Javier Guzmán | Las
grandes empresas cárnicas estadounidenses necesitan urgentemente
derribar las restricciones al uso de antibióticos en Europa y así poder
comercializar y producir a mayor escala http://www.nuevatribuna.es/articulo/consumo/ttip-carne-nos-matara/20150731132543118624.html 31 de Julio de 2015
Las últimas décadas el consumo de carne a nivel mundial no ha parado de crecer; desde 44 millones de toneladas en 1950 a 284 millones de toneladas en 2009 y todo indica que seguirá incrementándose en los próximos años.
Este aumento de consumo de carne lleva obviamente aparejada un
aumento de la producción animal, lo cual genera enormes problemas de
sostenibilidad, consumo de agua y de competencia directa con el derecho a
la alimentación de millones de personas. Así se estima que un 35% de la
cosecha de grano del mundo (760 millones de toneladas) es utilizada con
fines de producción animal.
El sector cárnico, en las últimas décadas y de forma
paralela, ha sufrido una enorme transformación marcada por una mayor
industrialización y verticalización del sistema de producción. Así vemos
cómo en pocos años este proceso ha hecho desparecer silenciosamente
miles de granjas familiares y la aparición en su lugar de factorías
o fábricas de producción animal, cada vez más grandes y por eso es cada
vez más frecuente encontrarse en la prensa el fenómeno de las mega
granjas, con cientos y miles de animales. En este momento solo las cuatro primeras empresas cárnicas controlan el 85% del mercado mundial.
EL USO DE ANTIBIÓTICOS
Pero para que este despropósito de factorías de miles animales hacinados haya sido posible es imprescindible contar con la inestimable ayuda de los antibióticos, el consumo del cual no ha hecho nada más que crecer.
Las sustancias antimicrobianas
se emplean en veterinaria con fines terapéuticos y profilácticos para
tratar infecciones. Pero los antibióticos también pueden ser empleados
en producción animal por otras dos razones, además de la curativa. Las
dos razones son la preventiva y como promotores de crecimiento. Las
condiciones de la ganadería industrial ha provocado un grado variable,
pero existente, de inmunosupresión en los animales haciéndolos más
propensos a enfermar.
Tal es su importancia que el aumento masivo y global de la producción de carne en factorías se prevé que en el año 2030 su uso se habrá incrementando en un 67%,
lo que representa una "amenaza para la salud pública", según afirma un
estudio recientemente publicado en el Proceedings of the National
Academy of Scientists (PNAS) de Estados Unidos.
El uso de antibióticos se duplicará en Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS)
debido a la transformación de su sector hacia sistemas intensivos de
producción .El estudio afirma que el uso de antibióticos ya está dando
lugar a una crisis de resistencia a los antibióticos en los EE.UU. y en
la Unión Europea.
Según la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) (año 2012), la resistencia de la bacteria Salmonella
spp. aislada de los casos que han afectado a humanos, se sitúa cerca
del 50% para los antibióticos más utilizados. Es decir, que la mitad de
la veces que alguien enferma de Salmonella y es tratado con
antibióticos, estos no funcionan. La media europea se sitúa entre un 25 y
un 30% en función del antibiótico. En el caso de Campylobacter, las
cepas aisladas en los casos que han afectado a humanos, vemos que más
del 80% de las cepas aisladas que afectaban a humanos en España eran
resistentes a los seis antibióticos más usados. Y finalmente, analizando
las cepas de Escherichia coli aislada en los casos de
contaminación de alimentos vemos que para la carne de pollo la
resistencia rondaba el 30% y para la carne de cerdo el 25%. No solamente
la EFSA confirma esta situación, así según datos del atlas mundial de
la OMS, en España la tasa de Escherichia coli (responsable, por ejemplo, del 80% de infecciones urinarias) es resistente al 34,5%.
En la Unión Europea la Directiva 1831/2003 prohibió los llamados
Antibióticos Promotores del crecimiento en Europa a partir del 2006. Es
decir, no se pueden administrar estas substancias (normalmente a través
del agua de bebida, pienso o a través de implantes subcutáneos en los
animales) en la producción animal europea. Aún así según el
Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades
calcula que la resistencia a los antibióticos provoca cada año 25.000 muertes
Aunque, como vemos, la situación europea dista de ser ideal, sí es
cierto que se han dado pasos importantes en el control del excesivo uso
de antibióticos para ganadería. Lo que nos encontramos en EE.UU
respecto de los antibióticos promotores del crecimiento, por el
contrario, ha sido, y es, muy diferente. Los antibióticos son usados de
forma rutinaria en la producción animal estadounidense, como se habían
estado en la UE antes de 2006. De acuerdo con la FDA, aproximadamente el 80% de todos los antibióticos usados en los Estados Unidos se destinan a ganadería y solamente el 20% a la salud humana.
De estos datos se podría desprender que estamos frente a los efectos
colaterales de un proceso de evolución normal del sector, pero nada más
lejos de la realidad. En verdad son el resultado directo de la
aplicación de políticas públicas con el objetivo de favorecer los
intereses de grandes corporaciones cárnicas. Así en Estados Unidos el
número de factorías de vacuno lechero se ha doblado (incremento del 93%)
en la última década y actualmente agrupan a más de 5 millones de vacas. Una media de 650 vacas, cada día, han pasado a ser criadas en este tipo de explotaciones ganaderas.
El número de animales destinado a vacuno de carne en granjas factoría
(los famosos feedlots) agrupan a más de 14 millones de animales,
añadiendo 1.100 animales cada día en la última década a estos sistemas
de producción. La media de una granja de feedlot en EEUU es de 3.800
animales.
Por lo que respecta a la producción de carne de cerdo,
en una década se han incrementado un 36% el número de granjas factoría y
actualmente más de 65 millones de cerdos se producen en este tipo de
granjas. 4.600 animales, cada día, han pasado a engrosar las filas de
este tipo de producción. El tamaño medio de las granjas se ha
incrementado un 42% y actualmente es de 5.200 animales.
EL TTIP, UNA AMENAZA PARA LA SALUD PÚBLICA
Estas grandes empresas necesitan ahora una vuelta de tuerca más. Se
trata del ensanchamiento del mercado, y a esto es a lo que responde el
TTIP, que tiene como uno de sus ejes fundamentales, no tanto el “abrir”
fronteras a los alimentos estadounidenses, sino “abrir” los órganos
reguladores agroalimentarios europeos. Se trata por tanto de
eliminar las barreras reguladoras que limitan los beneficios potenciales
de las corporaciones transnacionales a los dos lados del Atlántico.
Para mantener sus enormes beneficios necesitan urgentemente derribar
las restricciones al uso de antibióticos en Europa y así poder
comercializar y producir a mayor escala, eso sí, externalizando el coste
de los perjuicios causados en la salud de la población. Y es ni más ni menos que asuntos como este lo que se está ahora mismo negociando entre Estados Unidos y la Unión Europea.
Es imprescindible y urgente por tanto que los ciudadanos sepamos lo que
nos estamos jugando en este acuerdo y reaccionemos. Si no somos capaces
de hacer descarrilar este tratado en los próximos meses sufriremos
consecuencias que ni siquiera podemos llegar a imaginar.
Javier Guzmán
Director de VSF Justicia Alimentaria Global
Un blog que nace ante el intento por parte de algunos medios de desprestigiar el movimiento 15M ubicándolo en el marco anarcoperroflauta exclusivamente, ignorando a los miles de ciudadanos que toman las calles pidiendo libertad y justicia
lunes, 31 de agosto de 2015
“El tercer rescate de Grecia está diseñado para fracasar”
El exministro de Finanzas opina que España corre el riesgo de acabar igual que su país. Claudi Pérez Atenas 2 AGO 2015 http://internacional.elpais.com/internacional/2015/08/01/actualidad/1438462320_301878.html
“El despotismo sádico de la ideología dominante”. “La lectura moral de esta crisis”. “El abrazo mortal de la deuda”. Yanis Varoufakis (Atenas, 1961) recibe a EL PAÍS en su céntrica casa de la capital griega, con su famosa moto aparcada en la esquina. En las distancias cortas, el ya exministro se muestra amable y desenvuelto. Acerca al periodista una taza de café, se sirve otra y al asomar la grabadora demuestra por qué se le considera una de las lenguas más afiladas de la izquierda europea. 45 minutos después, duele dejar fuera de este texto un puñado de frases como las que sirven para arrancar el párrafo.
De su cabeza perfectamente rasurada no dejan de brotar ideas y alguna que otra contradicción. El tercer rescate a Grecia, vaticina, no va a funcionar; “está diseñado para fracasar” y es el punto final a una especie de “golpe de Estado” de los acreedores. Berlín tiene un plan para llevar a la troika hasta París, “el premio gordo”. Y la Europa que atemoriza con la salida de Grecia del euro, sostiene, va camino de convertirse en una idea siniestra, con fuertes dosis de prejuicios morales y un pésimo diagnóstico de la crisis que ha llevado a recetar políticas profundamente equivocadas una y otra vez.
Pregunta. Dejó el ministerio hace poco. ¿Cómo es su día a día?
Respuesta. Los periodistas sospechan que estoy desanimado, pero no entré en política para hacer carrera. Entré para intentar cambiar las cosas. Y hay que pagar un precio por tratar de hacerlo.
