El periodista freelance Mikel Ayestaran reprocha a los Gobiernos de
 Occidente -"responsables directos de los conflictos armados como el de 
Siria"- que reciban con muros y vallas a los refugiados huídos de 
guerras alimentadas por la propia OTAN y EEUU
"Es absolutamente injustificable que los niños tengan que pagar el precio de las guerras y que nadie haga nada"
27/08/2015 http://www.eldiario.es/norte/euskadi/cobertura-Gaza-lagrimas-refugiados-Macedonia_0_424507738.html "Es absolutamente injustificable que los niños tengan que pagar el precio de las guerras y que nadie haga nada"
"Los que han sobrevivido al conflicto palestino-israelí son bombas de odio" Natalia  González de Uriarte
  
  
  
  
  
El corresponsal freelance Mikel Ayestaran ha 
cubierto conflictos en una larga lista de países como Líbano, Siria, 
Afganistán, Irak, Pakistán, Irán -su gran pasión-, Túnez, Libia, Egipto,
 Yemen o la India. Cuenta en su blog  un espacio abierto para dar salida
 al gran caudal de material informativo que atesora- que hace una década
 aparcó su trabajo en una redacción para dedicarse a la cobertura de 
temas internacionales. Se estrenó con la invasión israelí de Líbano en 
2006 y desde entonces no ha parado. "Me subí a una rueda de la que 
espero no bajarme en mucho tiempo", revela pese al sufrimiento personal 
que en ocasiones le genera el ejercicio de la profesión.
De Macedonia, su último destino, ha vuelto llorando. Confiesa sin pudor en su conversación con  eldiarionorte.es que
 entre toma y toma de la grabación secaba sus lágrimas. Solo las 
desgarradoras escenas que contempló en la última ofensiva de Israel en 
Gaza, le causaron tanto dolor como el que ha sentido al ver a los 
refugiados llegar a Macedonia con lo puesto, arrastrando a sus familias 
huyendo del horror y topándose con un alambre de espinas al entrar a 
Europa. Reclama una respuesta global y no meros parches para gestionar 
la masiva llegada de refugiados a Europa y reprocha a EEUU y la OTAN el 
lamentable recibimiento que ofrecen a las personas que huyen de una 
guerra alimentada en parte desde Occidente.
 ¿Cómo es la transición de esos destinos en que se viven enfrentamientos armados a su hogar?
Lo llevo haciendo ya casi diez años. Hago coberturas de una semana, 
diez días o un mes como mucho y luego regreso a la 'base de 
operaciones'. Al final aprendes a vivir así y el contemplar esos hechos 
te ayuda a relativizar y ver la vida desde otra perspectiva. Te hace 
valorar la suerte que tenemos.
 ¿Es necesario volver con frecuencia a casa, no alargar las coberturas en esos destinos durante muchos días seguidos?
Sí, porque si estás mucho tiempo de cobertura fuera tienes el riesgo de
 distanciarte de tus lectores, de tus oyentes y no empatizar con ellos. 
Lo que tenemos que hacer es intentar trasladar esas realidades tan 
lejanas en pequeñas dosis para que al menos los espectadores tengan 
conciencia de lo que pasa. Hacer el esfuerzo de ir y venir te ayuda como
 periodista a no perderte y tener presente siempre a quién te estas 
dirigiendo, a saber cuál es tu público. 
 Las imágenes de Macedonia con trenes atestados de personas cuyos 
rostros no reflejan más que desesperación han causado un fuerte impacto 
en la ciudadanía y una marea de muestras de indignación y vergüenza a 
través de las redes sociales. No imagino como será encontrarse cara a 
cara con esas escenas.
Desde la cobertura de
 Gaza el pasado año no se me han saltado tanto las lágrimas como al 
contemplar lo que he visto en Macedonia. Te toca, te toca, sin duda. 
Estamos acostumbrados a otras escenas de inmigrantes viniendo en 
pateras. Yo no tengo mucha conexión con África- profesionalmente 
hablando- pero sientes mucha pena, son imágenes también muy fuertes. 
Pero lo que está ocurriendo en los Balcanes ahora mismo tiene otro 
componente añadido para mi. La mayoría de ellos son sirios. Yo he 
trabajado en su país desde el año 2006. Son gente con la que he 
convivido, conozco sus costumbres, su forma de vida y me siento muy 
próximo a ellos. Esto hace que  tenga más empatía hacia ellos.
 ¿Europa se enfrenta a la crisis más grave de refugiados desde la II Guerra Mundial?
Los datos apuntan a eso. Para Alemania en estos momentos es más grave 
que la crisis de Bosnia. Estamos hablando de más de 800.000 peticiones 
de asilo solamente en ese país. Es una barbaridad.
