sábado, 27 de septiembre de 2025

Sí se puede “tocar” el monte, sí se puede coger una piña: desmontando bulos sobre incendios forestales

Entrada de blog por Mónica Parrilla de Diego - 01-09-2025



Cuando miramos a la diana equivocada

Es sorprendente como cada vez que nuestros montes se convierten en polvorines, el debate público y las redes sociales vuelven las frases de siempre:

  • “No nos dejan limpiar el monte” 
  • “No se puede coger ni una piña”
  • “Los ecologistas no dejan quemar”, etc.

Son afirmaciones que oigo constantemente, pero son falsas. Y es que la gestión de los incendios forestales no es cuestión de opiniones: hay normas jurídicas y competencias claras que definen cómo deben actuar las administraciones y cuáles son nuestras responsabilidades como ciudadanos. 

La Ley 43/2003 de Montes no prohíbe limpiar, recoger frutos o hacer quemas. Al contrario: obliga a hacerlo dentro de una gestión forestal sostenible y la prevención de incendios.

En un momento tan duro como estamos viviendo, es fundamental reducir el ruido de la desinformación y de los bulos para hablar de las soluciones, retos y desafíos. Estos están consensuados y encima de la mesa de nuestros políticos. 

BULO 1: “No nos dejan limpiar el monte” 

❌FALSO: No es que no se pueda limpiar el monte, es que es obligatorio hacerlo.

Los planes de prevención y tratamientos selvícolas son obligatorios. El artículo 48 de la Ley de Montes es claro: 

  • Las comunidades autónomas deben elaborar planes anuales de prevención de incendios.
  • Estos planes incluyen tratamientos selvícolas obligatorios: desbroces, eliminación de vegetación, podas, limpieza de cortafuegos, puntos de agua, etc

La responsabilidad recae en la persona propietaria. Debe limpiar su finca y el ayuntamiento debe vigilar que se cumpla. Esto es un temazo porque el 73 % de las masas forestales son de titularidad privada. 

Por ley, los propietarios forestales deben mantener sus fincas limpias y en buen estado. Pero si no lo hacen, corresponde a los ayuntamientos exigir e incluso actuar de manera subsidiaria para garantizarlo. 

El problema aparece cuando los municipios carecen de recursos. En esos casos, la Ley de Montes es clara: la comunidad autónoma debe asumir la responsabilidad.No podemos permitir que la falta de medios locales se convierta en una excusa para mirar hacia otro lado. Las administraciones autonómicas deben implicarse con fondos, personal y campañas informativas que hagan llegar a cada propietario sus obligaciones. De lo contrario, se traslada toda la carga al vecino sin proporcionarle herramientas ni conocimiento, poniendo en riesgo tanto la seguridad de las personas como la salud de nuestros montes.

BULO 2: “No se puede coger ni una piña”

❌ FALSO. Con sentido común, la recolección está permitida

En los montes hay aprovechamientos forestales: madera, corcho, resinas, setas, pastos, sí, también piñas.

  • Las piñas abiertas en el suelo se pueden recoger libremente.
  • Las piñas cerradas en ramas que hay que podar ¡tienen propietarios! y requieren de autorización.
  • Otros productos silvestres como como frutos silvestres, plantas medicinales, etc… dependen de la normativa específica y hay que asegurarse de que no son especies protegidas. Es decir, sentido común. 

Incluso en los espacios con un mayor nivel de protección, como los Parques Nacionalesla normativa establece qué tipo de actividades compatibles pueden llevarse a cabo dentro del espacio. Y en otros espacios como la Red Natura 2000 hasta  incluso se fomenta la ganadería extensiva como herramienta de prevención frente a incendios, entre otras iniciativas.

BULO 3: “Los ecologistas no nos dejan quemar y hay mucho matorral” 

❌ FALSO: Las autorizaciones de quemas las dan las administraciones, no los ecologistas.

Desde Greenpeace estamos a favor del uso del fuego como herramienta de prevención. Entre nuestras demandas pedimos que se realicen quemas prescritas para reducir la carga combustible. 
El problema es que ya no se puede quemar como se quemaba antes. Debido a las condiciones meteorológicas cada vez más extremas por el cambio climático, la ventana meteorológica para quemar es cada vez más reducida. De manera que no se autorizan tantas quemas porque pueden generar incendios dramáticos.

Es necesario abordar la prevención social del uso del fuego para buscar alternativas al uso del fuego, fomentar las quemas prescritas y la gestión del aumento de combustible.

El fuego bien usado es una herramienta de prevención. 

BULO 4: “El exceso de conservacionismo provoca incendios»

❌ FALSO. Abandono no es conservación.

Quizá la confusión nace porque, a simple vista, tanto el abandono como el conservacionismo, muestran un monte “natural” y poco intervenido.

