1 ago 2022
El riesgo se concentra de manera especial en los hogares con niños y adolescentes, en los que la cabeza de familia es una mujer y en las familias compuestas por menores de 35 años España se encuentra entre los países de Europa con mayor tasa de personas con empleo en situación de pobreza. Según el informe Entrar y salir de la pobreza laboral en España, realizado por el Observatorio Social de la Fundación “la Caixa”, hasta un 16% de los hogares con al menos una persona con trabajo eran pobres en 2018. Una tendencia que lleva en ascenso desde 2013. Una realidad común entre los países del sur de Europa, como Italia y Portugal, donde, a pesar de ser menores, se pueden observar tasas elevadas de pobreza laboral (15% y 12%, respectivamente). En cambio, el escenario de países del centro y el norte de Europa se encuentran en condiciones mucho más favorables, con medias de entre el 7% y el 9%. Se tiende a pensar que el trabajo es la mejor forma de salir de la pobreza. Sin embargo, como bien apunta el estudio, para un número cada vez mayor de hogares, tener un empleo no es suficiente para evitarla. Se considera que viven en pobreza laboral aquellos hogares en los cuales los sueldos no alcanzan para cubrir el gasto de los bienes esenciales para sobrevivir, como son la vivienda, la alimentación o la luz. Así, España tiene una de las tasas más altas de pobreza laboral de Europa, y el riesgo se concentra en los hogares con menores, concretamente en los que un solo adulto trabaja, aquellos donde el cabeza de familia es una mujer y los compuestos por jóvenes (menores de 35 años). El informe señala cómo en la mayoría de las familias con tan solo una persona empleada se debe a la incapacidad de cubrir los gastos del cuidado de los menores a su cargo. Escenario que lleva a que uno de los adultos abandone el mercado laboral, siendo las mujeres las perjudicadas en la mayoría de los casos. Hablamos de un contexto en el que más de la mitad de los hogares en situación de pobreza laboral son familias con menores; de la cuales el 34% son pobres. Posición que es incluso peor para los hogares donde el sustentador principal es una mujer. En estos casos la probabilidad de sufrir pobreza laboral se ha llegado a incrementar hasta cuatro puntos por encima del supuesto de los hombres, donde la tasa nunca ha superado el 16%. En el caso de las mujeres este dato ha llegado a alcanzar cifras cercanas al 19%. El estudio señala como la pobreza en los hogares jóvenes, de 18 a 35 años, ha aumentado en más de ocho puntos porcentuales desde 2005, hasta llegar al 21% en 2018. Parte de este aumento se debe a la precarización de las condiciones laborales, por las que los jóvenes sufren una mayor temporalidad laboral y quedan a menudo atrapados en trabajos con sueldos excesivamente bajos. La investigación apunta que la pobreza laboral en España sería fruto de una combinación de políticas familiares insuficientes, inestabilidad laboral y bajos salarios. En un 65% de los casos se asocia a bajos salarios y/o desempleo. Esto se debe, en parte, a la temporalidad e inestabilidad que sufren. Muchos de ellos, tras terminar un contrato temporal, pasan al desempleo y repiten este proceso durante el año. Mientras, en el 35% restante se asocia al exceso de carga en el hogar. En este segmento casi el 80% son hogares con un solo trabajador; en la mitad de ellos hay menores a cargo y en uno de cada tres hay hijos adultos no emancipados. La relevancia de la composición y las demandas de cuidado del hogar para entender la pobreza laboral confirman la importancia de tener en cuenta la organización del hogar, y no solo a las personas trabajadoras. Para muchas familias, las ayudas económicas o las políticas de conciliación resultan insuficientes para reducir el riesgo de pobreza laboral. Para el 58% de los hogares pobres sin trabajo, entrar en el mercado laboral no se traduce en salir de la pobreza. Un escenario en el cual las familias necesitan dos sueldos para sobrevivir. A esto, el informe añade como el 56% de las salidas de la pobreza laboral se asocian a subidas salariales y el 44% restante al aumento de horas trabajadas. Por lo que el peso de la temporalidad pone en relieve cómo periodos relativamente cortos de desempleo hunden a muchos hogares en la pobreza. El 60% de los hogares que entraron en situación de pobreza laboral en 2018 eran hogares no pobres el año anterior. Los autores puntualizan que la Encuesta de Población Activa sugiere que los hogares en situación de pobreza laboral han podido aumentar durante la pandemia. Por otra parte, aún no se conocen cuáles serán los efectos de la subida del salario mínimo interprofesional y de la reforma laboral, pero se estima que sean favorables. |
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