19/5/22
El marco que ha impuesto la propaganda de guerra occidental para justificar el envío de armas y el apoyo a las sanciones económicas a Rusia ha sido el de la lucha del Frente Democrático europeo -difuminando el papel determinante de la OTAN- frente al régimen autocrático del sátrapa Putin. Se trataba, según nos han dicho, de “hacer prevalecer el proyecto de democracia, Libertad y progreso que llamamos Unión Europea”.
El propio Sánchez en su comparecencia en el Congreso llegó a decir que las bombas sobre Ucrania son “la expresión de una lucha encarnizada entre dos modos de ser y de estar en el mundo: por un lado, las democracias liberales, de los derechos humanos, y, de otro, el autoritarismo que no respeta los derechos humanos ni la libertad de su propio pueblo”.
Aparte de que en la Unión Europea hay regímenes que distan mucho de ser ejemplos de democracia y defensa de los DDHH -como Hungría y Polonia, por ejemplo-, lo que más llama la atención es ese “fundamentalismo democrático”, que lleva a la destrucción de países enteros en nombre de la democracia. Es lo que ha hecho siempre EEUU, como lo demuestra con datos rigurosos N. Chomsky en “Los guardianes de la libertad”.
Por eso, Luciano Canfora denunciaba la utilización arrogante, yo diría que cínica, del término democracia. Y lo señalaba Monereo, que recordaba que esta guerra es la expresión de la transición hacia un mundo multipolar, lo cual implica una redistribución sustancial del poder a nivel mundial: EEUU, primera potencia económica con un claro dominio político-militar, por un lado, y las potencias que le disputan la hegemonía, China y Rusia.
Ni la democracia ni la Libertad son los motores de este exitoso negocio de la muerte, sino el dinero. Por eso, no me extraña nada, aunque sí me causa una enorme vergüenza, ver al rey Felipe VI inclinándose ante el emir de Qatar, monarquía absoluta muy difícil de integrar en ningún frente democrático, con violaciones constantes de los derechos de los trabajadores, de las mujeres, del colectivo LGTBI, y de cualquiera que se atreva a expresar su opinión crítica con el régimen.
Los valores se arrodillan ante el dinero, y la ética se divorcia de la política cuestionando la esencia misma de la democracia.
“Madre, yo al oro me humillo…”
4720 millones de euros de inversión terminan con toda la retórica democrática y nos muestran el lado cínico de la política.
“España” se ha comprometido con la OTAN a duplicar su gasto militar en esta década”, hasta llegar al 2% del PIB, ¿Quién defenderá nuestra salud, nuestra educación, a nuestros mayores y dependientes, la dignidad de la vida y del trabajo?
Conceptos como soberanía nacional, derechos humanos, democracia, libertad… se encogen en ese gesto de real sumisión.
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