jueves, 17 de octubre de 2024

CTXT. Carta abierta al presidente Biden y la vicepresidenta Harris: “Nuestras bombas aniquilan mujeres y nuestras balas asesinan niños”

 99 sanitarios estadounidenses 7/10/2024

Casi un centenar de profesionales médicos de EEUU que han prestado servicios en Gaza relatan “crímenes incomprensibles” y afirman que el número de muertes puede superar las 118.908, el 5,4% de la población

Un niño herido por los bombardeos es atendido por sanitarios en Gaza, el pasado 12 de noviembre. / Mohammed Zannoun





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2 de octubre de 2024

Estimados presidente Biden y vicepresidenta Harris,

Somos 99 médicos, cirujanos, profesionales de enfermería y matronas estadounidenses que hemos trabajado como voluntarios en la Franja de Gaza desde el 7 de octubre de 2023. En total hemos pasado 254 semanas como voluntarios en hospitales y clínicas de Gaza. Trabajamos con diversas organizaciones no gubernamentales y con la Organización Mundial de la Salud en hospitales y clínicas de toda la Franja. Además de nuestros conocimientos médicos y quirúrgicos, muchos de nosotros tenemos formación en salud pública, así como experiencia de trabajo en zonas humanitarias y de conflicto, incluida Ucrania durante la brutal invasión rusa. Algunos somos veteranos y reservistas. Somos un grupo multiconfesional y multiétnico. Ninguno de nosotros apoya los horrores cometidos el 7 de octubre por grupos armados e individuos palestinos en Israel.

La Constitución de la Organización Mundial de la Salud establece: “La salud de todos los pueblos es fundamental para alcanzar la paz y la seguridad y depende de la plena cooperación de los individuos y los Estados”. Con este espíritu les escribimos esta carta abierta.

Somos de los pocos observadores neutrales a los que se ha permitido entrar en la Franja de Gaza desde el 7 de octubre. Gracias a nuestros amplios conocimientos y nuestra experiencia directa de trabajo en toda Gaza, nos encontramos en una posición única para comentar varias cuestiones de importancia para nuestro gobierno a la hora de decidir si continúa apoyando el ataque y el asedio de Israel a la Franja de Gaza. En concreto, creemos que estamos bien situados para comentar el enorme número de víctimas humanas del ataque de Israel contra Gaza, especialmente de mujeres y niños.

Esta carta recoge y resume nuestra propia experiencia y observación directa en Gaza. La carta va acompañada de un apéndice detallado en el que se resume la información pública disponible procedente de medios de comunicación, fuentes humanitarias y académicas sobre aspectos clave de la invasión israelí de Gaza. Tanto la carta como el apéndice están disponibles en formato electrónico en GazaHealthcareLetters.org. Este sitio web también contiene cartas de trabajadores sanitarios canadienses y británicos a sus respectivos gobiernos, en las que se hacen muchas observaciones similares a las que aquí se exponen.

Esta carta y el apéndice muestran pruebas fehacientes de que el número de víctimas mortales en Gaza desde octubre es mucho mayor de lo que se cree en Estados Unidos. Es probable que el número de víctimas mortales de este conflicto sea ya superior a 118.908 personas, un asombroso 5,4% de la población de Gaza.

Nuestro gobierno debe actuar de inmediato para evitar una catástrofe aún peor que la que ya se ha abatido sobre la población de Gaza e Israel. Debe imponerse un alto el fuego a las partes beligerantes, retirando el apoyo militar a Israel y apoyando un embargo internacional de armas a Israel y a todos los grupos armados palestinos. Creemos que nuestro gobierno está obligado a hacerlo, tanto en virtud de la legislación estadounidense como del Derecho Internacional Humanitario. También creemos que es lo que se debe hacer.

“Nunca había visto heridas tan horribles, a escala tan masiva, con tan pocos recursos. Nuestras bombas están matando a miles de mujeres y niños. Sus cuerpos mutilados son un monumento a la crueldad”.
Dr. Feroze Sidhwa, cirujano traumatólogo y de cuidados intensivos, cirujano general de Veterans Affairs

Salvo contadas excepciones, todos los habitantes de Gaza están enfermos, heridos o ambas cosas. Esto incluye a todos los cooperantes nacionales, a todos los voluntarios internacionales y, probablemente, a todos los rehenes israelíes: a todos los hombres, mujeres y niños. Mientras trabajábamos en Gaza vimos una malnutrición generalizada en nuestros pacientes y en nuestros colegas sanitarios palestinos. Todos y cada uno de nosotros perdimos peso rápidamente en Gaza a pesar de tener un acceso privilegiado a los alimentos y de que hubiéramos llevado nuestros propios alimentos suplementarios ricos en nutrientes. Tenemos pruebas fotográficas de la desnutrición potencialmente mortal de nuestros pacientes, en especial los niños, que estamos deseando compartir con ustedes.

