Fernando Broncano R 11/2/21
Richard Sennett escribe lo que cito más abajo sobre el Media Lab del MIT junto al que él trabajaba. Es una cita de Construir y habitar. Ética para la ciudad. Lo cito porque el Media Lab de Madrid ha sido por muchos años una institución similar, inspiradora, genial. Estos días el Ayuntamiento ha despedido a Marcos su director, no solo de su puesto sino de la institución misma, algo que ni Ana Botella se atrevió a hacer. Está claro que planifica eliminarlo, descafeinarlo o convertirlo en un aparato de propaganda de Vox. Os dejo con Sennett:
"Este es el problema ético de las ciudades de nuestros días. ¿Debe el urbanismo representar a la sociedad tal como es o tratar de cambiarla? Si Kant tiene razón, ville y cité nunca se soldarán sin fisura. Por tanto, ¿qué hacer? Creí haber encontrado una respuesta este interrogante cuando enseñaba planificación en el MIT, hace veinte años.
El Media Lab estaba cerca de mi despacho y era para mi generación un brillante foco de innovación en nueva tecnología digital, pues convertía sus ideas innovadoras en resultados prácticos. Fundado por Nicholas Negroponte en 1985, estos proyectos iban desde un baratísimo ordenador para niños pobres hasta prótesis médicas, como la rodilla robótica, y «centros digitales urbanos» para que la gente que vivía en zonas alejadas pudiera conectarse con las actividades del centro de la ciudad. La atención especial a los objetos construidos convirtió al Media Lab en el paraíso del artesano; esta espléndida operación implicó muchos y feroces debates, la inmersión en verdaderas madrigueras tecnológicas y un enorme volumen de despilfarro. Sus investigadores, de aspecto descuidado y que al parecer nunca dormían, explicaban la diferencia entre un proyecto de «nivel Microsoft» y uno de «nivel MIT» de esta manera: el primero empaqueta conocimientos ya existentes, mientras que el MIT los desempaqueta. Un entretenimiento favorito para que fallaran o se malograran. Fuera justo o no, los investigadores del Media Lab, que en conjunto formaban un grupo audaz, tendían a menospreciar la ciencia normal como rutinaria y perseguían en cambio la innovación puntera.
Según sus criterios, Microsoft piensa «de manera cerrada», mientras que Media Lab piensa «de manera abierta» y esta «apertura» hace posible la innovación. del Lab consistía en engañar a los programas de Microsoft para que fallaran o se malograran. fuera justo o no, los investigadores del Media Lab, que en conjunto formaban un grupo audaz, tendían a menospreciar la ciencia normal como rutinaria y perseguían en cambio la innovación puntera. Según sus criterios, Microsoft piensa «de manera cerrada», mientras que Media Lab piensa «de manera abierta» y esta «apertura» hace posible la innovación."
Saltan las alarmas en Medialab Prado, emblema de la
innovación cultural en MadridSofía Pérez Mendoza 27 de enero de 2021
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