cambiar?
Es muy sencillo: solo hace falta hacer algo que debería ser evidente, aunque da vergüenza tener que decirlo en voz alta: sustituir a quienes están de baja. Simplemente, hay que tener personal suficiente.
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