P. ¿Cuál es ese precio?
R. El desdén, el profundo odio del establishment. Si uno llega a la política sin querer hacer carrera acaba metiéndose en problemas.
P. ¿Tiene la sensación de haber logrado cambiar las cosas?
R. Por supuesto. ¿Por qué si no ha venido usted a verme? El Gobierno griego fue elegido para negociar duro, con argumentos que no eran aceptables para la eurozona. El mandato de Syriza era claro: conseguir un pacto con Europa con la idea de decirles a los socios que no podían seguir ahogando a Grecia de esa forma inhumana. Los griegos nos lanzamos con una fuerza imparable contra un Eurogrupo con una lógica inamovible e irracional. El resultado ha sido un montón de ruido. Y espero que también algo de luz.
España y el riesgo de ser como Grecia
C. P., Atenas
Preguntado por las declaraciones en las que Mariano Rajoy sugiere que
otros países pueden tomar la misma deriva que Grecia si ganan peso
opciones similares a Syriza, Varoufakis apunta que el país heleno “se ha
convertido en una especie de pelota de fútbol para los políticos de
derechas, que insisten en asustar con Grecia a la población”.“Los españoles tienen que mirar su situación económica y social y sobre eso valorar qué es lo que su país necesita independientemente de lo que pase en Grecia o donde sea.
El peligro de convertirse en Grecia siempre sigue ahí y se hará real si siguen repitiéndolos mismos errores que se impusieron en Grecia
”, dice el exministro. “Castigar el orgullo de un país para atemorizar a otros no es la idea de Europa por la que lucharon Felipe González, Valéry Giscard d’Estaing o Helmut Schmidt. Tenenos que recuperar el significado de ser europeo, encontrar maneras para recrear el sueño de combinar prosperidad con democracia”.
Varoufakis no cree que Podemos haya perjudicado a su Gobierno: “Nunca diría que Podemos ha sido un problema para nosotros. Puede haber intensificado el proceso. Pero sin Podemos, Europa habría usado la misma estrategia del miedo”.
R. Se equivoca. No es la antigua troika: la troika ha vuelto.
P. ¿Y qué le parece que los hombres de negro vayan a seguir en Atenas hasta que sus nietos sean adultos?
R. No lo harán. El acuerdo no tiene futuro. Se basa en proseguir con la farsa de la patada hacia adelante: prorrogar la crisis con nuevos préstamos insostenibles, y fingir que eso resuelve el problema.
P. ¿Qué espera entonces de los próximos meses? ¿Nada bueno?
R. El tercer rescate está diseñado para fracasar. Seamos sinceros: el ministro alemán, Wolfgang Schäuble, nunca estuvo interesado en pactar nada que pueda funcionar. Su plan es rediseñar la eurozona: parte de ese rediseño es echar a Grecia. Creo que está completamente equivocado, pero tiene mucho poder. Una de las falacias de estos días es presentar el pacto entre Atenas y los acreedores como una alternativa al plan de Schäuble. No es así: el acuerdo es parte del plan de Schäuble.
P. ¿Da por seguro el Grexit?
R. Ojalá no sea así. Pero habrá mucho ruido, retrasos, incumplimiento de objetivos, más recesión, problemas políticos. Cuando llegue el momento se verá si Europa quiere o no seguir adelante con el programa de Schäuble.
P. Berlín acaba de sugerir un plan para aplicar las reglas del euro aún con más dureza.
R. Schäuble quiere dejar de lado a la Comisión y crear una especie de autoridad fiscal con capacidad para echar abajo los presupuestos nacionales, incluso en países que no estén bajo programa. Es como poner a todos los socios bajo programa. El plan Schäuble es imponer la troika en todas partes. En Madrid y en Roma. Pero especialmente en París.
P. ¿París?
R. París es el premio gordo, el destino final de la troika. El Grexit se usará para crear el miedo necesario en Madrid, Roma y París.
P. ¿Sacrificar Grecia para cambiar la fisonomía de Europa?
R. Es una demostración: esto es lo que pasa si no os sometéis a la troika. Lo ocurrido en Grecia es un golpe de Estado: la asfixia de un país a través de restricciones de liquidez. En Bruselas nunca hubo interés por ofrecer un pacto mutuamente beneficioso. Las ayudas no llegaban; había que hacer frente a continuos pagos al FMI y al BCE, y al final nos quedamos sin dinero. Luego nos dieron un ultimátum y nos vimos obligados a cerrar los bancos. El resultado es el mismo que haber derrocado a un Gobierno o haberle forzado a derrocarse a sí mismo.
P. ¿En qué lugar queda Europa en ese relato?
R. Nadie puede ser libre si una sola persona está esclavizada: esa es la paradoja de Hegel. España y los demás socios no pueden prosperar, ser libres o cuidar de su soberanía y sus democracias si se impide a otro socio la prosperidad, la soberanía o la democracia.
P. Nadie discute que la austeridad era excesiva ni la necesidad de reestructurar la deuda: se discute su estrategia negociadora.
R. Nada de lo relacionado con la austeridad y el alivio de la deuda era indiscutible en enero: es indiscutible ahora, porque pusimos ese debate sobre la mesa. A todos los que me dicen que hemos fracasado, les diría que hemos logrado abrir un debate no solo sobre Grecia, sino sobre Europa, que vale su peso en oro.
P. ¿Le satisface el resultado?
R. El euro estaba mal diseñado, como se vio tras el colapso de Lehman. Desde entonces, Europa vive en estado de negación y ha hecho lo contrario de lo que debía. Un país como Grecia, con apenas el 2% del PIB europeo, eligió a un Gobierno que ha puesto sobre la mesa asuntos cruciales; tras seis meses de lucha hemos perdido la batalla. Pero ganamos la guerra: hemos cambiado el debate.
P. ¿Entonces le basta con eso?
R. Por supuesto. No puedo cuantificar ese resultado; no puedo decirle cuántos miles de millones vale transformar el debate. Pero hay cosas que se miden por su valor, no solo por su precio.
P. Usted tenía un plan B: una moneda paralela dentro del euro. ¿Aún puede activarse?
R. Vamos a separar dos cosas. Había un esquema, denominado plan X, un plan de contingencia para responder a los actos de agresión por parte del BCE, el Eurogrupo y demás instituciones. Y un diseño para un nuevo sistema de pagos a través de la oficina de impuestos. Este sistema se debería haber aplicado de todos modos; debería aplicarse mañana. Pero el plan X ya es historia.
P. Según Tsipras, no había alternativa al pacto. ¿Con el plan B está usted diciendo lo contrario?
R. Desde joven he rechazado esa idea thatcheriana de que no hay alternativa. Siempre la hay.
P. Ha hablado de terrorismo monetario y de tortura fiscal. ¿Esa retórica no fue muy nociva?
R. Esa idea de la tortura fiscal es una descripción exacta de lo sucedido. La idea es que al torturado se le mete la cabeza en el agua; antes de que se asfixie, se le permite respirar para después volver a sumergírsela, y así hasta que confiese. A Grecia se le asfixia con la falta de liquidez. Incluso tras el rescate, los socios han dado solo 7.000 millones, lo justo para pagar al FMI y al BCE: de esa manera el Gobierno sigue bajo absoluto control. En cuanto al terrorismo, el 25 de junio los acreedores nos obsequiaron con una propuesta para cinco meses, a sabiendas de que era imposible cumplir las condiciones. Decidimos someterla a referéndum, y pedimos una extensión del rescate de dos semanas para votar en paz. El Eurogrupo nos negó esa ampliación; nos obligó a cerrar los bancos. En una economía moderna, cerrar los bancos es la peor forma de terrorismo monetario. ¿Qué es el terrorismo, sino perseguir una agenda política mediante el miedo? Eso hicieron: aterrorizar a la gente sobre los efectos de votar no. Si en Bruselas se hubieran abstenido de asustar a los griegos, yo no habría usado esa palabra.
P. ¿Llamar criminal al FMI, como hizo Tsipras, favoreció en algo las condiciones del acuerdo?
R. Seamos precisos: Tsipras habló de un programa de negligencia criminal que impuso a los griegos una crisis monumental, incluida una crisis humanitaria. No subimos el nivel de nuestra retórica hasta final de junio. Hasta ahí fuimos extremadamente corteses, pese a la increíble hostilidad del Eurogrupo. Para entonces, Tsipras había acordado el 90% del programa. ¿Qué hicieron los acreedores? Dar marcha atrás y volver a plantear medidas inaceptables, por ejemplo en el IVA. Ese fue un acto de agresión: ahí hablamos de negligencia criminal.
P. Si el acuerdo es tan malo, ¿por qué lo aceptó Tsipras?
R. Eso debe preguntárselo a él.
P. ¿Por qué no consiguió un solo aliado en el Eurogrupo?
R. Esa idea de que el Eurogrupo son 18 contra uno es ilusoria. Hay una pequeña minoría que cree en la austeridad. Hay un grupo mayor de Gobiernos que no creen en la austeridad, pero están obligados a defenderla porque la impusieron. Y todavía un tercer grupo, con Francia, que ni cree en la austeridad ni la practica.
