El alto precio de la ignorancia, de Rosa maría Artal
Un condado ultraconservador de EEUU, Shasta, al norte de
California, se ha deshecho de las máquinas de votación
sin colocar nada para sustituirlas. Han previsto llevar unos
papeles que los electores rellenarán y computarán por su
cuenta. Son creyentes, al menos la mayoría de sus 180.000
habitantes. Creyentes en la teoría del fraude electoral que
proclama Donald Trump.
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