Cada día sorprende menos hasta dónde puede llegar la
degradación política de un personaje como Felipe González, conocido por
ser capaz de vender humo teñido de esperanza a todo un país. Hace
decenios que tanto el 'Isidoro' que desde una militancia plácida y poco
arriesgada se opuso al Tardofranquismo, como el 'Felipe' encumbrado a la
Presidencia del Gobierno quedaron amortizados y engullidos por el ávido
"estadista" al servicio del mejor postor -llámese, por ejemplo, Carlos
Slim- sin problema ético por sentarse en cualquier consejo de
administración de una boyante multinacional.
Hubo una
época en que sus falacias no hacían mella en su rostro porque la
sordidez sólo asomaba en cuchicheos de pasillo, dibujando retratos de
Dorian Grey que no verían la luz más allá de un círculo de iniciados.
Los años han dado paso a la grotesca caricatura de su figura en la
cubierta del yate de cualquier empresario amigo.
Esta semana, dando una vuelta de tuerca, González ha pedido que los militares venezolanos desobedezcan al presidente electo Nicolás Maduro. En román paladín a ese acto siempre se le ha llamado "Golpe de Estado". González ha usado para justificar su boutade
las expresiones "mandato constitucional" y respeto a los Derechos
Humanos. Resulta curioso oír decir esto a quien convivió sin problemas
con los GAL. También conmueve su preocupación actual por el destino de
Venezuela. La que no tuvo cuando su íntimo amigo Carlos Andrés Pérez dio
la orden, en 1989, de reprimir a sangre y fuego al pueblo venezolano
levantado en protestas causando centenares de muertos y miles de
desaparecidos en lo que se conoció como "Caracazo".
Resultaría cómico, si no fuese por las consecuencias posteriores,
comprobar la similitud de su discurso con el empleado por otros
"encantadores de serpientes" en momentos previos a grandes tragedias:
"Cuando se habla por ahí del peligro de militares monarquizantes, yo
sonrío un poco, porque no creo -y no me negaréis una cierta autoridad
moral para formular este aserto- que exista actualmente en el Ejército
español, cualesquiera que sean las ideas políticas individuales, que la
Constitución respeta, un solo militar dispuesto a sublevarse en favor de
la Monarquía y en contra de la República. Si lo hubiera, sería un loco,
lo digo con toda claridad (rumores), aunque considero que también sería
loco el militar que al frente de su destino no estuviera dispuesto a
sublevarse en favor de España y en contra de la anarquía... (Grandes
protestas y contraprotestas)".
José Calvo Sotelo. Diario de Sesiones de las Cortes. 16 de junio de 1936.
González es el hombre que en 1979 hizo que el PSOE abandonara las ideas
de Marx (Carlos) para seguir la senda del otro Marx (Groucho) bajo el
mantra de "Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros".
También el político capaz de decir una cosa para hacer la contraria
(OTAN de entrada, NO). Parece, por lo dicho hoy, que también se siente
cómodo allanando el camino al coronel Casado de turno para que la
oligarquía venezolana, sedienta de venganza por los años desplazada del
poder, se sacie a través de la miseria golpista.
Llamar a la intervención militar como solución a los problemas actuales
de Venezuela es llamar al baño de sangre. Y por muy oxidado que
estuviese el olfato del decrépito actor sevillano colgado a la máscara
de su impostura, seguro que no ignora las consecuencias finales que
tendría la puesta en práctica de sus palabras.
Entendemos que arrojar gasolina al fuego, prenda éste en Caracas o en
Barcelona, no es el modo de respetar la democracia y los derechos
humanos. Y menos hacerlo, supuestamente, en nombre de un pueblo español
cada día más confuso con la escandalosa manipulación mediática que se
hace sobre el asunto.
ADEMÁS: 29/07/2017 - Felipe González y Venezuela Montero Glez
González iba a ser el líder de un nuevo partido que mantendrá su
imagen de izquierdas por un lado mientras por el otro aceptaba la
monarquía, la OTAN y toda la herencia del franquismo. http://www.eldiario.es/zonacritica/Felipe-Gonzalez-Venezuela_6_669893028.html
.............................................................OTRA COSA: Ocurrió hace cuarenta años. Los Sucesos de Vitoria... humillante eufemismo, de Pelayo Martín.
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