P. ¿Los griegos que votaron a un partido de izquierdas entienden las fotos en Paris Match?
R. Dese un paseo conmigo por las calles y verá. Aun así, me arrepiento de esa sesión fotográfica, por lo demás estéticamente terrible. Puede que no me crea, pero cuando acepté no conocía Paris Match. Cometí el error de aceptar la sesión de fotos. Pido disculpas.
P. Una vez dijo que el legado de Thatcher fue la peligrosa financiarización de la economía y, sobre todo, Tony Blair. ¿Qué legado dejará Angela Merkel?
R. Europa corre el riesgo de convertirse en una jaula de hierro: espero que la canciller Merkel no quiera dejar esa herencia.
domingo, 30 de agosto de 2015
La Conjura de los Hipócritas: la maldad de Convergència
"He caído en barrena en otro agujero negro que me ha llevado a
otro universo, muchas veces ya conocido y repudiado, al enterarme de
que la Guardia Civil ha irrumpido en el edificio de la sede de
Convergència en Barcelona"
Antonio Aramayona 29/08/2015
Antonio Aramayona 29/08/2015
http://www.eldiario.es/aragon/elprismatico/Conjura-Hipocritas-maldad-Convergencia_6_424917525.html
Acabo de escuchar en la radio que Stephen Hawking ha afirmado grosso modo
en una conferencia en Estocolmo que la caída en un agujero negro sería
un viaje solo de ida, pero los posibles viajeros espaciales podrían
terminar en otro universo.
Y no le falta razón. He
caído en barrena en otro agujero negro que me ha llevado a otro
universo, muchas veces ya conocido y repudiado, al enterarme de que la
Guardia Civil ha irrumpido en el edificio de la sede de Convergència en
Barcelona, así como en la sede de la Fundación convergente CatDem y los
ayuntamientos de Sant Celoni, Figueres, Lloret y Sant Cugat, regidos
también por Convergència. E inmediatamente una molesta mosca se me ha
pegado irremisiblemente a la oreja.
No soy militante ni siquiera simpatizante de
Convergència, pero me parece mosqueante que la policía entre y se lleve
información de la sede central y la sede de su Fundación un mes antes de
las elecciones autonómicas (tenidas por tirios y troyanos como un
plebiscito de facto) y unos días antes de la
celebración de la Diada catalana el 11 de septiembre. Me resulta
indigerible que sea solo y principalmente un acto movido solo por el
deseo de hacer justicia y esclarecer unos posibles actos delictivos.
Vivimos cada vez más en el país del “todo vale” y de que lo que más
importa es ganar elecciones para seguir mandando y a la vez para que no
fisguen en los propios asuntos.
Me resulta intragable la pregunta de por qué la policía no entró jamás en la sede del PAR, cuando, por centrarnos solo en su affaire
más maloliente y claro, en el municipio zaragozano de La Muela el tufo a
choriceo y negocios sucios era insoportable. O cómo no fue la policía
al domicilio de sus principales dirigentes, más preocupados en tapar y
acallar que en contribuir al esclarecimiento de asuntos paracriminales.
¿No sabían nada quizá?
Recordemos otras cloacas: la
Púnica (¿entró la policía en la sede del PP Madrid, 1ª planta de
Génova?), los papeles de Bárcenas, la caja B del PP, los sobres en
negro, los pagos en negro del PP (¿entró alguna vez la policía en la
sede central del PP, calle Génova? ¿Detuvo a alguien por destruir
pruebas definitivas, como la memoria de varios ordenadores en su propia
sede?), la trama Gürtel (¿entró la policía alguna vez en la sede del PP
en Valencia? ¿indagó realmente e irrumpió a tiempo, por ejemplo, en el
ayuntamiento de Alicante o en decenas de ayuntamientos similares?), el
caso de la Plataforma Logística “Plaza” en Zaragoza (¿ha entrado acaso
la policía en la sede del PSOE aragonés, calle Conde Aranda?). Hablando
de Fundaciones de partidos (dejo aparte sindicatos, organizaciones
empresariales, por no ser demasiado prolijo). ¿Ha entrado la policía y
se ha llevado documentación de la Fundación FAES, presidida por José Mª
Aznar? ¿O de cualquiera de las numerosas Fundaciones socialistas?
Me parece vergonzante la manipulación informativa a la que quieren
someternos. Me parece vergonzante cualquier tipo de juego sucio para
ganar o hacer perder unas elecciones. Me parece vergonzante el silencio
de muchos dirigentes o las declaraciones turiferarias de otros acerca de
la inspección de Convergència, portada ipso facto
de la mayoría de medios. Es posible que Convergència haya perpetrado no
pocos delitos contra la hacienda pública. Lo sabía González cuando
pactó con nacionalistas para gobernar. Lo supo Aznar cuando pactó con
nacionalistas y habló en catalán en la intimidad para gobernar. Lo que
más me cabrea es tener que seguir oliendo la podredumbre política y
ética de los “partidos mayoritarios”, de orden tan ordenado y ordenante,
coautores de la modificación del artículo 135 de la Constitución. PSOE y
PP son dos grandes Tartufos, de pomposos y graves discursos,
engañabobos, hipócritas, trileros. Solo tengo que agradecerles con esto
de Convergència que Sergio Morate, el asesino de dos mujeres jóvenes de
Cuenca, por fin no será ya asunto de portada y primera página en los
medios.
Íñigo Méndez de Vigo. Actual Ministro de Cultura, tras Wert
George Gonzalo ha compartido la foto de Julio R. Puelles: Los hijos de Franco gobiernan España.
Éste ser podría empezar por condenar el franquismo y luego hablamos.
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sábado, 29 de agosto de 2015
Si en la ruta que los refugiados hacen a pie hay agua, no es por los gobiernos ni la UE, sino por Médicos Sin Fronteras
Principia Marsupia 29/8/2015
Si en la ruta que los refugiados hacen a pie hay agua, no es por los gobiernos ni la UE, sino por Médicos Sin FronterasAuschwitz, 1940? No. Europa ayer.
COPIADO en 28/8/2015, fb Pelayo Martín ha compartido la foto de Rodrigo López Muñoz.
Pelayo Martín: El trabajo les ha hecho libres... como entonces... como siempre.
Rodrigo López Muñoz: Auschwitz, 1940? No. Europa ayer.
AÑADIDO a las 23h.: Julio Anguita... No hay palabras para describir el dolor de los refugiados que llegan a Europa y en lugar de civilización se encuentran barbarie.
«Es criminal dar quimioterapia a las mujeres con cáncer de mama que se curarían sin ella»
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La ponencia del oncólogo José Manuel López Vega llena el Ateneo en el estreno del Aula de Salud organizado por El Diario Montañés y el Igualatorio
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ANA ROSA GARCÍA | SANTANDER.
Pero hoy en día, 'salvarse' de la alta toxicidad de la quimio tiene un precio, entre los 2.000 y los 3.200 euros, dependiendo de la comunidad autónoma, que es lo que cuesta el test genético. «Entonces, ¿no lo cubre la Seguridad Social?», le interrogó una mujer del público. «No en todos los casos. En Cantabria, hay un acuerdo tácito entre las direcciones de Valdecilla y Sierrallana para financiar treinta pruebas al año», respondió. Al resto de las afectadas, si quieren agotar la única opción de evitar el temido y agresivo tratamiento, le supone 2.550 euros, que es el precio del test que se ofrece en Mompía, y que tampoco se incluye en las pólizas de seguros médicos privados. En este punto, López Vega dejó claro que lo que para unos es un gasto, para otros es «la mejor inversión». Para justificarlo presentó el balance de los últimos 24 casos analizados -la muestra de tumor se envía a un laboratorio de Madrid-.
Resultados
«Por los criterios clásicos, les hubiéramos dado
quimioterapia a 12 de estas pacientes. El test ratificó que seis de
ellas la necesitaban, pero que las otras seis presentaban un tumor de
bajo riesgo, lo que implica que no van a recaer aunque no les demos la
quimioterapia». El facultativo, «último fichaje estrella del
Igualatorio», como recordó el presidente de la institución, Tomás Gómez,
en la presentación, insistió en que «la Oncología necesita recursos
para que la medicina sea más personalizada».
Así que la siguiente cuestión era obligada, ¿cuántos test se pueden
hacer por cada ciclo de quimio que se ahorra el sistema?, le planteó una
de las asistentes. López Vega se mostró partidario de no relacionar
ambos conceptos, primero porque el coste de la quimioterapia puede
variar desde los 200 a los 15.000 euros, dependiendo del nivel de
toxicidad, y segundo porque «los test de riesgo se deben de poner en
relación con la seguridad clínica. Una paciente que se somete a este
tratamiento puede que necesite ingreso hospitalario, fármacos para
compensar las complicaciones derivadas e, incluso, más baja laboral y,
en algunos casos, el riesgo de perder el empleo. Vale, al final se cura,
pero ¿hacía falta hacerle pasar por todo esto?». En cualquier caso, también recalcó -en respuesta a otra de los interlocutores- que no es una prueba que debería hacerse por sistema, sino «limitada a aquellas pacientes con las que tenemos serias dudas del cariz de su tumor. Si de entrada vemos que tiene mala pinta, no necesitamos que un test nos lo confirme. Se estima que sería necesario realizarlo a una de cada cinco mujeres».
