Había avisado: se ataría a un árbol si Alberto Ruiz-Gallardón seguía adelante con su plan, que quería borrar el Paseo del Prado y volverlo a hacer. En la maniobra salía beneficiado el Museo del Prado, que pasaría a disponer de una acera mucho más grande. Pero el Museo Thyssen-Bornemisza, no. Y eso a la vicepresidenta del Patronato del museo público no le gustó. No se le podía hacer ese feo a Carmen Cervera, viuda del barón Heinrich Thyssen-Bornemisza.
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OTRA COSA: Fotografía macro de una abeja durmiendo
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