La semana pasada el tribunal superior de Sudáfrica llamo al ex presidente Zuma a declarar por casos de corrupción durante sus mandatos (2009-2018). Por desacatar la orden del tribunal y no presentarse a declarar, fue condenado a 15 meses de prisión.
Ya ex el presidente había declarado que los zulúes (se refiere a una facción del CNA), resistirían este fallo y, luego de su detención en KwaZulu-Natal, comenzaran bloqueos y disturbios y saqueos, y choques con la policía. Pero debido a la crisis económica, el hambre, el desempleo, la pérdida de conquistas y convenios laborales y los despidos durante la crisis económica agravada por el covid, irrumpieron las masas en ciudades como Soweto, Katlehong y zonas enteras de Johannesburgo colándose por estas brechas en las alturas. Los explotados fueran a buscar la comida allí donde está: a los mercados. Comenzaron así los saqueos y enfrentamientos con la policía del CNA-PC.
El presidente Ramaphosa ha declarado luego de días de enfrentamientos que sacaría al ejército a las calles, para restaurar el orden y evitar una lucha étnica, escondiendo el terror de que vuelva la lucha contra el régimen de la reconciliación, que con huelgas generales lo enfrentaran a él y a Zuma luego de la masacre de Marikana.
Rampaphosa y Zuma quieren esconder que eran socios en los negocios de la expoliación de Sudáfrica por parte del imperialismo. Ambos fueron parte del pacto de la reconciliación con los asesinos blancos y se transformaron en la burguesía negra esclavista y asesina de su propio pueblo. Ramaphosa, como gerente y autor intelectual de la masacre de Marikana y hoy administrador de los negocios de la AngloAmerican como ayer lo fuera Zuma, implicado en 800 casos de corrupción por negocios desde el estado con las trasnacionales. Éste último fue expulsado por los trabajadores de la COSATU en un acto del 1 de mayo y luego jaqueado con huelgas generales.
Desde Malema, político burgués (ex dirigente de la juventud del partido comunista), que llama a impulsar una campaña en su defensa como si hubiera un sector burgués progresivo hasta la Saftu que llama a través del sindicato de trabajadores del transporte (Detawu) a que intervenga la fuerza de defensa nacional para aplastar a las masas, todos tienen miedo a que vuelva la furia de los explotados sudafricanos contra el régimen del CNA-PC , y retomen las acciones revolucionarias en las calles con el método de la huelga general.
Así en este estallido de los trabajadores hambrientos tratados como esclavos por las trasnacionales, se empieza a expresar la lucha revolucionaria del pueblo de Swuazilandia, mientras las organizaciones obreras subordinan a la clase obrera a la burguesía, y al gobierno que preparara a la casta de oficiales del ejército de Pretoria para, cuando las masas retomen la lucha contra la burguesía negra y las trasnacionales, atacar y hundir en un baño de sangre a la clase obrera
¡Basta de subordinar a las organizaciones de la clase obrera a la burguesía! Hay que profundizar el proceso de ruptura de la clase obrera con el CNA, hay que barrer a la dirección de la Cosatu y unir las filas de la clase obrera.
La clase obrera y los explotados deben tomar en sus propias manos la resolución de todos sus problemas. Hay que organizar comités de desocupados, comités de fábrica y de los millones de trabajadores inmigrantes y centralizarlos junto al movimiento estudiantil combativo y a los comités de inquilinos. Hay que unir la lucha con los trabajadores de la nación Swuazi, y el resto de la región. Hay que poner en pie los comités de autodefensa de las organizaciones obreras en cada barrio y localidad para defenderse de la policía asesina y los grupos xenófobos que atacan a los inmigrantes.
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