Entre el público, además de los asiduos a las sesiones que convoca el Ateneo de Santander, se dieron cita pacientes y familiares tocados por esta enfermedad traicionera, que «puede afectar a cualquiera, pues no distingue clases sociales ni obedece a hábitos incomprensibles o a factores externos, como ocurre con el tabaco en el cáncer de pulmón o el sol en el melanoma», explicó el médico. En unos casos, las
secuelas de la quimioterapia delataban la razón de la asistencia a esta primera sesión del Aula de Salud; en otros, la incertidumbre se lleva por dentro, como la de una de las mujeres pendiente de conocer el resultado de la prueba que decidirá si en cuestión de días se somete a la quimioterapia o podrá superar la enfermedad sin pasar por ese trago.
«A día de hoy, el único factor de riesgo conocido es ser mujer, casi siempre mayor de 45 años (por debajo de esa edad se diagnostica uno de cada 7 u 8 casos). Solo en casos contados, hay detrás una historia familiar florida de cáncer», señala.
Próximas ediciones
En la presentación del ciclo de conferencias 'Compartiendo Salud', el
presidente del Ateneo de Santander, Manuel Ángel Castañeda, aplaudió la
iniciativa puesta en marcha de forma conjunta por EL DIARIO MONTAÑÉS y
el Igualatorio Cantabria, que «no ha podido tener mejor inicio, pues ha
reunido en su estreno a más de 200 personas». Será a la vuelta del
verano cuando se organicen las siguientes ediciones, que se celebrarán
en miércoles y siempre girarán en torno a temas sanitarios de gran
interés porque «son universales, nos afectan a todos», añadió. También el director adjunto de EL DIARIO, José Emilio Pelayo, intervino brevemente al inicio del foro para exponer el objetivo de estas jornadas, que no es otro que «acercarnos a la salud, al rostro de la medicina, que si no es humana no es medicina»; y destacó «el lujo» de compartir esta primera experiencia con López Vega, un gran profesional, que además «colabora desde hace cinco años con su pluma en las páginas de EL DIARIO, donde nos sorprende con cada artículo que escribe». Tomás Gómez, presidente del Igualatorio y amigo del oncólogo, remató la presentación. La inauguración del Aula de Salud contó también con la presencia del director general de Editorial Cantabria, Ignacio Pérez, y el del Igualatorio, Pablo Corral, entre otros.
A lo largo de su exposición, el experto en oncología insistió en que «la continuidad asistencial es esencial. La agenda tiene que estar siempre abierta para dar respaldo a estas pacientes, más allá de indicarles el tratamiento que necesitan. Debemos ser el médico general de la paciente con cáncer; no vale que la lleve su médico y de vez en cuando la vea el oncólogo. Debemos funcionar como un servicio».
viernes, 28 de agosto de 2015
Así abusan las cuatro principales empresas de telefonía móvil
Facua denuncia "la falta de responsabilidad" del
Gobierno ante estos "fraudes masivos" y pide a los partidos que
concurran a las elecciones que propongan la intervención estatal en el
sector de las telecomunicaciones. Publicado: 18.08.2015
http://www.publico.es/economia/timan-cuatro-principales-empresas-telefonia.html
http://www.publico.es/economia/timan-cuatro-principales-empresas-telefonia.html
MADRID.- Activar y cobrar un
servicio de manera automática y sin preguntar o subir el precio de una
tarifa contratada por clientes con compromiso de permanencia son las
cláusulas abusivas de moda. Incurren en ellas las principales empresas
de telecomunicaciones, a las que FACUA-Consumidores en Acción ha denunciado por diversas prácticas ilegales.
La Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios establece como abusivas "las cláusulas que vinculen cualquier aspecto del contrato a la voluntad del empresario", y esto es lo que hacen Vodafone, Movistar, Orange y Yoigo de manera recurrente y con total impunidad. Estas prácticas, lamenta Facua, han convertido el sector de las telecomunicaciones en un "mercado opaco en el que al usuario le resulta imposible comparar y elegir la mejor opción".
El portavoz de la asociación, Rubén Sánchez, denuncia la "falta de responsabilidad" del Gobierno y las comunidades autónomas por "mirar hacia otro lado y no actuar ante estos fraudes masivos" y pide que los partidos que concurren este año a las elecciones generales incluyan en sus programas el compromiso de "intervenir en el sector de las telecomunicaciones". Ante la escasa competencia —Vodafone, Movistar y Orange han desbancado a compañías pequeñas como Ya.com, Ono o Jazztel— y al aumento de los precios de los servicios, Facua propone que el Gobierno establezca "tarifas referentes" que deban ofrecer por norma todas las compañías y que luego vendan servicios adicionales para competir entre ellas.
La Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios establece como abusivas "las cláusulas que vinculen cualquier aspecto del contrato a la voluntad del empresario", y esto es lo que hacen Vodafone, Movistar, Orange y Yoigo de manera recurrente y con total impunidad. Estas prácticas, lamenta Facua, han convertido el sector de las telecomunicaciones en un "mercado opaco en el que al usuario le resulta imposible comparar y elegir la mejor opción".
El portavoz de la asociación, Rubén Sánchez, denuncia la "falta de responsabilidad" del Gobierno y las comunidades autónomas por "mirar hacia otro lado y no actuar ante estos fraudes masivos" y pide que los partidos que concurren este año a las elecciones generales incluyan en sus programas el compromiso de "intervenir en el sector de las telecomunicaciones". Ante la escasa competencia —Vodafone, Movistar y Orange han desbancado a compañías pequeñas como Ya.com, Ono o Jazztel— y al aumento de los precios de los servicios, Facua propone que el Gobierno establezca "tarifas referentes" que deban ofrecer por norma todas las compañías y que luego vendan servicios adicionales para competir entre ellas.
Vodafone: activación y cobro automático del servicio + Megas
Vodafone ha dado de alta el servicio + Megas a la
mayoría de sus clientes sin consultarles previamente. Se trata de una
tarifa para que los usuarios que agotan los datos mensuales de conexión a
Internet adquieran más y puedan seguir navegando a la misma velocidad
pagando dos euros. Esos datos se van añadiendo en bloques de 200 megas
conforme se van consumiendo. Como el servicio se ha activado
automáticamente, los clientes no son avisados de que han superado el
límite de datos, por lo que siguen navegando mientras aumenta su factura.
La compañía avisó a sus usuarios del alta en este servicio adicional aprovechando un SMS en el que informaba también de una subida de tarifa y de los cambios en las condiciones de los servicios que ya tenían contratados. Lo correcto, según Facua, hubiese sido ofrecer el servicio informando de todas sus condiciones para que los interesados lo contrataran, en lugar de activarlo automáticamente. La organización recuerda que, además de ser una cláusula abusiva, el cobro por defecto es un práctica prohibida por la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios: "Queda prohibido el envío, suministro o prestación de servicios al consumidor no solicitados por él cuando incluyan una pretensión de pago de cualquier naturaleza", reza la norma.
La compañía avisó a sus usuarios del alta en este servicio adicional aprovechando un SMS en el que informaba también de una subida de tarifa y de los cambios en las condiciones de los servicios que ya tenían contratados. Lo correcto, según Facua, hubiese sido ofrecer el servicio informando de todas sus condiciones para que los interesados lo contrataran, en lugar de activarlo automáticamente. La organización recuerda que, además de ser una cláusula abusiva, el cobro por defecto es un práctica prohibida por la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios: "Queda prohibido el envío, suministro o prestación de servicios al consumidor no solicitados por él cuando incluyan una pretensión de pago de cualquier naturaleza", reza la norma.
Orange: subida "ilegal" de sus tarifas Canguro
Orange ha comenzado a notificar a sus usuarios con
contrato de permanencia que los precios de la tarifa Canguro en sus dos
variedades (Ahorro y Sin límite) aumentarán dos euros a finales de
septiembre y, a cambio, la capacidad de navegación móvil aumentará en
500 Mb. Facua asegura que la subida es "ilegal".
En este tipo de fraudes, los clientes que aún no hayan cumplido su periodo de permanencia tienen derecho a que la empresa les mantenga la tarifa mientras dura esa permanencia. La organización informa de que los afectados pueden denunciar a la compañía ante las autoridades de consumo de las comunidades autónomas para exigir el mantenimiento de las tarifas que contrataron o darse de baja de la empresa y demandarles que sea la propia compañía quien les abone las penalizaciones por incumplir los contratos de permanencia. Los contratos de permanencia, recuerda la organización, "no sólo vinculan a los usuarios, sino también a las compañías, que tienen que respetar las tarifas durante su vigencia".
Orange también ha anunciado recientemente una subida del establecimiento de llamada a los usuarios de la tarifa Colibri.
En este tipo de fraudes, los clientes que aún no hayan cumplido su periodo de permanencia tienen derecho a que la empresa les mantenga la tarifa mientras dura esa permanencia. La organización informa de que los afectados pueden denunciar a la compañía ante las autoridades de consumo de las comunidades autónomas para exigir el mantenimiento de las tarifas que contrataron o darse de baja de la empresa y demandarles que sea la propia compañía quien les abone las penalizaciones por incumplir los contratos de permanencia. Los contratos de permanencia, recuerda la organización, "no sólo vinculan a los usuarios, sino también a las compañías, que tienen que respetar las tarifas durante su vigencia".