 Se trata de una gestión muy complicada. Mientras  se habla de distribuir los inmigrantes por cuotas
 en los diferentes países de Europa y otras medidas, las ONG insisten en
 la necesidad de aplicar medidas globales porque el resto son parches. 
Claro. El problema es tratar la raíz y nos estamos yendo por las ramas.
 Por ejemplo, tenemos un conflicto de la magnitud del sirio y no se ve 
ningún esfuerzo e intención sincera por parte de la comunidad 
internacional para ponerle fin. En cinco años nadie ha sido capaz de 
anteponer los intereses de la población siria a los intereses de las 
propias agendas políticas. Y la consecuencia es esa huida masiva. En 
Siria no ocurre lo mismo que en Irak, que al menos los sunitas se pueden
 ir con los sunitas, los chiítas, con chiítas, los cristinaos con 
cristianos. Allí no, en Siria no. Está 'on fire' todo el país. La gente 
escapa del propio régimen, escapa de los grupos armados de la oposición,
 escapa del grupo yihadista del estado islámico...Hay que ir a la raíz 
del problema.
 
    
Mikel Ayestaran en el exterior del Palacio de Congresos Europa de Vitoria-Gasteiz. 
 Pero muchos de esos conflictos 
armados que asolan esos países están alentados o al menos alimentados 
con la venta de armamento por EEUU, la OTAN, Arabia Saudí y sus aliados.
 España, sin ir más lejos, ha vendido a Arabia Saudí entre 2003 y 2014 
armas por valor de 725 millones de euros y luego aquí nos echamos las 
manos a la cabeza al contemplar desde la lejanía los conflictos 
instalados en esos países. ¿Es Occidente en gran parte  responsable de 
lo que ocurre más allá del Mediterráneo? 
Por su puesto. Son responsables directos de lo que allí ocurre y 
responden con medidas como levantar muros o vallas para complicar la 
llegada de gente, que muchos de ellos ya tiene el estatuto del refugiado
 porque han estado viviendo en Jordania o los campos de Turquía. Es 
lamentable. Lo que deberían hacer los Gobiernos del llamado primer mundo
 es facilitar los cauces para que esa gente llegue de forma civilizada y
 no tener que venir como animales, jugándose la vida.
 De hecho los refugiados se han quejado del trato dado por la Policía 
serbia y hasta aquí han llegado las imágenes de la brutalidad empleada 
por los agentes. ¿Usted ha sido testigo. No son escenas puntuales, es 
algo generalizado?
La Policía y el Ejército 
es Policía y Ejército en todo el mundo. Ellos cumplen órdenes. Imagina 
que a un pueblo pequeño de aquí en el que dispones de una comisaría con 
cuatro agentes y un enviado de ACNUR entraran al día 2.000 personas. Es 
humanamente imposible gestionar la llegada de esa marea de personas con 
esas escasas capacidades de maniobra que tiene países como Macedonia. No
 pueden, están desbordados. Ahora mismo los refugiados son víctimas de 
esa falta de personal. Pero el alcance de lo que ocurre ha provocado que
 la atención internacional se fije ahí. Así que afortunadamente van a 
llegar más recursos y medios para que esa Ruta de los Balcanes sea 
mejor.  Pasó en Grecia con las  isla de Kos.
 Al principio no la poníamos ni en el mapa, y desde que empezaron a 
llegar barcas y barcas y más barcas se ha hecho un despliegue por parte 
de diferentes organismos internacionales y Naciones Unidas. Al final se 
trata también de mostrarles a ellos y al mundo dónde están estos 
problemas para que acudan a socorrer a la gente.
 En casos como estos se demuestra que la labor del periodismo es importante
Es la primera vez en diez años que me he sentido verdaderamente útil. 
Ha servido para algo mi trabajo. He tratado de trasladar,sobre todo a 
través de las redes sociales, alimentado varias veces al día el 
time-line de Twiter,  lo que estaba presenciando en Macedonia. Cuando yo
 llegué allí, el día 20 de agosto, no había nadie, estaba solo. La gente
 reclamaba  cámaras, que se encendieran los focos y se enseñará lo que 
allí está pasando. Algunos sentían vergüenza de que se les viera en esa 
situación límite, otros lo pedían con la esperanza de que si se 
difundían esas escenas, llegaría la ayuda. Durante la semana pasada sí 
han ido acercando muchos medios que, afortunadamente, continúan allí 
ahora.
 Quizás sea esa la máxima 
satisfacción de un periodista, que el civil víctima de un conflicto 
agradezca tu trabajo y tu presencia en la zona, ¿no?