Prácticamente todos los niños menores de cinco años que encontramos, tanto dentro como fuera del hospital, tenían tos y diarrea acuosa. Encontramos casos de ictericia (indicativa de infección por hepatitis A en esas condiciones) en casi todas las habitaciones de los hospitales en los que prestamos servicio, y en muchos de nuestros colegas sanitarios de Gaza. Un porcentaje asombrosamente alto de nuestras incisiones quirúrgicas se infectaron por la combinación de desnutrición, condiciones operativas imposibles, falta de suministros sanitarios básicos como jabón, y falta de material quirúrgico y medicamentos, incluidos los antibióticos.

La desnutrición provocó abortos espontáneos generalizados, recién nacidos con bajo peso e incapacidad de las madres para amamantar a sus hijos. Esto exponía a los recién nacidos a un alto riesgo de muerte debido a la falta de acceso a agua potable en cualquier lugar de Gaza. Muchos de esos niños murieron. En Gaza vimos cómo madres desnutridas alimentaban a sus recién nacidos con leche maternizada elaborada con agua contaminada. Nunca podremos olvidar que el mundo abandonó a esas mujeres y bebés inocentes.

“Todos los días veía morir a bebés. Habían nacido sanos. Sus madres estaban tan desnutridas que no podían amamantarlos, y nosotros carecíamos de leche maternizada o agua potable para alimentarlos, así que se morían de hambre”.
Asma Taha, enfermera especializada en pediatría

Les instamos a que sean conscientes de que en Gaza las epidemias están causando estragos. El continuo y repetido desplazamiento por parte de Israel de la población desnutrida y enferma de Gaza, la mitad de la cual son niños, a zonas sin agua corriente y ni siquiera aseos disponibles es absolutamente escandaloso. Estaba y sigue estando garantizado que provocará la muerte generalizada a causa de enfermedades diarreicas víricas y bacterianas y neumonías, especialmente en niños menores de cinco años. De hecho, incluso el temido virus de la polio ha resurgido en Gaza debido a la combinación de la destrucción sistemática de la infraestructura de saneamiento, la malnutrición generalizada que debilita el sistema inmunitario y el hecho de que los niños pequeños no hayan recibido las vacunas rutinarias durante casi todo un año. Nos preocupa que miles de personas hayan muerto ya por la combinación letal de desnutrición y enfermedad, y que decenas de miles más mueran en los próximos meses, especialmente con el comienzo de las lluvias de invierno en Gaza. La mayoría serán niños pequeños.

Los niños son universalmente considerados inocentes en los conflictos armados. Sin embargo, todos y cada uno de los firmantes de esta carta vimos a niños en Gaza que sufrían una violencia que forzosamente estaba dirigida contra ellos de un modo premeditado. En concreto, todos los que trabajamos en urgencias, cuidados intensivos o cirugía tratamos, de forma habitual o incluso diaria, a niños preadolescentes que habían recibido disparos en la cabeza o en el pecho. Es imposible que un tiroteo tan generalizado contra niños pequeños en toda Gaza, mantenido a lo largo de todo un año, sea accidental o desconocido para las más altas autoridades civiles y militares israelíes.

“En Gaza por primera vez sostuve en la mano el cerebro de un bebé. La primera de muchas”.
Dr. Mark Perlmutter, cirujano ortopédico y de manos

Presidente Biden y vicepresidenta Harris, ojalá pudieran ver las pesadillas que nos atormentan a tantos desde que hemos regresado: sueños de niños lisiados y mutilados por nuestras armas, y de sus madres inconsolables suplicándonos que los salvemos. Nos gustaría que pudieran oír los llantos y gritos que nuestra conciencia no nos deja olvidar. No podemos comprender por qué siguen ustedes armando al país que está matando deliberadamente y en masa a estos niños.

