Más de 453 incendios han asolado Asturias en la última quincena de
diciembre, más de 200 Cantabria y un número menor ha afectado también a
Galicia, País Vasco y Navarra. Han sido cientos de fuegos y, en la
mayoría de los casos, cada incendio ha ido acompañado de
un elevado número de focos que se iniciaban simultáneamente.
Las llamas han calcinado
zonas de gran valor ambiental y paisajístico
de la cornisa cantábrica. Áreas de parques naturales y espacios
valiosos de la Red Natura 2000 han quedado arrasados. Las altas
temperaturas, el persistente viento del sur, seco, y las quemas de los
ganaderos para conseguir pastos mejores en primavera están detrás de
esta ola de incendios provocados. Pero no sólo; los expertos apuntan más
causas.
Cuidar el monte todo el año
“El monte está abandonado, y esto lo demuestra que
los incendios son del 1 de enero al 31 de diciembre.
No sólo en verano. En la cornisa cantábrica han tenido las mismas
condiciones que tenemos en Levante: viento del sur y terreno muy seco.
En la Comunidad Valenciana estamos en alerta [4 de enero] y ya se ha
producido un incendio”, dice Jaime Senabre, bombero forestal del
Simposio Nacional de Incendios Forestales.
Por su extensión,
Cantabria ha sido la comunidad más afectada.
Cuenta con 500.000 hectáreas, de las cuales han ardido dos terceras
partes, según el presidente de la Asociación Cántabra de Agentes del
Medio Natural, José Antonio García. El agente afirma que es pronto para
saber con exactitud las cifras: “Es necesario medir, pero las 2.000
hectáreas quemadas que se han adelantado me parece una previsión muy
optimista”. García señala que
los incendios han llegado a ser más de 400 en esta comunidad
(grandes y pequeños) y lamenta que, a pesar de todo, “no existe ninguna
denuncia administrativa”. Recuerda que, en Cantabria, la mayoría son
montes de utilidad pública, “cuentan con una protección especial y
regulan, por ejemplo, la economía muchos de los pueblos”.
"Sabemos quiénes son, sólo nos falta pillarles y probarlo”, explica José Antonio García
Sin ambages, señala que “no pretendo atacar a los ganaderos, pero
el 90% de los incendios los han provocado ganaderos incendiarios, ganaderos delincuentes”,
afirma. García apunta también que “tanto mis compañeros como yo los
conocemos, son muchos años recorriendo los montes. Sabemos quiénes son,
sólo nos falta pillarles y probarlo”, explica.
“Pedimos más
vigilancia preventiva, más medios materiales y humanos, pero
cada año tenemos menos retenes, menos personal y más recortes”,
denuncia García. E insiste en que se vede al pastoreo el bosque quemado
y se eliminen las subvenciones: “Entonces los propios ganaderos van a
denunciar a quienes han sido”.
En Asturias, el fuego tampoco ha dado tregua.
Las llamas han destruido los montes de más de 40 municipios. Según datos del Principado de Asturias, los incendios han calcinado
más de 10.000 hectáreas. El entorno de
Llanes, Ribadesella y Cangas de Onís,
entre otros, ha quedado calcinado. El incendio más grave se produjo en
El Franco el pasado 19 de diciembre y afectó a un total de 3.500
hectáreas, de las cuales 2.000 han quedado destruidas. “Llevo 23 años
como agente forestal aquí y nunca he visto nada igual”, dice, afectado,
Manuel Fernández Fabián, presidente de la Asociación de Guardas del
Medio Natural del Principado de Asturias.
“En Asturias no se concibe eso de que tires una colilla desde un
coche y se prenda fuego, la humedad de la vegetación lo impide”, aclara
Fernández Fabián, y explica a
Diagonal que “sin una mecha y sin esperar a que se encienda no arde el monte en Asturias”, aunque reconoce que esta vez
han sido muchos días con viento del sur y
sin lluvias. Sobre la autoría de los incendios no cree que alguien
queme el monte para construir, como permite desde el año pasado la Ley
de Montes que aprobó el PP: “Los terrenos donde se han producido los
incendios tienen tanta pendiente y son tan abruptos que no se permitiría
construir”, afirma.
“Terroristas ambientales”
El agente mantiene que no es un “descuido” de los ganaderos porque
“el monte es su patrimonio. En zonas muy aisladas, a las tres y cuatro
de la madrugada,
se han producido hasta 20 focos a la vez. Son incendios intencionados”, y añade con rabia que “los que han prendido el fuego son terroristas ambientales”.
"En zonas muy aisladas, a las tres y cuatro de la madrugada, se han producido hasta 20 focos a la vez"
Las investigaciones coinciden en que algunos
ganaderos han aprovechado el uso del fuego que hacen tradicionalmente en la cornisa cantábrica en estas fechas, en zonas de matorral,
para conseguir mejores pastos en primavera para el ganado,
y de paso prender el monte.
Desde
la Fundación Naturaleza y Hombre,
con sede en Cantabria, se señala: “Con un origen mayoritariamente
ganadero, para la obtención de pastos tiernos, cada año se recurre a
esta
técnica insostenible de quemar de forma
incontrolada los montes, con una práctica ya asumida como tradicional,
pero completamente insostenible, ilegal y de la que cualquier gestión
moderna debe huir”. En cuanto a los autores, esta fundación, cuya
actividad es la conservación del patrimonio natural y la defensa de los
montes, los califica como “salvajes pirómanos que atentan con auténtica
impunidad ante la falta de medios para perseguir a estos delincuentes”.
