Carmelo Enebro"Todos los Rostros" Tulio Riomesta 18 November, 2019
Uno de esos lugares fue en el término de Iruzkun, junto a Ollacarizqueta,
a 12 kilómetros de Pamplona, en el Valle de Juslapeña, donde acabaron
más de medio centenar de Republicanos “sacados” de la cárcel provincial
de Pamplona durante noviembre de 1936. Los crímenes fueron presenciados
por una pastora de 9 años llamada Plácida Ibero, que indicó en 1979 a los
familiares el lugar exacto de las fosas, que los habían traído de Pamplona,
personas no eran de la zona, que al grupo les asistía un cura. Tras la muerte
del dictador, en 1979, familiares del pueblo de Sartaguda, en secreto,
con sus propias manos, determinación y miedo, sacaron los restos de
17 personas asesinados el 17 de noviembre de 1936.
Estas primeras exhumaciones terminaron bruscamente tras el golpe de Tejero
en 1981. Pero comprobaron que en el paraje había más fosas y marcaron el
lugar, lo que ha facilitado las exhumaciones actuales. Fernando Mikelarena
dió a conocer un estudio etnográfico de María Amor Beguiristain en 2007
‘La vida en la cuenca de Pamplona durante el siglo XX’. Allí se recoge el
testimonio de Félix Echalecu, natural de Ollakarizketa”, quien en 1936 fue
obligado a cavar las fosas: “tenía orden del gobernador militar de que
hiciéramos una fosa en Iruzkun, de unos 100 metros de larga por 0,60 de
ancha y un metro de profundidad. Terminamos, vienen los requetés de
Pamplona, lo dieron por bueno y dicen: mañana vamos a traer a los primeros.
Al día siguiente aparecieron 2 coches primero, con bandera nazional, y una
camioneta con toldo. Mi padre y mis hermanas se apartaron, yo me quedé,
y vi los fusilamientos. Trajeron 17 esposados de 2 en 2, los metieron como
a corderos en la primera borda, un pistolero le pegaba un tiro en el corazón
y caía; en la parte derecha el segundo pistolero le pegaba un tiro de gracia.
Los echaban a la fosa medio tiesos, de pies, para que cogerían más…
No lo olvidaré mientras viva” (...)
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