ARA en castellano Jordi Nopca 28/10/21
Hay pocas novelas en los mostradores de novedades en donde la inteligencia del autor despunte prácticamente en cada página. Segunda casa, de Rachel Cusk, es una de estas excepciones. Publicada en Les Hores en catalán y en Libros del Asteroide en castellano, explica los meses que un pintor en decadencia pasa en la propiedad de un matrimonio, en medio de la naturaleza. La narradora es una escritora de mediana edad que afana en recuperar la inspiración entrando en contacto con el artista, que a su vez se propone amargar el proyecto de la anfitriona escabulléndose y, las pocas veces que coincide, torpedeando sus convicciones. Es un libro breve pero denso, cargado de observaciones agudas, a menudo despiadadas, sobre el envejecimiento, el egoísmo del artista, el fracaso inevitable de las parejas y las contradicciones de la maternidad.
Segunda casa llega poco después de que se haya instalado en París. La ciudad tiene un papel simbólico destacado en la novela: es donde la protagonista se encuentra con el demonio.
— La escribí cuando todavía estaba en el Reino Unido. El París del libro y el París donde ahora vivo son muy diferentes. La ciudad que sale en la novela es el escenario ideal para que un artista hombre pueda vivir rodeado de privilegios.
¿Se ha ido debido al Brexit?
— Sí. Necesitaba continuar siendo una europea sana mentalmente. Es cierto que mi marido y yo nos hemos ido en un momento en el que la edad de nuestros hijos nos lo ha permitido. Los dos somos muy conscientes de la carencia de libertad que se da en la vida familiar. Tener hijos y educarlos hasta la edad adulta es un gran esfuerzo. Te priva de la individualidad y te deja exhausta, sobre todo si eres una mujer, aunque esto cada vez pase más también con los hombres.
Ha habido novelistas como Ian McEwan, Jonathan Coe y Ali Smith que ya han dedicado ficciones al Brexit.
— Sí. La sensación es que las han escrito desde el fondo del pozo. El Reino Unido pasa por un momento complicado, y las cosas empeorarán. Estamos en manos de gente horrible (...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario