INFOLIBRE.ES Jesús Maraña
George Gonzalo 12/6/21
La nueva manifestación de Colón es tan legítima como cualquier otra. Reconozco que me importa entre poco y nada quién o quiénes saldrán esta vez en la foto, si destacará más Ayuso que Casado, si Abascal arengará o no una sonora pitada a la “derechita cobarde”, si Arrimadas asomará por una esquina, si la tapará la figura de Cayetana Álvarez de Toledo o si el escenario será suficientemente grande para acoger el ego de Rosa Díez y el nacionalismo antinacionalista de Fernando Savater. Lo más preocupante de la cita de Colón es que no aporta absolutamente nada nuevo para solucionar uno de los problemas más complejos que España tiene por resolver.
Pocas horas después de ser proclamado ganador del Premio Princesa de Asturias de las Letras, Emmanuel Carrère mantuvo una interesante conversación con el corresponsal de El País en París, Marc Bassets. A menudo se explica mucho mejor la realidad a través de la literatura que del periodismo, con más motivo cuando quien habla es considerado referente fundamental de la llamada ‘no ficción’ y la ‘autoficción’. Preguntado por la causa de que sus libros tengan tanto éxito entre los lectores en español, el autor de joyas como De vidas ajenas o Limónov responde: “No lo sé. Me gustaría saberlo. Quizás haya una afinidad. Me siento cómodo tanto con los españoles como con los rusos. No son gente del todo razonable. Hay una especie de locura española como la hay rusa” (ver aquí).
Pocas horas después de ser proclamado ganador del Premio Princesa de Asturias de las Letras, Emmanuel Carrère mantuvo una interesante conversación con el corresponsal de El País en París, Marc Bassets. A menudo se explica mucho mejor la realidad a través de la literatura que del periodismo, con más motivo cuando quien habla es considerado referente fundamental de la llamada ‘no ficción’ y la ‘autoficción’. Preguntado por la causa de que sus libros tengan tanto éxito entre los lectores en español, el autor de joyas como De vidas ajenas o Limónov responde: “No lo sé. Me gustaría saberlo. Quizás haya una afinidad. Me siento cómodo tanto con los españoles como con los rusos. No son gente del todo razonable. Hay una especie de locura española como la hay rusa” (ver aquí).
Habrá de todo, claro, que nadie se ofenda. Pero es cierto: no somos gente del todo razonable, más allá del ingrediente quijotesco de esa ‘locura española’ que tanto atrae al resto del mundo. Y si alguien lo duda, bastará con que se dé una vuelta por la madrileña plaza de Colón este domingo.
¿Acaso quiero decir que lo único razonable es apoyar los indultos y todo aquel que se opone a ellos lo hace de un modo irracional? No digo eso (no soy tan sectario ni tan soberbio). Quizás se me entienda mejor si atendemos a una segunda reflexión de Emmanuel Carrère en la conversación citada. Se le pregunta por su aportación como escritor, y él dice que espera aportar “una cierta honestidad y una cierta obstinación a la hora de cavar siempre en un mismo surco”. ¿Qué surco?, pregunta Bassets. Y entonces Carrère alude a esa expresión inglesa tan usada (incluso manida), especialmente en el mundo de los negocios desde finales de los años 70: “To think out of the box”, “pensar fuera de la caja”, que no consiste en pensar diferente porque sí, con el único afán de llamar la atención o dar la nota, sino en abordar los problemas con la mente abierta a utilizar recursos y opciones hasta el momento no manejadas. Si las herramientas usadas no han servido, probemos con otras, seamos creativos (que no es lo mismo que frívolos o irresponsables) (...)
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