Además, muchos propietarios de ganado cobran sustanciosas subvenciones.
Juan Manuel Pérez de Ana, biólogo que trabaja como agente forestal, detalla en su blog que al menos dos ganaderos fueron
perceptores en 2014 de “ayudas superiores a lo que cobra el presidente del Gobierno”.
Subvenciones sustanciosas
El caso de
las subvenciones afecta por ejemplo a José Antonio G. Á., de Cangas de Onís, que cobró en 2014 hasta 127.338 euros,
procedentes de la Política Agraria Común (PAC),
por superficie de pasto en los montes de su propiedad. Muchos ganaderos
queman el matorral de sus montes para ampliar la superficie de pasto y
cobrar más subvenciones. Ese mismo ganadero declaró a un medio local:
“Si pudiera derogaría el parque nacional, a los ganaderos sólo nos trae
problemas” y “en los Picos de Europa no debería haber ningún lobo,
porque esa especie es totalmente incompatible con la actividad
ganadera”, según el blog de Pérez de Ana.
“Aunque tradicionalmente se hacen quemas, eso no quiere decir que sean legales”, dice a
Diagonal Rubén Cabrero, presidente de la
Asociación Española de Agentes Forestales y Medioambientales de España.
“Quemar el monte no es legal, es un delito tipificado en el Código Penal”.
Y explica que lo de quemar los pastos “tiene truco”, porque se prende
fuego sabiendo que van a arder los árboles. “Así van a tener hierba
nueva y las subvenciones de la PAC”, continúa. Cabrero aclara que “los
que han provocado esos incendios son incendiarios, tienen una intención
de conseguir más pastos y cobrar. No son pirómanos, enfermos que no
saben lo que puede ocurrir”, matiza.
Muchos ganaderos queman el matorral de sus montes para ampliar la superficie de pasto y cobrar más subvenciones
El portavoz de los agentes forestales y medioambientales del Estado
español también recuerda que “gracias a la lucha de los agentes
forestales se consiguió modificar
el proyecto de Ley de Montes del PP que
pretendía dejarles sin atribuciones. “La ley nos quitaba la figura de
policía judicial e impedía que investigáramos delitos ambientales, como
los incendios. Finalmente, en el trámite de la ley en el Senado, en el
periodo de alegaciones conseguimos mantenernos como policías
judiciales”, pero se enfrentan a los recortes y falta de medios. Por
ello pide a las comunidades autónomas que “potencien la investigación de
los incendios a través de los agentes ambientales” como conocedores del
campo.
En la lucha contra los incendios muchos se juegan la vida. El pasado 23 de diciembre
murió un piloto de helicóptero,
José Antonio Rodríguez, en la extinción de un incendio en el municipio
asturiano de Parres. El helicóptero chocó debido a la falta de
visibilidad por el humo. Ese día había en Asturias
14 incendios provocados tres días antes con 147 focos ardiendo a la vez.
Desde la Fundación Hombre y Naturaleza se pide también “castigar
ejemplarmente a los incendiarios, entre otras razones para motivar y por
respeto a las brigadas que arriesgan la vida en los incendios”.
Pero no es sólo el fuego. “Ya está lloviendo y nevando en algunos sitios, y ahora
la erosión de los terrenos va a ser brutal”, reconoce Fernández Fabián. El agua arrastra los suelos antes sujetos por la vegetación. Por ello desde
la Coordinadora Ecoloxista solicitan
que se prohíba el ganado en las zonas quemadas para evitar que aumente
más la pérdida de suelo y vegetación y “se acote el pastoreo en todas
las zonas incenciadas”.
Otro factor de riesgo es
la falta de mantenimiento y vigilancia de los montes.
El agente denuncia que “no existen en Asturias patrullas de vigilancia:
“Si tú quieres prender fuego al monte, los agentes forestales no te van
a sorprender”, dice Fernández Fabián. Senabre coincide con él y
manifiesta que
“los montes están como están.
No se puede tener cuadrillas de gente contratada unos meses y con total
precariedad, por cuatro perras, pero cuando hay un incendio los van a
buscar a su casa y levántate de tu cama y juégate la vida”.
El fenómeno de El Niño
Los incendios en la cornisa cantábrica han contado no sólo con la mano del hombre, también con una climatología favorable.
Muchos hablan de cambio climático. Sin embargo, para
Jorge Olcina,
catedrático de Análisis Geográfico y responsable del Instituto de
Climatología de la Universidad de Alicante, “no se puede hablar en este
caso de cambio climático, porque éste es un proceso a medio y largo
plazo. Lo que sí estamos notando del cambio climático es la subida de
temperaturas”.
Esas temperaturas suaves y la ausencia de lluvia de este invierno tienen que ver, según Olcina, con
El Niño, un fenómeno natural que va ligado al calentamiento de las aguas del Pacífico: “Lo que está ocurriendo en el Pacífico con
el fenómeno de El Niño es que ha alterado toda la circulación atmosférica de Europa. Ha provocado
la instalación de un potente anticiclón
en noviembre y diciembre”. El climatólogo señala que esa situación es
“la causante directa de la sequedad ambiental del terreno” y ha impedido
que llueva. “Se han creado las condiciones necesarias en la cornisa
cantábrica para que cualquier pequeño incendio cobrara una significación
importante”, explica Olcina, y advierte también de que ésa va ser
también la tónica de los incendios en todo el territorio peninsular para
este año.