Orange también ha anunciado recientemente una subida del establecimiento de llamada a los usuarios de la tarifa Colibri.
Movistar: cinco euros mensuales más por Movistar Fusión
Cerca de cuatro millones de usuarios están afectados por la subida ilegal de las tarifas de Movistar Fusión en cinco euros mensuales,
con la que la compañía aumentaría sus beneficios, según Facua, en más
de 220 millones de euros. La organización ha interpuesto una demanda
contra Telefónica en los juzgados de lo mercantil de Madrid por esa
práctica abusiva, pero aún no ha obtenido respuesta.
Yoigo: aumento del precio del establecimiento de llamada
"Hola, desde el 15 de septiembre el precio del
establecimiento de llamada será de 20 céntimos (IVA incluido). Si no
estás de acuerdo, puedes pedir baja". Con este SMS está informando Yoigo
a todos sus clientes de la subida del establecimiento de llamada, que
actualmente cuesta 18,15 céntimos. Facua advierte de que los usuarios
con contrato de permanencia pueden denunciar a Yoigo para exigir el
mantenimiento del precio del establecimiento de llamada.
jueves, 27 de agosto de 2015
Deudocracia, Grecia y Podemos, de Jaime Pastor
Jaime Pastor - Lunes 27 de julio de 2015
http://www.vientosur.info/spip.php?article10337
http://www.vientosur.info/spip.php?article10337
Desde que en 2008 estalló la crisis
sistémica de este capitalismo global financiarizado vivimos unos tiempos
acelerados y convulsos que apenas ayudan a detenerse y analizar las
corrientes de fondo dentro de este cambio de época. Con todo, hay
esfuerzos en ese sentido. Quizás uno de los más leídos en medios de la
izquierda, e incluso académicos, es el que realiza desde hace tiempo
Wolfgang Streeck. En uno de sus artículos con título optimista (“¿Cómo
terminará el capitalismo?”)1/ subraya tres tendencias
contemporáneas sobre las que no es difícil coincidir: un declive
persistente de la tasa de crecimiento económico; un aumento, igualmente
constante, de la deuda global2/ y, finalmente, una profundización de la desigualdad económica, tanto de ingresos como de riqueza.
Streeck destaca también cómo “la protección institucional de la economía de mercado frente a las interferencias democráticas ha avanzado mucho en las últimas décadas”, siendo buena muestra de esto “la des-democratización del capitalismo europeo sin, por supuesto, despolitizarlo”. Después de constatar, recordando a Karl Polanyi, los límites a los que ha llegado la mercantilización del trabajo, la naturaleza y el dinero, diagnostica cinco problemas centrales del capitalismo actual:
· el estancamiento económico (secular pero con burbujas recurrentes),
· la redistribución oligárquica de la riqueza y la separación creciente del destino de las elites económicas del de las masas,
· el saqueo del dominio público,
· la corrupción sistémica, y
· la anarquía global en el plano geopolítico pese a la persistencia de la hegemonía estadounidense.
Todo este proceso se ha visto acompañado –y estimulado- por las transformaciones del Estado: desde el fiscal de posguerra al endeudado y, finalmente, al austeritario del momento actual. Streeck vaticina finalmente un “período largo y doloroso de decadencia acumulativa” del capitalismo que puede tener ciertas semejanzas, aunque también diferencias, con el vivido durante los años 30 del pasado siglo.
Al margen de las controversias que puede provocar este pronóstico y de que subestime la relevancia de factores como la crisis energética, el cambio climático o los efectos en una desigualdad estructural mayor como la de géneros, etnias y naciones, no parece difícil coincidir en el análisis a grandes trazos que hace del momento histórico que estamos viviendo3/. Lo más llamativo es, sin embargo, que, como también señala Streeck, “ya nadie cree en un renacimiento moral del capitalismo. El intento de Weber de evitar que se confundiera con la codicia ha fracasado finalmente, puesto que más que nunca se ha convertido en sinónimo de corrupción”. Esta es la gran paradoja de nuestro tiempo: se acabó el relato del “progreso” social bajo el capitalismo, con lo que el déficit no solo de legitimidad sino también de eficacia del mismo (salvo para el 1 %) no hará más que aumentar en los próximos tiempos; empero, la capacidad de los y las de abajo para convertir esta crisis en una oportunidad para frenar esta “Gran Involución” y caminar hacia una salida alternativa y solidaria se encuentra enormemente limitada y generalmente reducida a luchas a escala nacional-estatal. Nada parece más urgente, por tanto, que la reconstrucción de un internacionalismo abiertamente antagónico de las clases trabajadoras, desposeídas y empobrecidas frente a un gran capital transnacional cada vez más enriquecido y ajeno a la satisfacción de las necesidades de las mayorías sociales y a la sostenibilidad de la vida en el planeta.
La clave griega
Hemos podido comprobar todo esto con el desenlace, esperemos que no definitivamente resuelto, de la contradicción vivida en Grecia entre el No del referéndum a la austeridad de la troika y Merkel, por un lado, y la capitulación del gobierno de Tsipras frente a sus dictados, por otro. Nunca había quedado más evidente la disposición de “las instituciones” (con el Banco Central Europeo a la cabeza) a imponer su tan predicada “gobernanza” al servicio de la deudocracia frente a la decisión soberana de un pueblo dispuesto a sobrevivir a la catástrofe que está sufriendo.
Con la instauración de un verdadero protectorado este golpe de Estado financiero se convierte en un aviso frente a cualquier intento de desafiar la Constitución económica de la eurozona por parte de uno u otro gobierno, aunque éste cuente con el apoyo de una amplia mayoría de la población. El mito de la Europa democrática y de los derechos sociales se ha visto así finalmente derrumbado y a esto han contribuido también los partidos socialdemócratas europeos, convertidos en fieles servidores de la deudocracia.
En efecto, por desgracia, la idea de “Europa” e incluso la del euro como símbolos de prosperidad funcionaron como referentes en unos pueblos del sur -el griego, el portugués y el español- que salían de unas dictaduras en los años 70 del pasado siglo y a los que se les ofreció entrar en “el club de los ricos” en plena “guerra fría”. La euforia del euro y el “capitalismo popular” fueron instalándose en unas nuevas capas medias ascendentes pero luego llegaría la frustración a partir de 2008. Pese a que hoy aquella narrativa optimista pertenece ya al pasado, todavía funciona como recuerdo nostálgico frente al miedo a lo desconocido: en resumen, en lugar de percibir la “austerofobia”4/ como el justificado rechazo al despotismo del euro, persiste el temor a ser acusados de “eurofobia” bajo el chantaje de que la única Europa posible es la de la eurozona.
Esa resistencia a aceptar que ha cambiado el escenario explica la facilidad con la que la salida del euro, presentada por la gran mayoría de los medios de (des)información como equivalente al desastre y al caos, continúa pesando en amplios sectores de las clases subalternas. Eso no significa que esa salida fuera la solución. Depende de qué gobierno y con qué política se haría frente al problema de la deuda, a la oligarquía local y al capital extranjero, por un lado, y respecto a la población empobrecida, por otro. Pero, por desgracia, el gobierno de Tsipras ha acabado resignándose frente a ese discurso dominante.
Así que, como propone también Perry Anderson5/, habrá que concluir que hasta que la rabia no consiga ganar al miedo, no será posible avanzar hacia una ruptura con esta “Europa”, cada vez más asimétrica y dependiente de un “centro” bajo la hegemonía geoeconómica de un Estado alemán dispuesto, en cambio, a preservar su soberanía política siempre que sea necesario a través de su Tribunal Constitucional.
En el Estado español, ¿continuidad, recambio o cambio?
Con el precedente de la primera batalla de envergadura perdida en Grecia habrá que reflexionar sobre lo que está en juego en las próximas elecciones generales españolas si realmente queremos revertir el discurso oficial de los Rajoy y compañía de que “no hay alternativa” frente al austeritarismo. Por eso no se entiende el apoyo mostrado por dirigentes de Podemos a la capitulación que finalmente ha firmado el gobierno griego compartiendo, además, la falsa excusa de la “correlación de fuerzas·”, a sabiendas de que el No en el referéndum había cambiado precisamente esa situación a favor de una posición más firme frente a los acreedores.
Con esta actitud acrítica se asume el mismo error cometido por Tsipras y subrayado por parte de su oposición interna desde hace tiempo: la nula disposición a establecer medidas de control de capitales desde el primer día, a preparar un plan B (que implique todo un bloque de medidas de transición, incluida -como resultado y no como premisa- la salida del euro, en el sentido que apuntaban la Plataforma de Izquierdas, Lapavitsas, Toussaint o el mismo Varoufakis) que demuestre, frente a la troika y a Merkel, que sí había y hay alternativa frente a sus dictados. Un error que es más grave cuando se sostiene que “España no es Grecia” y, por tanto, se reconoce que se podría hacer valer mucho más la capacidad de presión que se podría ejercer frente a la troika y Merkel apoyándose en el peso económico español y en el “efecto contagio” que tendría una salida del euro dentro de la propia UE en el caso de que se nos quisiera imponer el austericidio.
