25 de septiembre de 2020 Pol Pareja
El fotoperiodista argentino llegó a España justo cuando murió Franco y durante diez años inmortalizó un país que cambiaba a velocidad de vértigo
El 19 de noviembre de 1975, el fotógrafo Carlos Bosch (Buenos Aires, 1945) se reunió con su padre en una cafetería de la ciudad argentina de Mar de la Plata. Llevaba años sin verlo, pero le había asegurado que tenía algo importante que decirle. Faltaban pocos meses para el golpe militar y al llegar se encontró a su padre junto a un ex comandante del Ejército. El militar le concedió, por deferencia a la amistad que tenía con su progenitor, 24 horas para abandonar el país.
Bosch preparó la maleta y decidió escapar a Venezuela hasta que un suceso le hizo cambiar de planes. Justo el día siguiente de ese encuentro con su padre moría Francisco Franco en España. Optó por modificar su destino. Empezarían 11 años de vértigo en los que el fotógrafo se convirtió en uno de los testigos privilegiados de la transición española.
La exposición La transición, vista por Carlos Bosch: Yo no susurro, grito en el Palau Robert de Barcelona (disponible hasta el 15 de noviembre, entrada gratuita) recupera ahora 62 imágenes tomadas por el reportero durante esa década convulsa en la que la sociedad española cambió a un ritmo desbocado después de lustros de parálisis (...)
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