Sinceramente, yo estoy harto de estar en sitios como Gaza contando 
historias como otros mil compañeros mientras la gente te pregunta, ¿esto
 va a servir para algo?. Y les tienes que contestar que no. Que para 
nada. Intentar sensibilizar o mostrar lo que pasa en Gaza no ha tenido 
la más mínima consecuencia a nivel práctico. El bloqueo por parte de 
Israel se mantiene, las condiciones de vida siguen siendo una auténtica 
mierda. Te sientes bastante frustrado. Pero en el caso de la crisis 
migratoria de los Balcanes si he sentido esa satisfacción personal de 
ver que mi trabajo ha servido de altavoz. También he constatado como en 
esta cobertura se han roto muchas barreras entre los medios de 
comunicación, se ha dejado a un lado la competitividad entre diferentes 
profesionales y medios para priorizar la difusión, que es de lo que se 
trata, para conseguir que alguien ayude a esta gente y no que tal o cual
 periódico venda más ejemplares.
En cinco años ningún agente de la comunidad internacional ha sido capaz de anteponer los intereses de la población siria a los intereses de las propias agendas políticas
 Las peticiones de asilo están 
desbordado Alemania. La gente que huye ¿qué grado de conocimiento tiene 
de la situación de cada estado miembro de Europa? ¿cómo eligen su 
destino?
Yo me quedaba alucinado porque 
todos los que me cruzaba no se cansaban de repetir Alemania, Alemania, 
vamos a Alemania. No se oía España o Italia. Las referencias que manejan
 son las de gente de sus pueblos, de sus ciudades, que ya están viviendo
 en el norte de Europa y les cuentan cómo les va allí. En cualquier caso
 el choque cultural es brutal. Se percibe según llegan. Recuerdo como en
 Serbia, delante del primer campo de acogida, había una serie de pubs y 
discotecas. Veías a los chavales serbios mirándoles a los refugiados, 
que no han visto un bar en su vida y menos unas discoteca, procedentes 
de zonas muy rurales y a simple vista el choque cultural era evidente. 
Alemania va a ter un trabajo por delante muy grande. Pero con los trucos
 lo hizo muy bien y con los sirios tendrán suerte porque es un pueblo 
muy trabajador y educado. A corto plazo va a ser un gran problema pero a
 medio plazo no va a ser tan traumático. Además está gente volverá a su 
país. Tienen unas raíces tan fuertes que en cuanto puedan volver a Siria
 no lo dudarán.
 Usted confía en 
que la acogida de refugiados no será tan traumática a largo plazo pero 
los ataques de grupos neonazis hacia estas personas no cesan
Eso es inevitable e irá a más. Cuanto más musulmán y más árabe llegue, 
más ataques habrá. Este fenómeno migratorio va a ser directamente 
proporcional al crecimiento de los grupos más xenófobos. Lo vamos a ver 
en elecciones, se les empezará a echar la culpa de todo. Lo hemos visto 
es España también.
 Otra 
consecuencia del sistema es el surgimiento y crecimiento de esas redes 
de tráfico de personas que ponen en riesgo la vida de los emigrantes en 
demasiadas ocasiones. ¿Combatirlas es misión imposible?
Las mafias están ya dentro del propio sistema. En el momento en el que 
se levanta un muro, surge la mafia. Son imprescindibles para que esta 
gente cruce ahora mismo, por ejemplo, de Turquía a Grecia. Pagan entre 
1.000 y 2.000 dólares por persona para hacer este trayecto y después el 
siguiente encuentro que tienen con estas mafias es en la frontera entre 
Serbia y Hungría. Desde allí los van distribuyendo y pasando de 
diferentes formas. Es inevitable. Mientras no se regule la llegada de 
esta gente como refugiados que son, ellos van a recurrir a todos los 
medios a su alcance, legales o ilegales para alcanzar su objetivo: 
escapar. Y las mafias no vas a desaprovechar la oportunidad.
 En la conferencia sobre Gaza que dedica dentro de las jornadas 
Periodismo a pie de calle va a insistir en la precaria situación que 
viven los habitantes de la franja tras cumplirse un año desde la última 
ofensiva israelí. Usted afirma que ya no hay bombas pero la guerra sigue
 presente de alguna manera con el bloqueo por parte de Israel. Con esos 
porcentajes de paro que ronda el 40% y un 60%de la población viviendo 
bajo el umbral de la pobreza, ¿vislumbra alguna salida a ese conflicto 
que parece no tener fin?
