The Objective por Borja Bauzá 30 de junio de 2021
'Empire of Pain': cómo la avaricia de una familia consiguió ...
Sobre la crisis de los opiáceos que lleva dos décadas asolando Estados Unidos se han escrito unos cuantos libros. Tierra de sueños, por ejemplo. Pain Killer, por poner otro ejemplo. O Dopesick, por citar un tercer ejemplo. Hay, en fin, literatura suficiente (y solvente) como para hacerse una idea del estado de la cuestión. ¿Por qué, entonces, un recién llegado como Empire of Pain está dando tanto de qué hablar y va camino de convertirse en un fenómeno editorial?
Fundamentalmente, por tres motivos: el autor, el momento y el enfoque. El autor es Patrick Radden Keefe. Un tipo al que se podría definir como un fuera de serie sin miedo a caer en la hipérbole. Keefe, que estudió Derecho y lleva años escribiendo sobre crimen organizado, seguridad nacional y conflictos como el que sigue sacudiendo Irlanda del Norte, ha sido premiado en varias ocasiones por sus dotes investigadoras y por poseer ese cotizadísimo talento de quien es capaz de convertir historias harto complejas en lecturas de lo más atractivas. Su trabajo suele aparecer en la revista The New Yorker, que como cualquier periodista sabe son palabras mayores, y su manía de entrar hasta la cocina en los temas que explora le ha llevado a ser citado como testigo ante el Congreso de Estados Unidos. En resumen: su firma es garantía de calidad.
El momento ha sido el más adecuado porque Keefe se ha sentado a escribir justo cuando toda una serie de demandas contra la farmacéutica Purdue Pharma han conseguido romper la caja de los documentos secretos. Hablamos de miles de documentos que los reporteros anteriores no pudieron consultar y que si bien no alteran sus conclusiones sí ofrecen multitud de pruebas –y varios detalles escabrosos– que las apuntalan todavía más.
En cuanto al enfoque, Empire of Pain rompe con la tradición de centrarse en las víctimas del drama social generado por Purdue Pharma (500.000 muertos por sobredosis desde 1999 y millones de adictos) y propone un viraje de 180º al poner el foco en los dueños de la farmacéutica: una siniestra familia de multimillonarios conocida como «los Sackler». Los máximos (aunque no los únicos) responsables de haber convertido la periferia de algunas ciudades norteamericanas en zombielandia (...)
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