Maialen Ferreira 13 de mayo de 2021 eldiario.es
Incertidumbre, esperanza y lucha obrera: así es un día con los
trabajadores de Tubacex tras más de 90 en huelgaA las 05.00 de la mañana de este miércoles, lo normal en los pabellones
de las fábricas de Tubacex, en Amurrio y en Llodio habría sido que los
trabajadores del relevo de la mañana entraran a ocupar sus puestos.
Sin embargo, desde hace 91 días acuden cada mañana, tarde y noche
–según el relevo que le corresponda a cada uno- a las puertas de las
fábricas en una huelga que se supo cuándo empezó, pero que no se
sabe cuándo acabará.
¿Las razones? Los recortes que progresivamente ha ido realizando
la fábrica supuestamente a raíz de las pérdidas generadas por la
pandemia y la crisis del sector con un ERTE convertido en ERE que
se llevará por delante los puestos de trabajo de 129 y la incertidumbre
del resto de los 800 trabajadores ante la posibilidad del cierre total de
las plantas vascas.
En Amurrio, a la entrada de la fábrica los trabajadores han instalado dos
campamentos donde sobrellevan las jornadas en paro. Juegos de cartas,
un pimpón y hasta una de cocina creada por ellos les ayudan seguir en
su lucha, que cada vez es más pesada. Al inicio del conflicto, patrullas de
la Ertzaintza y antidisturbios se personaban durante los piquetes, protagonizando
entre ambos escenas violentas que acabaron con tresdetenidos. 90
días más tarde, la policía vasca ha optado por ignorarles como respuesta.
Una actitud que según los trabajadores, es propia de una “guerra psicológica”
para que se sientan solos y aislados y abandonen la lucha.
Entre los trabajadores de Tubacex hay casos de todo tipo: padres de
familia, jóvenes que tras estudiar habían encontrado su primera oportunidad
laboral o madres, que como en el caso de una de las trabajadoras, tras
quedarse viuda tiene que sacar adelante a tres hijos con un sueldo del que
ya no cuenta.
Desde el 11 de febrero que empezaron la huelga, ningún trabajador ha
entrado a las fábricas. Tampoco se ha producido ni un solo tubo. En un
principio, la empresa estipuló unos mínimos, pero los trabajadores entraban,
fichaban y volvían a salir acogiéndose a su derecho a huelga. Los únicos
que actualmente cumplen con su jornada laboral son los trabajadores de
mantenimiento, obligados a estar por si dentro de la fábrica ocurriese alguna
emergencia. Aun así, cada uno de ellos cumple con su jornada, pero al salir
deja parte del sueldo ganado en una caja instalada a la entrada de la fábrica,
para mostrar su solidaridad con sus compañeros (...)
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