Lo que intento con 
la conferencia es poner cara a todas estas cifras, que normalmente 
muestra Naciones Unidas- que son tan buenos haciendo estadísticas, por 
cierto-. Yo he tenido la fortuna como profesional y la desgracia como 
persona de cubrir estas últimas ofensivas de Israel. La última fue 
durísima. Fue brutal. No recuerdo una cobertura bélica tan dura. Y lo 
que trato es compartir con la gente lo que yo he vivido allí. Intento 
que durante una hora se sientan ellos en Gaza. Les muestro las 
dimensiones que tiene la franja haciendo paralelismos con las capitales 
donde viven, como Vitoria, para que se hagan una idea de lo pequeño que 
es aquello y del volumen de mala leche que hay concentrado en tan poco 
espacio. Repaso las últimas guerras. Como Hamás canta victoria, Israel 
lo mismo y mientras la población civil está hasta las mismísimas narices
 de Israel, de Hamás, de las autoridad palestina...la gente quiere vivir
 y respirar. Están hartos pero no tienen salida, están presos. Pero 
estamos en un momento político muy interesante. Un año después de la 
guerra, israelíes e islamistas reconocen que están en un alto el fuego 
técnico. Han llegado a la conclusión, después de darse cabezazos durante
 todo este largo tiempo, de que se tienen que entender o les conviene un
 alto el fuego duradero. O eso parece y están en ello. Para esta 
conferencia en Vitoria he conseguido el testimonio- que aún no se ha 
emitido ni en la tele- de un oficial del Ejército admitiendo 
públicamente esa existencia del alto el fuego. Es algo muy extraño, 
inédito, que te lo confirme de una forma tan rotunda. Para mí es una 
buenísima noticia aunque el alto el fuego no significa que haya paz. 
Pero sí permite sacar un poco la cabeza a la gente y es increíble la 
facilidad que tienen para reconstruir sus vidas después de haber sufrido
 lo que han sufrido. Tienen la capacidad de levantarse y seguir andando.
 Otro chip.
 Al cumplirse un año 
de la fecha del ataque en Gaza de la escuela de la ONU, le ha dedicado 
en su cuenta de Twitter un recordatorio a esta masacre. ¿Le marcó 
especialmente?
Cómo no. Las escuelas de la 
ONU se convirtieron en refugio para miles de personas. En cada 
habitación vivían familias. Cuando llegas y ves cómo han reventado a una
 familia entera, las paredes teñidas de sangre, restos de cuerpos 
desmembrados de niños recogidos por otra gente malherida, ves en el 
hospital cercano cómo llegan los padres destrozados, qué faltan 
ambulancias ...es indescriptible. Yo me venía abajo, no podía más.
 ¿Lo más duro es ver las terribles consecuencias que sufren los niños?
Sin duda, sobre todo si tienes hijos. A mí me ha cambiado del todo. Soy
 muy niñero y ver las cifras de muertes infantiles que hay en Gaza no 
tiene nombre. Es absolutamente indefendible, no tiene justificación. 
Israel insiste en que Hamás los utiliza de escudos humanos. Pero yo la 
verdad no lo vi así. De cualquier forma, es absolutamente injustificable
 que los niños tengan que pagar el precio de esta guerra como lo están 
pagando . Y nadie hace nada para que se pare.
 Entre aquellas personas que han sobrevivido a ese conflicto, ¿se ve algo de esperanza en su mirada?
Los que sobreviven son bombas de odio. La gente está dispuesta a todo. 
Las nuevas generaciones son generaciones nacidas bajo el bloqueo, que no
 han visto un israelí cara a cara en su vida porque desde que se fueron 
en el año 2005 han vivido detrás de un muro. Solo les ven por la 
televisión. Y a los israelíes les pasa lo mismo. Hablan de Hamás pero no
 han visto a su enemigo cara a cara más que cuando detienen a alguien y 
lo interrogan. Esperanza hemos de pensar que siempre la hay pero el odio
 que se ha sembrado en tan poco tiempo va a costar mucho superarlo. Por 
otra parte, así como nosotros somos de la creencia de que si te dan en 
una mejilla, pones la otra, por esa moral cristina que en el fondo 
tenemos interiorizada, allí no. Allí funciona el ojo por ojo. Pero hay 
que resaltar que la diferencia de fuerzas es muy desproporcionada. 
Referirse al conflicto como lineal, tradicional entre dos frentes, como 
lo trata de vender la propaganda israelí, o la de Hamas -como si fuera 
un ejército-, es tratar de confundir. Si recurrimos a un símil 
futbolístico, estamos comparando al Real Madrid con el Beasain (equipo 
de una pequeña localidad guipuzcoana). No tiene color, es una lucha 
entre David y Goliat.
 
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