http://www.vidasostenible.org/informes/el-panga-y-los-huevos-de-clase-3/
10 febrero, 2017
El panga, ese pez que se cría por millones de toneladas en Vietnam,
es el último alimento maligno. Se le acusa de estar contaminado con
diversos tóxicos, al estar criado en el polucionado ambiente del río
Mekong. También se dice que no alimenta, que no tiene ácidos omegas 3 y
otros nutrientes al parecer necesarios. El asunto saltó a raíz de una
petición de retirarlo de los menús escolares y ha terminado con el cese
de su venta por parte de la cadena Carrefour. El panga era muy popular
porque era barato, accesible y se vendía completamente limpio. “Era”
porque ahora mismo es un alimento malsano, un peligro a evitar. Se acabó
el panga, a otra cosa.
La lista de alimentos malsanos es larga: dulces y galletas con aceite
de palma, las salchichas, las grasas “trans”, las patatas fritas y los
snacks, las tostadas demasiado tostadas, el azúcar en general, la sal,
las salsas para ensalada, la leche, los huevos y otros alimentos con
mucho colesterol, los zumos de frutas, los ahumados, los hidratos de
carbono “simples”, etc., etc. Algunos son ampliamente reconocidos como
malignos, otros solo para algún sector más concreto (por ejemplo, la
carne en general es considerada como muy dañina por parte de los
veganos). El resultado final es que la compra de alimentos es un
verdadero campo de minas, una actividad de elevado riesgo.
En realidad sí hay alimentos oficialmente peligrosos: la AECOSAN
(Agencia Española de Consumo y Seguridad Alimentaria) recomienda
consumir con parquedad pez espada y otros pescados azules (por estar
atiborrados de mercurio) y algunas verduras como las espinacas y acelgas (por exceso de nitratos). La EFSA (la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria) reconoce el carácter peligroso del aceite de palma refinado
y de algunos otros alimentos. También existen recomendaciones oficiales
para reducir el consumo de azúcar, sal y grasas saturadas. Aparte de
estas guías oficiales, la elección de alimentos depende de nuestras
costumbres y la información más o menos manipulada que nos llueve
continuamente.
¿Qué podemos hacer, si no somos expertos en nutrición ni en medio
ambiente? Pues aplicar toneladas de sentido común al asunto. Es el caso
de los huevos de clase 3. La mala fama del panga ha sido reconocida
recientemente, seguramente de manera algo exagerada, pero los huevos de
clase 3, es decir producidos por gallinas hacinadas en jaulas, se siguen
vendiendo estupendamente, principalmente porque son mucho más baratos
que los clase 0, producidos por animales criados al aire libre y
alimentados con pienso ecológico, el no va más. Lo de los huevos es un
hecho objetivo: o son clase 0 o clase 3. Si nos lo podemos permitir,
podemos elegir la clase 0 y así mejorar nuestro planeta y la vida de las
gallinas, que también merecen un respeto.
Por desgracia no hay tantas guías tan seguras como la clasificación
de los huevos. Pero sí hay algunas pautas generales, difundidas por Michael Pollan y
su escuela, que se resumen en la frase “coma comida”. Es decir, se
trata de comprar comida, no cajas de cartón de colores, ni alimentos con
listas kilométricas de ingredientes con sus correspondientes aditivos
de nombres impronunciables. En general, evitar lo que nuestra abuela no
reconocería como comida. La elección es nuestra: nuestro bolsillo,
nuestras preferencias, nuestras posibilidades y la información
disponible nos permitirán elegir el mejor alimento, al mejor precio, el
más saludable y el mejor para el medio ambiente.
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http://blogs.publico.es/ciudadano-autosuficiente/2016/08/30/el-dilema-del-huevo-cual-comprar/
Vas a comprar huevos y te fijas en los precios, en las leyendas que
llevan del tipo “con omega 3”, “procedentes de gallinas felices”, “de
granja”, “de corral, “ecológicos, etc.
El precio es una referencia de lo bien o mal tratadas que fueron las
gallinas, no así de sus propiedades nutricionales, al parecer todos
tienen las mismas. Sin embargo, para la salud del consumidor es
preferible no ingerir huevos de gallinas que han ingerido piensos
transgénicos y hormonas de crecimiento.
Más allá de las información y leyendas de las cajas o paquetes de
huevos, fíjate en la serie de letras y números que cada huevo en la UE
tiene impreso. Identifican el tipo de crianza y alimentación de la
gallina, la procedencia de país y la localización exacta de la granja.
A efectos de calidad alimentaria lo que más nos interesa es el primer
número de la serie, van del 0 al 3 que indican de mejor a peor calidad.
El “0” por delante señala que las gallinas fueron criadas en el suelo,
en corrales al aire libre y que han sido alimentadas en con granos y/o
pienso ecológico y sin hormonas ni transgénicos. El “1” significa que
provienen de gallinas camperas que han sido criadas en corrales al aire
libre y que han sido alimentadas con pienso y/o granos. El número “2”
llevan aquellos huevos procedentes de gallinas criadas en el suelo en
grandes naves. Y el “3” significa que ese huevo proviene de gallinas
criadas en jaulas, probablemente no conocen el suelo, han estado
hacinadas y que tuvieron dudosa alimentación.
Entre estos tipos de huevos efectivamente es difícil distinguir a
simple vista y a efectos prácticos la diferencia a la hora de preparar
una tortilla, pero del sabor ni hablar, el que lleva el número 3 es
evidentemente un huevo que no sabe a huevo.
No dudes en comprar huevos del “0” o del “1”, al fin y al cabo media
docena de huevos cuesta menos que cualquier medio kilo de carne, pescado
o marisco, ¿por qué no gastar un poquito más en proteínas de alta
calidad?
Evita el huevo con el número 3, ¿qué necesidad hay de ingerir un
delicioso alimento repleto de hormonas y transgénicos procedentes de
animales maltratados?
Cecilia Barrera G. Fundación Vida Sostenible
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OTRA COSA: Esteban Fernández- Hinojosa. Médico: La prosa del mundo
Fundación Vida Sostenible Dilema del huevo con el número 3.