Nada más lejos de la realidad, el abandono de aprovechamientos tradicionales o tratamientos ya sea por despoblación rural, falta de priorización de recursos y porque realmente la gestión de nuestros montes es una asignatura pendiente provoca: 

  • acumulación de combustible vegetal
  • proliferación de matorral
  • mayor riesgo de incendios, plagas y enfermedades

Por otro lado, el conservacionismo no significa inacción, significa planificar estratégicamente dónde no intervenir. La clave está en combinar dos enfoques:

  • Gestión activa del “combustible” en zonas de alto riesgo
  • Gestión pasiva de las masas forestales maduras

Ambas estrategias deben coexistir y coordinarse a través de instrumentos de planificación forestal y de emergencia, junto con estudios específicos de cada caso. Solo así se podrán definir prioridades y una zonificación eficiente que garantice:

  • La seguridad de la población
  • La conservación de la biodiversidad
  • El mantenimiento de los servicios ecosistémicos y ambientales
  • La eficacia y seguridad de los servicios de extinción

En definitiva, la clave está en una planificación forestal equilibrada, capaz de armonizar seguridad, biodiversidad y sostenibilidad de los ecosistemas.

BULO 5: “No he visto a los ecologistas apagando incendios”

🧑‍🚒La extinción de incendios es una tarea profesional y altamente especializada.

Ni el voluntariado ni el personal de una ONG ecologista como Greenpeace están preparados para esta función. Nuestra labor es otra: investigar, denunciar, proponer medidas y exigir cumplimiento de la normativa forestal.

La extinción de incendios forestales requiere una preparación física y técnica específica, además de un profundo conocimiento del comportamiento del fuego en distintos terrenos y sus riesgos. Es un sector profesionalizado que reconocemos y apoyamos. Por ello, desde Greenpeace presentamos alegaciones para respaldar la Ley de Bombero Forestal.

La lucha contra los incendios va más allá de apagar el fuego

Combatir los incendios forestales no consiste únicamente en estar sobre el terreno. Desde Greenpeace, llevamos años trabajando en este ámbito, planteando propuestas que aborden el problema de manera integral a un tema complejo que no tiene una única solución. Justo hace 20 años pedíamos un Pacto de Estado por los incendios forestales.

A lo largo de los años hemos publicado informes y alertas sobre:

  • Informes relacionados con el perfil del incendiario
  • La respuesta penal frente al delito de incendio forestal
  • La evolución de los incendios en un contexto de cambio climático
  • Hemos alertado de la necesidad prioritaria para la gestión forestal 
  • La necesidad de cumplir con la normativa de planificación en materia de incendios
  • Aportaciones a reales decretos relacionados con la prevención
  • Incidir en el abandono rural con el agravamiento de los incendios forestales.

Seguimos trabajando para entender la nueva radiografía de los megaincendios forestales que cada vez afectan más a núcleos de población. Nuestro objetivo es proponer medidas para reducir y mitigar sus impactos. Además, mantenemos contacto constante con las BRIF (Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales) y con la comunidad experta en la ecología del fuego.

Entonces… ¿de dónde salen estos bulos?
  • Choque cultural. Creo que esta es la principal razón. Antes, muchas personas recogían leña, piñas o setas libremente. Hoy en día la regulación limita y organiza estos aprovechamientos, lo que se percibe como pérdida de derechos. 
  • La ambigüedad administrativa. La falta de comunicación por parte de las administraciones, hace que la población no conozca lo que podemos hacer o no en el monte. La ambigüedad abre la puerta a confusiones y malentendidos.
  • La simplificación mediática convierte el “No dejan limpiar el monte” en frases virales que generan polémica, desvían la atención y polarizan el debate. Incluso se fomenta una falsa división entre quienes viven en pueblos y quienes viven en la ciudad. Como si por ser ecologista y trabajar en la ciudad, desconociéramos la realidad del mundo rural. No es así: también somos de pueblos o tenemos vínculos claros con el medio rural.
  • Y finalmente, el uso político de estos mitos. En debates sobre incendios o gestión forestal, señalar a los ecologistas como responsables sirve como chivo expiatorio, para desviar las verdaderas responsabilidades de las administraciones. Un error muy grave.
Necesitamos un país forestal con cultura de bosques

Lo que está claro es que hay mucha confusión entre las obligaciones ciudadanas y las competencias de las administraciones. Esto será fundamental para enfocar nuestras demandas, que como vemos, no son pocas.

En lugar de dejar espacio a bulos o mensajes que desinforman, es imprescindible que las administraciones:

  • Asuman la responsabilidad de divulgar y fomentar la cultura forestal entre toda la población, 
  • Proporcionen información clara y transparente sobre qué usos y aprovechamientos están permitidos en los distintos espacios forestales. Solo así se evitará la confusión que genera la falsa idea de que “no se puede coger una rama, una piña o una florecilla”
  • En lugar de invertir energía en difundir bulos o información confusa que nos aleja de la realidad de los montes, las autoridades competentes deben liderar campañas educativas, guías de buenas prácticas y programas de sensibilización que acerquen la gestión forestal a la ciudadanía. Solo así podremos fortalecer la conexión entre la sociedad y los bosques, y reducir el riesgo de incendios.

Esto no es una petición aislada: así lo recoge la Estrategia Forestal Española Horizonte 2050 en uno de sus ejes sobre divulgación y comunicación forestal como en los artículos 57 y 59 de la Ley de Montes.

Una llamada urgente

Nuestros bosques arden. Siguen siendo una asignatura pendiente.
No caigamos en bulos: exijamos a las administraciones que hagan su trabajo y fomentemos una verdadera cultura forestal compartida.

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