En este marco general de crisis de la eurozona y de acoso permanente al pueblo griego se van a desarrollar las elecciones catalanas del 27 de septiembre en Catalunya y las generales de noviembre-diciembre. Las primeras van a ser sin duda una prueba de fuerza con el régimen del 78 y su pilar más debilitado, el Estado autonómico; pero también lo serán respecto a cómo se articula la aspiración a la soberanía del pueblo catalán con la defensa de los derechos sociales y la apuesta por otro modelo de país y de sociedad. Tres candidaturas aparecen en competencia en ese camino: la de Junts per el Sí, la de Catalunya Sí que es pot y la de CUP-Crida Constituent. Frente a ellas son los hasta ahora dos principales partidos de ámbito estatal los que aparecen como los posibles grandes perdedores y sin que Ciutadans logre compensar su caída. Lo que sí parece muy probable es que, aun no saliendo una mayoría independentista de esas elecciones, sí habrá una mayoría soberanista dispuesta a seguir desafiando al régimen en la reivindicación del derecho a decidir su futuro. Un régimen que, tanto por parte del PP como del PSOE, sigue aferrándose al fundamentalismo constitucional y a la defensa de la “unidad de España” como única respuesta frente a una fractura que tiende a profundizarse.
Junto a esta dinámica de confrontación creciente en torno al futuro de Catalunya -agravada por las amenazas por parte del gobierno del PP de recurrir al artículo 155 de la Constitución y a la nueva Ley de Seguridad Nacional- y, no cabe tampoco ignorarlo, de otros pueblos, como el vasco y el gallego, son la crisis social y la de la democracia las que ocupan el centro de la agenda política y los alineamientos del electorado. Tres opciones principales aparecen en disputa de cara al otoño: una, la propugnada por el PP de mera continuidad del régimen actual –maquillada por una renovación generacional-; otra, la de Ciudadanos, dispuesta a ofrecerse como “muleta” para la regeneración del PP o del PSOE en función de los resultados en torno a una nueva versión neoliberal; otra, en fin, la de Podemos, a favor de un “cambio” cuyo contenido sigue moviéndose en la ambigüedad calculada y con oscilaciones entre el reformismo y el rupturismo con el régimen y la troika en sus últimos pronunciamientos.
Una ambigüedad que también se manifiesta respecto al conflicto catalán-español, ya que, si bien hay por fin un reconocimiento de la plurinacionalidad, el equipo dirigente de Podemos continúa siendo reacio a la apuesta por un proceso constituyente propio en Catalunya, no subordinado al que se propugna a escala estatal. El argumento según el cual hasta que no se rompa el candado de la Constitución del 78 no será posible ejercer el derecho a decidir no se sostiene cuando más de un experto constitucionalista ha reconocido que incluso con una lectura abierta de la ley fundamental se podría haber permitido la consulta del 9-N; y, sobre todo, cuando estamos viendo que el desafío catalán se está convirtiendo en un factor clave de debilitamiento del régimen del que una fuerza como Podemos debería servirse para mejorar la tan recurrida “correlación de fuerzas” a escala estatal. Las lecciones de la historia, desde las promesas incumplidas de Azaña hasta las de Zapatero, están ahí para comprender ese rechazo desde Catalunya a la subalternidad, con mayor razón cuando no hay garantías de que después de las elecciones generales haya condiciones para un proceso constituyente a escala estatal.
Los últimos sondeos parecen, además, confirmar que la capacidad de resistencia al desgaste por parte de PP y PSOE es mayor de la que cabía prever a partir de las elecciones europeas, mientras que por el contrario el ascenso de Podemos parece haberse frenado bruscamente; en cambio, Ciudadanos sube, si bien no todo lo que gustaría a los poderes económicos que lo están apoyando. Cabe encontrar una explicación a cada caso: el PP puede haberse beneficiado del discurso de la “recuperación económica” y del miedo a Podemos y a la ruptura de la “unidad de España”; el PSOE, de sus ganancias en poder territorial tras las elecciones municipales y autonómicas y de un distanciamiento táctico frente a algunos recortes sociales. Por el contrario, en lo que afecta a Podemos, es posible que en su retroceso haya influido una mala lectura de los resultados del 24M, no reconociendo que durante la campaña y bajo los efectos positivos de la nueva “revolución democrática” se estaba conformando una nueva “marea” ciudadana capaz de generar mayor ilusión en que se puede “ganar” en las generales en torno a nuevas “confluencias” más allá de Podemos.
Confundiendo interesadamente iniciativas como “Ahora en Común” con meras maniobras de Izquierda Unida (aunque, sin duda, ésta ayudó torpemente a esa interpretación), algunos dirigentes de Podemos mostraron un preocupante menosprecio de, al margen de hasta dónde pueda llegar esta propuesta, lo que es un síntoma: la existencia de amplios sectores de activistas y de la ciudadanía que no están ni estarán en Podemos pero que, sin embargo, reconocen su protagonismo y quieren confluir con esta formación pidiéndole únicamente generosidad y apertura. Nos encontramos así con un escenario en el que las limitaciones de Podemos para, por sí solo, volver a crear ilusión en el “cambio” son cada vez más visibles y han quedado patentes en la contestación interna y la baja participación que han tenido las primarias y la consulta sobre las alianzas. La aspiración a funcionar como una “maquinaria de guerra electoral” ha conducido a una concepción patrimonial del partido por el equipo dirigente, a la exclusión de la disidencia de los procesos de decisión en muchos lugares y al desánimo y el abandono en muchos Círculos.
Haber desoído lo que se reclamaba en manifiestos como “Podemos es participación”, pese al elevado número de personas y cargos firmantes del mismo y cuando además ya se sabía que no iba a haber elecciones generales, ha sido un lamentable error cuyos costes todavía están viéndose. Sería bueno, por consiguiente, asumir las crecientes limitaciones que tiene el modelo de democracia plebiscitaria, sobre todo una vez que hemos visto ir diluyéndose el “efecto tsunami” de las elecciones europeas y que el propio discurso oficial, pese a transgredir más de una vez algunas “líneas rojas” a la búsqueda del “centro”, se ha mostrado ineficaz para “ganar” a nuevas capas del electorado y, en cambio, ha desconcertado a sus propias bases.
No parece, además, que sea suficiente compensar ese cierre de la cúpula de Podemos con la formalización de alianzas a escala autonómica, o con la disposición a incluir a personas independientes dentro de la marca Podemos en los próximos meses. Sobre todo cuando esas alianzas se están dando más con fuerzas políticas que, en el mejor de los casos, se mueven entre la vieja y la nueva política (como ICV, EUiA y Compromís) y se relega a un segundo plano a otras como Procès Constituent en Catalunya o, simplemente, se renuncia a estimular unas primarias efectivamente abiertas a toda la ciudadanía.
Estamos todavía a tiempo de (re)construir un partido-movimiento y no dejarlo para después de las elecciones, frente a lo que prometen ahora dirigentes de Podemos. Sólo hace falta derrochar imaginación y generosidad y no temer el desborde de una dinámica participativa que es la única garantía de volver a crear ilusión en que se puede “ganar” las próximas elecciones generales. Estoy convencido de que voluntad de colaboración en esa tarea no faltará por parte de quienes, aun siendo cofundadores de Podemos, hemos ido adoptando posiciones cada vez más críticas frente al rumbo que se ha ido siguiendo durante este corto pero intensísimo año y medio de vida de una formación que, gracias –no lo olvidemos- al camino abierto por el 15M, está marcando un antes y un después en nuestra historia política y social.
27/07/2015
Jaime Pastor es profesor de Ciencia Política de la UNED y miembro del Consejo Ciudadano Autonómico de Podemos en la Comunidad de Madrid
Notas:
1/ New Left Review, 87 (edición en castellano), julio-agosto 2014, pp. 38-68.
2/ Hoy mismo Joaquín Estefanía da cuenta de un Informe según el cual la deuda mundial agregada ha pasado del 230 % del PIB al inicio de la crisis al 272 % a finales del año pasado (“El hombre endeudado”, El País, 27/7/15)
3/ Para un pronóstico multidimensional, atrevido pero documentado, sobre el Largo Declive: En la espiral de la energía, Vol. 2, “Colapso del capitalismo global y civilizatorio”, de R. Fernández Durán y L. González Reyes, Libros en Acción-Baladre, Madrid, 2014.
4/ Jorge Sanmartino, “Acuerdo neocolonial y punto de bifurcación en Syriza”, Viento Sur, 24 de julio de 2015. Disponible en http://www.vientosur.info/spip.php?article10329
5/ “El error de Tsipras”, VIENTO SUR, 24 de julio de 2015. Disponible en http://www.vientosur.info/spip.php?article10331
Streeck destaca también cómo “la protección institucional de la economía de mercado frente a las interferencias democráticas ha avanzado mucho en las últimas décadas”, siendo buena muestra de esto “la des-democratización del capitalismo europeo sin, por supuesto, despolitizarlo”. Después de constatar, recordando a Karl Polanyi, los límites a los que ha llegado la mercantilización del trabajo, la naturaleza y el dinero, diagnostica cinco problemas centrales del capitalismo actual:
· el estancamiento económico (secular pero con burbujas recurrentes),
· la redistribución oligárquica de la riqueza y la separación creciente del destino de las elites económicas del de las masas,
· el saqueo del dominio público,
· la corrupción sistémica, y
· la anarquía global en el plano geopolítico pese a la persistencia de la hegemonía estadounidense.
