domingo, 5 de febrero de 2023

Perú. Furia y dolor por el peor episodio de violencia política en décadas: "Fue una masacre"

 

Dan Collyns

Lima (Perú) —

La violencia letal desatada por la policía contra los simpatizantes del expresidente Pedro Castillo ha exacerbado la ira y generado nuevas protestas y bloqueos

“Que no haya más muertes, que sea la última”, dice entre sollozos durante una entrevista telefónica con el periódico The Guardian. “No queremos que su muerte haya sido en vano”, dice desde la sala de espera en la mañana del jueves, mientras los forenses le hacen la autopsia al cadáver de su hermano. 

A Remo Candia, de 50 años, lo habían trasladado la noche anterior al hospital Antonio Lorena de Cuzco con una herida de bala en el abdomen. Los médicos no pudieron salvarlo. “Estaba ejerciendo su derecho a protestar y dispararon a quemarropa contra él”, dice Lisbeth. 

Su hermano era un popular líder de Urinsaya Ccollana, la comunidad campesina de habla quechua donde vive la familia en la provincia de Anta. El almuerzo del domingo fue la última ocasión en que Lisbeth lo vio con vida.

Padre de tres hijos (el más pequeño solo tiene cinco años), Remo había llevado al grupo de campesinos de su pueblo a las protestas de la capital regional de Cuzco para exigir la dimisión de la presidenta Dina Boluarte por los 41 civiles que en poco más de un mes han muerto durante los violentos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.

17 muertos en un día

La espiral de violencia comenzó a principios de diciembre, cuando obligaron al expresidente Pedro Castillo a abandonar su cargo y lo detuvieron por rebelión tras intentar disolver el Congreso y gobernar por decreto con el objetivo de evitar un tercer juicio político.

La vicepresidenta Boluarte heredó el cargo pero no le llevó mucho tiempo perder popularidad debido a la violencia letal desatada por la policía contra los partidarios de Castillo, lo que a su vez exacerbó la ira y provocó nuevas protestas y bloqueos.

En Juliaca, cerca de la frontera con Bolivia, se han vivido momentos de rabia y dolor visceral, con la ciudad sacudida por el letal estallido de violencia tras más de un mes de protestas contra el gobierno. Bajo toque de queda, la ciudad estaba sumida en la tristeza este miércoles, con miles de personas siguiendo los féretros de al menos 17 manifestantes y transeúntes muertos por heridas de bala.

Entre los fallecidos había una joven de 17 años que trabajaba como voluntaria en un refugio de animales y un estudiante de medicina de 31 años que trataba de ayudar a un manifestante herido. También se encontraron los restos de un agente de policía en un coche patrulla que había sido calcinado. Según su compañero, que tenía heridas en la cabeza, los atacó una turba.

El origen del conflicto

Candia resultó herido de muerte cuando los manifestantes trataban de asaltar el aeropuerto de Cuzco, la puerta de entrada al Machu Picchu, la principal atracción turística del país. Los manifestantes exigen la dimisión de Boluarte, pero los analistas creen que el verdadero origen de la ira es el cisma de décadas entre la élite política de Lima y las comunidades marginadas de indígenas y campesinos en la Amazonia y los Andes.

Muchos peruanos de las zonas rurales pensaron que habían encontrado a un líder que los representara en Castillo, un exmaestro de escuela sin experiencia política anterior. Aunque fue acusado de corrupción, de rodearse de amigotes, y de no saber gobernar, muchos se pusieron de su lado cuando se enfrentó a unos medios de comunicación hostiles y a un muy impopular Congreso de mayoría opositora.

En la pobre y mayoritariamente indígena región de Puno, cerca del 90% de la población votó por Castillo en 2021 por su promesa de ayudar a los pobres. El gobernador Richard Hancco dice que el diálogo con el Gobierno de Boluarte estaba descartado. “Para nosotros, este es un gobierno asesino, no le da ningún valor a la vida”, dice Hancco. “Es totalmente inaceptable que un gobierno provoque más de 40 muertos y no haya habido ni una sola dimisión” (...)



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