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| Ex presidentes junto al rey Juan Carlos de Borbón | 
Podemos puso en
 circulación el vocablo "casta" para definir al grupo social e 
institucional que aparece cada día como protagonista exclusivo de la 
corrupción generalizada. Sin embargo, la casta en puridad no es otra 
cosa que el colectivo social beneficiario de los privilegios otorgados 
por la Ley y el derecho consuetudinario. 
Así y hasta la Revolución Francesa pertenecían a la casta la nobleza y, 
el clero. En culturas antiguas, lo eran la casta sacerdotal, la de los 
guerreros o la de los brahmanes en la India. Sin olvidar por su 
excepcional carencia de derechos, a la casta de los parias. Lo que 
realmente existe en España es una situación de privilegio, permisividad y
 permanente vacatio legis. El primer escalón de los beneficiarios es el 
innumerable colectivo de parásitos que, a imagen y semejanza de la 
España de la Restauración, viven de las dádivas del poder político.
Son los asesores, cargos y funcionarios de libre designación que 
confunden el funcionamiento en las empresas y organismos públicos. Son 
la mayor expresión del clientelismo nepotista y correligionario. Los 
últimos escándalos protagonizados por el Banco de España, el ministro de
 Justicia, el presidente de Murcia y la actuación de determinados 
fiscales obligan a una reflexión sobre la entidad y carácter de estos 
hechos. Nuestro país es presa de un colectivo de depredadores que ha 
elevado el latrocinio y la conculcación de la Ley a la categoría de 
práctica habitual y amparada por integrantes de los tres Poderes del 
Estado.
Objetivamente no constituyen una casta, ya que sus acciones dolosas no 
se asientan en una legalidad. Pero sí son vividas por los autores y sus 
círculos políticos. Ideológicos, mediáticos y hasta electorales como una
 irresoluble cuestión de la condición humana cuando no como una práctica
 que todo el mundo haría si pudiera porque no tiene nada de excepcional.
 La sentencia de Nóos nos da una brillante exhibición de castas 
cobijados bajo el paraguas protector del status...
Julio Anguita
 
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