Todo este proceso se ha visto acompañado –y estimulado- por las transformaciones del Estado: desde el fiscal de posguerra al endeudado y, finalmente, al austeritario del momento actual. Streeck vaticina finalmente un “período largo y doloroso de decadencia acumulativa” del capitalismo que puede tener ciertas semejanzas, aunque también diferencias, con el vivido durante los años 30 del pasado siglo.
Al margen de las controversias que puede provocar este pronóstico y de que subestime la relevancia de factores como la crisis energética, el cambio climático o los efectos en una desigualdad estructural mayor como la de géneros, etnias y naciones, no parece difícil coincidir en el análisis a grandes trazos que hace del momento histórico que estamos viviendo3/. Lo más llamativo es, sin embargo, que, como también señala Streeck, “ya nadie cree en un renacimiento moral del capitalismo. El intento de Weber de evitar que se confundiera con la codicia ha fracasado finalmente, puesto que más que nunca se ha convertido en sinónimo de corrupción”. Esta es la gran paradoja de nuestro tiempo: se acabó el relato del “progreso” social bajo el capitalismo, con lo que el déficit no solo de legitimidad sino también de eficacia del mismo (salvo para el 1 %) no hará más que aumentar en los próximos tiempos; empero, la capacidad de los y las de abajo para convertir esta crisis en una oportunidad para frenar esta “Gran Involución” y caminar hacia una salida alternativa y solidaria se encuentra enormemente limitada y generalmente reducida a luchas a escala nacional-estatal. Nada parece más urgente, por tanto, que la reconstrucción de un internacionalismo abiertamente antagónico de las clases trabajadoras, desposeídas y empobrecidas frente a un gran capital transnacional cada vez más enriquecido y ajeno a la satisfacción de las necesidades de las mayorías sociales y a la sostenibilidad de la vida en el planeta.
La clave griega
Hemos podido comprobar todo esto con el desenlace, esperemos que no definitivamente resuelto, de la contradicción vivida en Grecia entre el No del referéndum a la austeridad de la troika y Merkel, por un lado, y la capitulación del gobierno de Tsipras frente a sus dictados, por otro. Nunca había quedado más evidente la disposición de “las instituciones” (con el Banco Central Europeo a la cabeza) a imponer su tan predicada “gobernanza” al servicio de la deudocracia frente a la decisión soberana de un pueblo dispuesto a sobrevivir a la catástrofe que está sufriendo.
Con la instauración de un verdadero protectorado este golpe de Estado financiero se convierte en un aviso frente a cualquier intento de desafiar la Constitución económica de la eurozona por parte de uno u otro gobierno, aunque éste cuente con el apoyo de una amplia mayoría de la población. El mito de la Europa democrática y de los derechos sociales se ha visto así finalmente derrumbado y a esto han contribuido también los partidos socialdemócratas europeos, convertidos en fieles servidores de la deudocracia.
En efecto, por desgracia, la idea de “Europa” e incluso la del euro como símbolos de prosperidad funcionaron como referentes en unos pueblos del sur -el griego, el portugués y el español- que salían de unas dictaduras en los años 70 del pasado siglo y a los que se les ofreció entrar en “el club de los ricos” en plena “guerra fría”. La euforia del euro y el “capitalismo popular” fueron instalándose en unas nuevas capas medias ascendentes pero luego llegaría la frustración a partir de 2008. Pese a que hoy aquella narrativa optimista pertenece ya al pasado, todavía funciona como recuerdo nostálgico frente al miedo a lo desconocido: en resumen, en lugar de percibir la “austerofobia”4/ como el justificado rechazo al despotismo del euro, persiste el temor a ser acusados de “eurofobia” bajo el chantaje de que la única Europa posible es la de la eurozona.
Esa resistencia a aceptar que ha cambiado el escenario explica la facilidad con la que la salida del euro, presentada por la gran mayoría de los medios de (des)información como equivalente al desastre y al caos, continúa pesando en amplios sectores de las clases subalternas. Eso no significa que esa salida fuera la solución. Depende de qué gobierno y con qué política se haría frente al problema de la deuda, a la oligarquía local y al capital extranjero, por un lado, y respecto a la población empobrecida, por otro. Pero, por desgracia, el gobierno de Tsipras ha acabado resignándose frente a ese discurso dominante.
Así que, como propone también Perry Anderson5/, habrá que concluir que hasta que la rabia no consiga ganar al miedo, no será posible avanzar hacia una ruptura con esta “Europa”, cada vez más asimétrica y dependiente de un “centro” bajo la hegemonía geoeconómica de un Estado alemán dispuesto, en cambio, a preservar su soberanía política siempre que sea necesario a través de su Tribunal Constitucional.
En el Estado español, ¿continuidad, recambio o cambio?
Con el precedente de la primera batalla de envergadura perdida en Grecia habrá que reflexionar sobre lo que está en juego en las próximas elecciones generales españolas si realmente queremos revertir el discurso oficial de los Rajoy y compañía de que “no hay alternativa” frente al austeritarismo. Por eso no se entiende el apoyo mostrado por dirigentes de Podemos a la capitulación que finalmente ha firmado el gobierno griego compartiendo, además, la falsa excusa de la “correlación de fuerzas·”, a sabiendas de que el No en el referéndum había cambiado precisamente esa situación a favor de una posición más firme frente a los acreedores.
Con esta actitud acrítica se asume el mismo error cometido por Tsipras y subrayado por parte de su oposición interna desde hace tiempo: la nula disposición a establecer medidas de control de capitales desde el primer día, a preparar un plan B (que implique todo un bloque de medidas de transición, incluida -como resultado y no como premisa- la salida del euro, en el sentido que apuntaban la Plataforma de Izquierdas, Lapavitsas, Toussaint o el mismo Varoufakis) que demuestre, frente a la troika y a Merkel, que sí había y hay alternativa frente a sus dictados. Un error que es más grave cuando se sostiene que “España no es Grecia” y, por tanto, se reconoce que se podría hacer valer mucho más la capacidad de presión que se podría ejercer frente a la troika y Merkel apoyándose en el peso económico español y en el “efecto contagio” que tendría una salida del euro dentro de la propia UE en el caso de que se nos quisiera imponer el austericidio.
En este marco general de crisis de la eurozona y de acoso permanente al pueblo griego se van a desarrollar las elecciones catalanas del 27 de septiembre en Catalunya y las generales de noviembre-diciembre. Las primeras van a ser sin duda una prueba de fuerza con el régimen del 78 y su pilar más debilitado, el Estado autonómico; pero también lo serán respecto a cómo se articula la aspiración a la soberanía del pueblo catalán con la defensa de los derechos sociales y la apuesta por otro modelo de país y de sociedad. Tres candidaturas aparecen en competencia en ese camino: la de Junts per el Sí, la de Catalunya Sí que es pot y la de CUP-Crida Constituent. Frente a ellas son los hasta ahora dos principales partidos de ámbito estatal los que aparecen como los posibles grandes perdedores y sin que Ciutadans logre compensar su caída. Lo que sí parece muy probable es que, aun no saliendo una mayoría independentista de esas elecciones, sí habrá una mayoría soberanista dispuesta a seguir desafiando al régimen en la reivindicación del derecho a decidir su futuro. Un régimen que, tanto por parte del PP como del PSOE, sigue aferrándose al fundamentalismo constitucional y a la defensa de la “unidad de España” como única respuesta frente a una fractura que tiende a profundizarse.
Junto a esta dinámica de confrontación creciente en torno al futuro de Catalunya -agravada por las amenazas por parte del gobierno del PP de recurrir al artículo 155 de la Constitución y a la nueva Ley de Seguridad Nacional- y, no cabe tampoco ignorarlo, de otros pueblos, como el vasco y el gallego, son la crisis social y la de la democracia las que ocupan el centro de la agenda política y los alineamientos del electorado. Tres opciones principales aparecen en disputa de cara al otoño: una, la propugnada por el PP de mera continuidad del régimen actual –maquillada por una renovación generacional-; otra, la de Ciudadanos, dispuesta a ofrecerse como “muleta” para la regeneración del PP o del PSOE en función de los resultados en torno a una nueva versión neoliberal; otra, en fin, la de Podemos, a favor de un “cambio” cuyo contenido sigue moviéndose en la ambigüedad calculada y con oscilaciones entre el reformismo y el rupturismo con el régimen y la troika en sus últimos pronunciamientos.
Una ambigüedad que también se manifiesta respecto al conflicto catalán-español, ya que, si bien hay por fin un reconocimiento de la plurinacionalidad, el equipo dirigente de Podemos continúa siendo reacio a la apuesta por un proceso constituyente propio en Catalunya, no subordinado al que se propugna a escala estatal. El argumento según el cual hasta que no se rompa el candado de la Constitución del 78 no será posible ejercer el derecho a decidir no se sostiene cuando más de un experto constitucionalista ha reconocido que incluso con una lectura abierta de la ley fundamental se podría haber permitido la consulta del 9-N; y, sobre todo, cuando estamos viendo que el desafío catalán se está convirtiendo en un factor clave de debilitamiento del régimen del que una fuerza como Podemos debería servirse para mejorar la tan recurrida “correlación de fuerzas” a escala estatal. Las lecciones de la historia, desde las promesas incumplidas de Azaña hasta las de Zapatero, están ahí para comprender ese rechazo desde Catalunya a la subalternidad, con mayor razón cuando no hay garantías de que después de las elecciones generales haya condiciones para un proceso constituyente a escala estatal.