“He visto muchos mortinatos y muertes maternas que podían haberse evitado fácilmente si los hospitales hubieran funcionado con normalidad”.
Dra. Thalia Pachiyannakis, obstetra y ginecóloga

Las mujeres embarazadas y lactantes que tratábamos estaban especialmente desnutridas. Los que trabajábamos con mujeres embarazadas veíamos con regularidad mortinatos y muertes maternas que podían haberse evitado fácilmente en el sistema sanitario de cualquier país en desarrollo. La tasa de infección en las incisiones de las cesáreas era asombrosa. Las mujeres se sometían a partos vaginales e incluso a cesáreas sin anestesia y después solo tomaban paracetamol porque no había ningún otro analgésico disponible.

Todos veíamos los servicios de urgencias desbordados por pacientes que buscaban tratamiento para enfermedades crónicas como insuficiencia renal, hipertensión y diabetes. Aparte de los pacientes de traumatología, la mayoría de las camas de la UCI estaban ocupadas por pacientes con diabetes de tipo 1 que ya no tenían acceso a la insulina. La falta de disponibilidad de medicamentos, la pérdida generalizada de electricidad y refrigeración y el acceso irregular a los alimentos hacían imposible el tratamiento de esta enfermedad. Israel ha destruido más de la mitad de los recursos sanitarios de Gaza y ha matado a casi mil trabajadores sanitarios palestinos, más de uno de cada 20 trabajadores sanitarios de Gaza. Al mismo tiempo, la necesidad de atención sanitaria ha aumentado tremendamente por la combinación letal de violencia militar, desnutrición, enfermedad y desplazamiento.

Los hospitales en los que trabajamos carecían de suministros básicos, desde material quirúrgico hasta jabón. Periódicamente se les cortaba la electricidad y el acceso a internet, se les negaba el agua potable y funcionaban con un número de camas entre cuatro y siete veces superior a su capacidad. Todos los hospitales estaban desbordados más allá de sus límites por las personas desplazadas que buscaban seguridad, por el flujo constante de pacientes enfermos y desnutridos que buscaban atención médica y por la enorme afluencia de heridos graves que solían llegar en los siniestros que ocasionaban un número elevado de víctimas.

Estas observaciones y el material de acceso público que se detalla en el apéndice nos llevan a creer que el número de víctimas mortales de este conflicto es muy superior al comunicado por el Ministerio de Sanidad de Gaza. También creemos que se trata de pruebas probatorias de violaciones generalizadas de las leyes estadounidenses que rigen el uso de armas estadounidenses en el extranjero, y del Derecho Internacional Humanitario. No podemos olvidar las escenas de una crueldad insoportable contra mujeres y niños en las que nuestro gobierno participa directamente.

Cuando conocimos a nuestros colegas sanitarios en Gaza, quedó claro que estaban desnutridos y devastados física y mentalmente. Enseguida nos dimos cuenta de que nuestros colegas sanitarios palestinos eran de las personas más traumatizadas de Gaza, y quizá de todo el mundo. Como prácticamente todos los habitantes de Gaza, habían perdido a sus familiares y sus hogares. La mayoría vivía en sus hospitales y alrededores con sus familiares supervivientes en condiciones inimaginables. Aunque seguían trabajando con un horario agotador, no habían cobrado desde el 7 de octubre. Todos eran plenamente conscientes de que su trabajo como profesionales sanitarios los había convertido en objetivo de Israel. Esto es una burla al estatus de protección que las disposiciones más antiguas y aceptadas del Derecho Internacional Humanitario otorgan a los hospitales y al personal sanitario.

En Gaza conocimos a personal sanitario que trabajaba en hospitales asaltados y destruidos por Israel. Muchos de estos colegas nuestros fueron capturados por Israel durante los ataques. Todos ellos nos contaron una versión algo diferente de la misma historia: en cautiverio apenas les alimentaban, sufrían continuos abusos físicos y psicológicos y, finalmente, los abandonaban desnudos a un lado de la carretera. Muchos nos contaron que fueron sometidos a simulacros de ejecución y a otras formas de maltrato y tortura. Una cantidad demasiado elevada de nuestros colegas sanitarios nos dijeron que simplemente esperaban la muerte.

Los 99 firmantes de esta carta han pasado un total de 254 semanas en los principales hospitales y clínicas de Gaza. Queremos ser absolutamente claros: ninguno de nosotros vio ni una sola vez ningún tipo de actividad militante palestina en ninguno de los hospitales u otras instalaciones sanitarias de Gaza.

