5/5/22
Últimas semanas de curso. Tienes que decidir cómo cerrar. Les comento a mis chicas y chicos de ciencias, a modo de disculpas por mis errores y omisiones, que nunca había tenido experiencia de dar clase a los de primero, que para mí resulta difícil conectar con gente tan joven. Les comento lo que ayer dijo Paco Calvo en la presentación del libro de Susana Monsó: que quienes se dejan la piel en los laboratorios o diseñando experimentos que luego salen mal saben cosas que quienes tenemos un contacto con las ciencias solo a través de leer papers de ciencia no sabemos; que es difícil decidir si la gente de filosofía de la ciencia somos simbiontes o acaso parásitos de la de ciencia; que pese a la buena voluntad es difícil conectar los dos mundos. Les cuento qué es un artículo científico como objeto discursivo y por qué cada parte normativa tiene un profundo sentido: el título, la firma, el resumen, el estado de la cuestión, los métodos, los resultados, la discusión, la conclusión, las referencias, les aseguro que cada parte será un día un relato de sus sudores y trabajos de investigación, pero que en cada palabra que pongan hay un dilema ético y de política del conocimiento. Al final de la clase me dicen que sí, que son partidarios de que haya filosofía en el bachillerato y en la carrera de ciencias, que sea obligatoria para todos, pero que la ilusión que tenían la perdieron cuando solo encontraron historia de la filosofía cuando buscaban filosofía. Les digo que también en filosofía hay dos mundos y que también entre nosotros es difícil entender al otro lado, que son dos formas de entender el pensar que no se reconcilian fácilmente y probablemente no lo hagan nunca. Es la melancolía que me invade cada fin de curso.
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OTRA COSA: Jesús, médico que ha practicado eutanasias: "Un paciente me pidió 15 minutos más para su familia"
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