lunes, 16 de mayo de 2016

#Cincoañosdel15M Una gramática política

German Cano: Mi reflexión sobre el quinto cumpleaños.
http://ctxt.es/es/20160511/Firmas/6034/15M-cinco-a%C3%B1os-despu%C3%A9s-quinto-aniversario-Podemos-IU-mareas-Espa%C3%B1a-Tribunas-y-Debates-Cincoa%C3%B1osdel15M.htm
 
<p>Una pancarta del 15M en Córdoba</p>
Una pancarta del 15M en Córdoba
Flickr. Toni Castillo Quero
15 de Mayo de 2016 
¿Dormíamos, despertamos?" El problema de la leyenda de la placa colocada en la acampada del 15M en la Puerta del Sol y que hoy, con motivo del quinto aniversario del movimiento, ha vuelto a recobrar actualidad es que plantea, quizá, una secuencia histórica demasiado abrupta que deja de lado algunos matices interesantes. ¿Realmente estábamos tan dormidos? ¿Acaso despertamos luego a la "realidad" tanto como expresa la frase?
Cinco años después, las señales del seísmo apuntan a un corrimiento de tierras que ha trastocado nuestro tablero político, transformando ese paisaje hasta entonces imperceptible por su naturalidad que era el consenso de la cultura de la Transición y dejando emerger esos brotes de buen sentido crítico de los dominados que son siempre indispensables para cualquier cambio de calado.
Debemos tener muy en cuenta que el 15M no solo aconteció en las plazas. Generó también un extraño entusiasmo muy generalizado salvo, como de costumbre, entre los intelectuales y los partidos tradicionales, que, en lugar de ser receptivos y permeables, buscaron recortar lo inesperado que sobresalía de sus mochilas teóricas. Llama poderosamente la atención cómo miembros de esas formaciones hoy han terminado usando incluso formas y gestos del movimiento. En eso, como entre otras cosas, el 15M ha llegado para quedarse.
Asimismo, por mucho que los medios de comunicación buscaran encuadrar lo ocurrido bajo la fórmula atomizada de los “indignados”, no podemos reducir lo ocurrido ni a una agregación mecánica de quejas ni a un movimiento puro de impugnación de lo existente cuyas fuerzas se habían acumulado desde tiempo antes. Tampoco fue una simple descarga narcisista de toda esa tensión acumulada a la que nos ha sometido el entrenamiento neoliberal de nuestros cuerpos mediante sus imperativos emprendedores, sino un raro experimento colectivo plural, también más ambivalente de lo que suele decirse (¿no es la propuesta de “regeneración” de Ciudadanos también un fenómeno pos15M?). La indignación se declinaba de muchas formas. Recuerdo perfectamente cómo una de las primeras noches en Sol, cuando estábamos discutiendo un posible manifiesto, una chica se oponía abiertamente a que calificáramos lo que estaba ocurriendo como un hecho político. “No es política, es algo social”, insistía.
Sin embargo, creo que el 15M fue algo así como la gramática balbuciente en la que los dolores de un país seriamente golpeado por la crisis alcanzaron expresión política y colectiva. En ese sentido, más allá de desencantos y cinismos históricos, se desbloqueó el horizonte de lo posible. Ahora bien, aunque entendamos que el 15M es también el fin de ese plácido sueño colectivo de modernización y futuro que había seducido a varias generaciones de la España posfranquista, ¿podemos considerarlo justamente como un “despertar” de masas? ¿No corremos el riesgo con esta interpretación rupturista de subestimar el peso de nuestra historia reciente, de sus resistencias, de los anhelos luego traicionados de la Transición? Sea lo que fuere, el 15M seguirá siendo ya la experiencia básica de varias generaciones, el campo de fuerzas sobre el que se construirá nuestro futuro.
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Germán Cano es profesor de Filosofía en la UAH y miembro del Consejo Ciudadano Estatal de Podemos.
 

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