Les instamos a que vean que Israel ha arrasado de forma sistemática y deliberada todo el sistema sanitario de Gaza, y que nuestros colegas de Gaza han sido el objetivo de Israel para torturarlos, hacerlos desaparecer y asesinarlos.

Presidente Biden y vicepresidenta Harris, cualquier solución a este problema debe empezar por un alto el fuego inmediato y permanente. Apreciamos que estén trabajando en un acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás, pero han pasado por alto un hecho obvio: Estados Unidos puede imponer un alto el fuego a las partes beligerantes simplemente deteniendo los envíos de armas a Israel y anunciando que participaremos en un embargo internacional de armas tanto a Israel como a todos los grupos armados palestinos. Insistimos en lo que muchos otros les han dicho repetidamente a lo largo del último año: la legislación estadounidense es perfectamente clara al respecto, seguir armando a Israel es ilegal.

Presidente Biden y vicepresidenta Harris, les instamos a retirar inmediatamente el apoyo militar, económico y diplomático al Estado de Israel y a participar en un embargo internacional de armas a Israel y a todos los grupos armados palestinos hasta que se establezca un alto el fuego permanente en Gaza, que incluya la liberación de todos los rehenes israelíes y palestinos, y hasta que se negocie una resolución permanente del conflicto palestino-israelí entre ambas partes. Vicepresidenta Harris, como probable próxima presidenta de Estados Unidos, le instamos a que anuncie públicamente su apoyo a una política de este tipo y a que declare públicamente que tiene el deber de defender las leyes de Estados Unidos incluso cuando hacerlo resulte políticamente incómodo.

Presidente Biden y vicepresidenta Harris, somos 99 médicos y enfermeras estadounidenses que hemos sido testigos de crímenes incomprensibles. Crímenes que no podemos creer que quieran seguir apoyando. Por favor, reúnanse con nosotros para discutir lo que vimos y por qué creemos que la política estadounidense en Oriente Medio debe cambiar inmediatamente.

Mientras tanto, reiteramos lo que escribimos en nuestra carta del 25 de julio de 2024:

1. El paso fronterizo de Rafah entre Gaza y Egipto debe reabrirse inmediatamente y debe permitir la entrega de ayuda sin restricciones de las organizaciones humanitarias internacionales reconocidas. El control de seguridad de las entregas de ayuda debe ser realizado por un régimen de inspección internacional independiente en lugar de por las fuerzas israelíes. Estos controles deben basarse en una lista clara, inequívoca y publicada de artículos prohibidos, y con un mecanismo internacional independiente claro para impugnar los artículos prohibidos, verificado por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU en los Territorios Palestinos Ocupados.

2. Debe asignarse a la población de Gaza una dotación mínima de 15 litros de agua potable por persona y día, el mínimo establecido en el Manual Esfera en caso de emergencia humanitaria, tal y como ha verificado ONU-Agua.

3. Debe reanudarse el acceso pleno y sin restricciones de profesionales médicos y cirujanos y de equipos médicos y quirúrgicos a la Franja de Gaza. Esto debe incluir los materiales que llevan en el equipaje personal los profesionales sanitarios para salvaguardar su correcto almacenamiento, esterilidad y entrega puntual, tal y como ha verificado la Organización Mundial de la Salud. Increíblemente, Israel sigue impidiendo que el personal sanitario de ascendencia palestina trabaje en Gaza, aunque sean ciudadanos estadounidenses. Esto es una burla del ideal estadounidense de que “todos los hombres son iguales” y degrada tanto nuestros ideales nacionales como nuestra profesión. Nuestro trabajo salva vidas. Nuestros colegas sanitarios palestinos de Gaza necesitan desesperadamente ayuda y protección, y merecen ambas cosas.

No somos políticos. No pretendemos tener todas las respuestas. Simplemente somos profesionales de la salud que no podemos permanecer callados ante lo que hemos visto en Gaza. Cada día que seguimos suministrando armas y municiones a Israel es un día más en el que nuestras bombas aniquilan mujeres y nuestras balas asesinan niños.

Presidente Biden y vicepresidenta Harris, se lo rogamos: ¡pongan fin a esta locura ya!

Atentamente,

doctorsingaza@gmail.com

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Traducción de Paloma Farré.

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OTRA COSA:  CTXT. Palestina, una tierra negada y silenciada por la UNED, de Luz Gómez García y siete firmas más

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