ELDIARIO.ES Candela Canales 18 de junio de 2021
Sebastián Blasco, vecino de Andorra y defensor de la República, murió poco después de terminar la Guerra Civil. Oficialmente se hizo constar como un suicidio, aunque la familia nunca lo creyó. Cuando empezó el conflicto, Sebastián tenía 51 años y su familia se posicionó al completo en el lado republicano. "Desde que había acabado la guerra los fascistas del pueblo se habían envalentonado aún mas y se pasaban el día amenazando a todos los que no comulgaban con sus ideas. Y ellos eran, claramente, de los que no lo hacían. No hacía ni dos días que Sebastián había gritado un 'Viva la República' con el puño alzado en las escaleras del Ayuntamiento", relata Borraz en el libro 'El último cuento. De abuelos y cunetas'.
Fue asesinado por un grupo de falangistas, guardias civiles y afectos al nuevo régimen, y enterrado junto a la tapia del cementerio de la localidad. El parte oficial de la época determinó que Sebastián se suicidó clavándose su navaja en el cuello, para evitar su captura por haber tomado parte "durante la dominación roja en robos y otros hechos".
La muerte de Sebastián dejo una viuda, Manuela, y tres hijas huérfanas de padre. Pilar, la mayor, tenia trece años; Luisa, la mediana, ocho; y Fabiola, la más pequeña y madre de May Borraz, aún no había cumplido los dos años (...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario