23/2/23
El Gobierno de Ayuso no ha realizado nuevos contratos para sustituir a los facultativos que han dimitido.
MARÍA MARTÍNEZ COLLADO@MARIAA_0600
En torno a 30 médicos de Urgencias extrahospitalarias han renunciado a su plaza en la Comunidad de Madrid, desde que el pasado 27 de octubre la Consejería de Sanidad estrenara su última reestructuración de la sanidad pública. Tras cerrar todos los Servicios de Urgencias de Atención Primaria (SUAP) por la pandemia, el plan estrella consistía en los médicos de los 41 Servicios de Atención Rurales (SAR) cubrieran el servicio de los 78 centros de Urgencias en toda la región.
La situación llevó al límite a los profesionales y durante semanas se manifestaron y organizaron paros con el fin de revertir la decisión del consejero, Enrique Ruiz Escudero, que finalmente cedió y el número de centros operativos se redujo a 49. Una victoria parcial para los sanitarios, pues no supuso un aumento de financiación y otros 27 SUAPS permanecen cerrados.
Pero la gota que colmó el vaso para unos médicos completamente sobrepasados por la saturación asistencial fue el traslado obligatorio de sus consultas habituales a otras localidades, algunos a 50 kilómetros de distancia. Como consecuencia, se ha desencadenado una cascada de renuncias y el número de plazas de médicos cubiertas ha pasado de 228 a 198, según la Plataforma SAR Madrid, en tan sólo cuatro meses. Un caos que ni siquiera logró frenar la dimisión de la gerente de Atención Primaria (AP), Sonia Martínez Machuca.
Ese fue, precisamente, el caso de una médica de familia que presentó su renuncia al puesto de interina que ocupaba en el SERMAS: "Me fui a Castilla-La Mancha porque el trato que se les da a los trabajadores en la Atención Primaria en Madrid es bastante deficiente", lamenta.
Empezó su residencia de especialidad en 2009. Desde entonces, lleva 14 años ejerciendo y durante todo ese tiempo ha sido testigo del desgaste paulatino del Servicio Madrileño de Salud. Antes de su traslado, trabajaba en un centro de Urgencias rural al sudoeste de la capital, y anterior a eso había ejercido como pediatra. Con la reestructuración, la movieron a una ciudad.
"Yo no quería cubrir esa Urgencia. No era una Urgencia rural, sino urbana, mal dimensionada para cubrir la demanda de la población", asevera esta médica de familia. Tras hablar con la gerencia y solicitar cubrir una plaza en medicina de Atención Primaria pediátrica como había hecho con anterioridad, no se lo permitieron. Así que, tal y como narra la facultativa, no le quedó más remedio que empezar a buscar fuera (...)
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