21/5/22
Adriana BaPENSAMIENTO CRITICO LATINOAMERICANO JOSE MARTI
MARTA NEBOT
Me ha vuelto a pasar. Otra amiga me ha confesado que le ha salido un hijo "facha" y ya van tres en mis alrededores en los últimos años. ¿Seré yo?, me pregunto, recordando el chiste malo de la última cena, cuando Cristo comunicó a sus discípulos que uno de ellos le traicionaría. A la pregunta obvia el Maestro contestaba uno por uno: Tú no, hijo mío. Cuando llegó el turno de Judas, el traidor, le contestó: ¡Seré yo! ¡Seré yo!, remedándole con burla.
Más allá de Judas y de mis contradicciones y de las de los que me rodean, no creo que sea solo cosa de mi entorno más o menos acomodado y los números lo confirman.
En España ya hay más jóvenes comprando discurso de derechas que de izquierdas. Las cifras sobre los que "no creen" en la violencia de género, por ejemplo, son reveladoras. En cinco años se ha duplicado el número de jóvenes de 15–29 años que la califican de "invento ideológico" (uno de cada cinco varones, una de cada diez mujeres). Aquí los jóvenes siguen votando más a izquierda que a derecha, pero los que lo hacen a la diestra votan más a Vox que a otra cosa. En la repetición electoral de noviembre de 2019 Vox ganó casi un millón de votos. Las franjas de edad en las que su voto creció más, de abril a noviembre, en poco más de seis meses, fueron las de 18-24 años y las de 25-34.
Los que estudian estas cosas dicen que es Vox el partido que más habla en sus canales, en su idioma. Es el que más seguidores tiene en redes sociales como Instagram, Tik-tok, Twich y seguro que alguna más que ni conozco.
Sin embargo, más allá de los errores de comunicación del resto de partidos y de la precariedad de la situación de nuestros jóvenes, con un paro juvenil del 30% y unos precios del alquiler prohibitivos para sus salarios, quiero reflexionar sobre algo menos tangible y quizá más preocupante: estoy viendo volverse de derechas a jóvenes que no sufren por estos números y, además, veo gente de izquierdas teniendo hijos de derechas y no veo lo contrario.
Desde que me asaltó esa constatación, observo más unida a la derecha que a la izquierda, más juntos, con la frente más alta, les veo hasta más rubios. ¿Seré yo?, vuelvo a preguntarme. En este Madrid de Ayuso están a la salida y a la entrada de las misas, en las terrazas, en las calles, en los eventos, todos tan chulapos (...)
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