El
presidente brasileño obedece a los intereses de la bancada ruralista
del Congreso que le ofrece gobernabilidad a cambio de ataques
medioambientales que benefician sus negocios
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El presidente brasileño obedece a los intereses de la bancada ruralista del Congreso que le ofrece gobernabilidad a cambio de ataques medioambientales que benefician sus negocios. El último ha sido el intento de privatizar una reserva ecológica del tamaño de Dinamarca en pleno Amazonas para la industria minera internacional. São Paulo Agnese Marra http://www.publico.es/internacional/brasil-amazonas-vende-salvar-temer.html
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OTRA COSA: Cuando el capitalismo se comió a los Estados
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El presidente brasileño obedece a los intereses de la bancada ruralista del Congreso que le ofrece gobernabilidad a cambio de ataques medioambientales que benefician sus negocios. El último ha sido el intento de privatizar una reserva ecológica del tamaño de Dinamarca en pleno Amazonas para la industria minera internacional. São Paulo Agnese Marra http://www.publico.es/internacional/brasil-amazonas-vende-salvar-temer.html
El Amazonas ha vuelto a sufrir
otra embestida por parte del gobierno brasileño. El Ejecutivo de Temer,
de la mano del Congreso y de la mayoritaria bancada ruralista que lo
forma, ha puesto sobre la mesa un decreto presidencial para privatizar la Reserva Natural de Cobre y Asociados (Renca).
Este territorio del tamaño de Dinamarca (47.000 kilómetros cuadrados)
situado en área amazónica entre los estados de Pará y Amapá, además de
ser un terreno rico en minerales también contiene diversos parques
naturales y reservas indígenas.
La Renca se creó en 1984 por el gobierno militar para
preservar una zona rica en oro, hierro, manganeso y otros minerales, de
modo que fueran gestionados por la Compañía Brasileña de Recursos
Minerales y por empresas estatales autorizadas por la compañía. Lo que
antes era propiedad del Estado, ahora Temer ha decidido abrir su
explotación a empresas privadas extranjeras de la industria minera.
La noticia llegó a finales de agosto, sin embargo multinacionales canadienses reconocieron que hacía
cinco meses que el ministro de Minas y Energía brasileño, Fernando
Coelho Filho, ya se lo había comunicado a diversos empresarios del
país del norte. La medida cayó como un balde de agua fría entre los
ecologistas que ven como en el último año los retrocesos contra el medio
ambiente se acumulan.
Intelectuales, actores y modelos como Gisele Bündchen
lanzaron una campaña en las redes sociales y consiguieron 800.000 firmas
para que el presidente Temer revocara el decreto. A su vez el 30 de
agosto el juez del Distrito Federal, Ronaldo Spanholo, suspendió “todo y
cualquier acto administrativo" relacionado con el decreto, al
considerar que la Constitución no permite que el Gobierno tome una
decisión de este tipo sin un debate previo en el Congreso Nacional. Ante
las críticas y la presión judicial el presidente anunció que suspendía
los efectos del decreto durante 120 días para llevar a cabo “un amplio
debate” con grupos medio ambientales. Por ahora no ha llamado a nadie.
Venta de tierras a cambio de votos
El decreto del Renca es la gota que colma un vaso que
hace tiempo que está a punto de derramarse. Desde que Temer llegó al
gobierno su apuesta por el agronegocio en detrimento del medio ambiente ha sido clara. El impeachment
contra Dilma Rousseff que le dio la presidencia al pemedebista se
produjo entre otras cosas gracias a los votos de los ruralistas. La
bancada del agronegocio y agropecuaria supone casi dos tercios de la
Cámara de los Diputados y otros dos tercios del Senado, y se han
convertido en los principales aliados del presidente, en la llave de la
ansiada gobernabilidad.
La bancada del agronegocio supone
casi dos tercios del Congreso y otros dos tercios del Senado, y se han
convertido en los principales aliados del presidente
Las prioridades de esta bancada del Congreso son mantener
sus tierras, acumular más terreno, reducir hasta la mínima expresión
las reservas indígenas, legalizar grandes superficies de tierras
invadidas por terratenientes, flexibilizar las leyes laborales del
campo –llegaron a sugerir que los campesinos no tuvieran salario y
trabajaran a cambio de vivienda y comida- y deforestar lo que sea
necesario en aras de la extracción y la exportación de materia prima
como base económica. Por eso no es de extrañar que el ministro de
Agricultura, Blairo Maggi, sea uno de los principales exportadores de
soja del país y haya recibido hasta en dos ocasiones el premio
Motosierra de Oro de Greenpeace, por los estragos que han causado sus
plantaciones en el Amazonas.
Algunos de sus deseos se han hecho realidad y otros parecen estar cada vez más cerca de cumplirse. El
pasado mes de julio se aprobó una ley que legaliza las invasiones de
grandes áreas de tierra y terrenos que estén dentro de Parques
Nacionales que se ubiquen en zonas urbanas. La legalización de
tierra invadida que en un principio se podría entender como un guiño a
las peticiones del Movimiento Sin Tierra (MST), en realidad responden a
los intereses de medianos y grandes terratenientes del campo, ya que
afecta a invasiones de terreno de más de 2500 hectáreas que pertenecen
al Estado, y que con esta nueva ley el gobierno las vendería y
legalizaría por un precio mucho más bajo que el del mercado.
Una de las principales preocupaciones de los
ecologistas es que el Ejecutivo Temer además de acabar con órganos clave
como la Funai (Fundación Nacional del Indio), que antes era el
encargado de la demarcación de tierras indígenas y hoy le han arrebatado
tal función, modifique poco a poco puntos de las diversas leyes
medioambientales de modo que cada vez se rebajen más las categorías de
protección.
"Están dando tierra para deforestar y no les importa qué tipo de terreno o qué área sea, su codicia no tiene límites"
El
ejemplo de ese miedo es lo sucedido con la Selva Nacional Jamanxim, un
área de 350.000 hectáreas que según una norma que está a trámite en el
Senado perdería un escalón de preservación ambiental y se abriría para
la explotación agropecuaria y minera. “Lo que vemos todos los días es
que el Congreso está buscando la manera de eliminar los derechos de las unidades de conservación que tiene Brasil.
Están dando tierra para deforestar y no les importa qué tipo de terreno
o qué área sea, su codicia no tiene límites”, señala Michel de Souza,
coordinador de Políticas Públicas de WWF.
La situación de inestabilidad política con el jefe
del Ejecutivo acusado de obstrucción a la justicia y organización
criminal, necesitado de apoyos del Congreso para evitar ser juzgado en
el Tribunal Supremo, hace que la fuerza de los ruralistas sea cada vez
mayor. Sus votos son esenciales para mantener al presidente en el
poder, y para ello Temer no duda en subastar el pulmón verde de un país
que hace meses que está en venta...............................................................
OTRA COSA: Cuando el capitalismo se comió a los Estados
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