Los últimos sondeos parecen, además, confirmar que la capacidad de resistencia al desgaste por parte de PP y PSOE es mayor de la que cabía prever a partir de las elecciones europeas, mientras que por el contrario el ascenso de Podemos parece haberse frenado bruscamente; en cambio, Ciudadanos sube, si bien no todo lo que gustaría a los poderes económicos que lo están apoyando. Cabe encontrar una explicación a cada caso: el PP puede haberse beneficiado del discurso de la “recuperación económica” y del miedo a Podemos y a la ruptura de la “unidad de España”; el PSOE, de sus ganancias en poder territorial tras las elecciones municipales y autonómicas y de un distanciamiento táctico frente a algunos recortes sociales. Por el contrario, en lo que afecta a Podemos, es posible que en su retroceso haya influido una mala lectura de los resultados del 24M, no reconociendo que durante la campaña y bajo los efectos positivos de la nueva “revolución democrática” se estaba conformando una nueva “marea” ciudadana capaz de generar mayor ilusión en que se puede “ganar” en las generales en torno a nuevas “confluencias” más allá de Podemos.
Confundiendo interesadamente iniciativas como “Ahora en Común” con meras maniobras de Izquierda Unida (aunque, sin duda, ésta ayudó torpemente a esa interpretación), algunos dirigentes de Podemos mostraron un preocupante menosprecio de, al margen de hasta dónde pueda llegar esta propuesta, lo que es un síntoma: la existencia de amplios sectores de activistas y de la ciudadanía que no están ni estarán en Podemos pero que, sin embargo, reconocen su protagonismo y quieren confluir con esta formación pidiéndole únicamente generosidad y apertura. Nos encontramos así con un escenario en el que las limitaciones de Podemos para, por sí solo, volver a crear ilusión en el “cambio” son cada vez más visibles y han quedado patentes en la contestación interna y la baja participación que han tenido las primarias y la consulta sobre las alianzas. La aspiración a funcionar como una “maquinaria de guerra electoral” ha conducido a una concepción patrimonial del partido por el equipo dirigente, a la exclusión de la disidencia de los procesos de decisión en muchos lugares y al desánimo y el abandono en muchos Círculos.
Haber desoído lo que se reclamaba en manifiestos como “Podemos es participación”, pese al elevado número de personas y cargos firmantes del mismo y cuando además ya se sabía que no iba a haber elecciones generales, ha sido un lamentable error cuyos costes todavía están viéndose. Sería bueno, por consiguiente, asumir las crecientes limitaciones que tiene el modelo de democracia plebiscitaria, sobre todo una vez que hemos visto ir diluyéndose el “efecto tsunami” de las elecciones europeas y que el propio discurso oficial, pese a transgredir más de una vez algunas “líneas rojas” a la búsqueda del “centro”, se ha mostrado ineficaz para “ganar” a nuevas capas del electorado y, en cambio, ha desconcertado a sus propias bases.
No parece, además, que sea suficiente compensar ese cierre de la cúpula de Podemos con la formalización de alianzas a escala autonómica, o con la disposición a incluir a personas independientes dentro de la marca Podemos en los próximos meses. Sobre todo cuando esas alianzas se están dando más con fuerzas políticas que, en el mejor de los casos, se mueven entre la vieja y la nueva política (como ICV, EUiA y Compromís) y se relega a un segundo plano a otras como Procès Constituent en Catalunya o, simplemente, se renuncia a estimular unas primarias efectivamente abiertas a toda la ciudadanía.
Estamos todavía a tiempo de (re)construir un partido-movimiento y no dejarlo para después de las elecciones, frente a lo que prometen ahora dirigentes de Podemos. Sólo hace falta derrochar imaginación y generosidad y no temer el desborde de una dinámica participativa que es la única garantía de volver a crear ilusión en que se puede “ganar” las próximas elecciones generales. Estoy convencido de que voluntad de colaboración en esa tarea no faltará por parte de quienes, aun siendo cofundadores de Podemos, hemos ido adoptando posiciones cada vez más críticas frente al rumbo que se ha ido siguiendo durante este corto pero intensísimo año y medio de vida de una formación que, gracias –no lo olvidemos- al camino abierto por el 15M, está marcando un antes y un después en nuestra historia política y social.
27/07/2015
Jaime Pastor es profesor de Ciencia Política de la UNED y miembro del Consejo Ciudadano Autonómico de Podemos en la Comunidad de Madrid
Notas:
1/ New Left Review, 87 (edición en castellano), julio-agosto 2014, pp. 38-68.
2/ Hoy mismo Joaquín Estefanía da cuenta de un Informe según el cual la deuda mundial agregada ha pasado del 230 % del PIB al inicio de la crisis al 272 % a finales del año pasado (“El hombre endeudado”, El País, 27/7/15)
3/ Para un pronóstico multidimensional, atrevido pero documentado, sobre el Largo Declive: En la espiral de la energía, Vol. 2, “Colapso del capitalismo global y civilizatorio”, de R. Fernández Durán y L. González Reyes, Libros en Acción-Baladre, Madrid, 2014.
4/ Jorge Sanmartino, “Acuerdo neocolonial y punto de bifurcación en Syriza”, Viento Sur, 24 de julio de 2015. Disponible en http://www.vientosur.info/spip.php?article10329
5/ “El error de Tsipras”, VIENTO SUR, 24 de julio de 2015. Disponible en http://www.vientosur.info/spip.php?article10331
miércoles, 26 de agosto de 2015
Senado, palacio de zombis políticos
Además de una docena de ex presidentes autonómicos, la Cámara alta es el contenedor político de muchos más ex de todo tipo de administración pública que, pertenecientes a cualquier formación política, acaban desembarcando en el hemiciclo sin que, salvo honrosas excepciones, su actividad trascienda más allá de las paredes del antiguo Colegio de la Encarnación. Publicado: 6.8.2015
http://www.publico.es/politica/senado-palacio-zombis-politicos.html
JUAN ANTONIO BLAY
MADRID.- El defenestrado portavoz municipal socialista en el Ayuntamiento de Madrid, Antonio Miguel Carmona,
ha confesado esta misma semana que rechazó el ofrecimiento que le hizo
la nueva dirección del PSOE madrileño para ir al Senado en las próximas
elecciones generales como compensación a su fulminante destitución. “Yo
quiero seguir siendo concejal del Ayuntamiento de Madrid, un puesto tan digno como el de senador”, afirmó.
La reacción de Carmona, candidato a la alcaldía de Madrid en las pasadas elecciones locales, pone de manifiesto – al margen de un arranque de ética en el ámbito de la res pública - que, efectivamente, el “puesto” de senador no tiene el brillo político que tal vez pudo tener en otro momento.
Y, paralelamente, el ofrecimiento de la ejecutiva del PSOE-M, revela que para los partidos políticos el “puesto” de senador sirve igual para un roto que para un descosido a la hora de recolocar a aquellos protagonistas “caídos” en acto de servicio por la causa. Es decir, el Senado es el almacén de esos trastos viejos y rotos que ninguna familia quiere echar definitivamente a la basura.
La reacción de Carmona, candidato a la alcaldía de Madrid en las pasadas elecciones locales, pone de manifiesto – al margen de un arranque de ética en el ámbito de la res pública - que, efectivamente, el “puesto” de senador no tiene el brillo político que tal vez pudo tener en otro momento.
Y, paralelamente, el ofrecimiento de la ejecutiva del PSOE-M, revela que para los partidos políticos el “puesto” de senador sirve igual para un roto que para un descosido a la hora de recolocar a aquellos protagonistas “caídos” en acto de servicio por la causa. Es decir, el Senado es el almacén de esos trastos viejos y rotos que ninguna familia quiere echar definitivamente a la basura.
Así, el Senado ha ido convirtiéndose con
el paso de los años en el hábitat ideal de no pocos zombis políticos de
todo tipo de ideología, de aquellos protagonistas en todo tipo de
administración pública que acaban siendo rechazados por las urnas o por
sus propios colegas de formación, víctimas de luchas fraticidas.
Salvando las distancias, aparece como un “remake” de los famosos 40 senadores de designación real de la legislatura constituyente (1977-1979), plagados de apellidos ilustres para dar relumbrón a la naciente Cámara alta.
El Senado es el almacén de esos trastos viejos y rotos que ninguna familia quiere echar definitivamente a la basura.
Pero en los últimos años y en la actual legislatura,
el relumbrón no aparece por ninguna parte. Son muy pocos los casos de
senadores que se han creído la institución y que han realizado activismo
para dignificar sus funciones. Pero con escaso o nulo éxito. Y eso que
han pasado 1.831 personas diferentes por sus escaños desde 1977. Hoy en
día, el Senado ni es una verdadera cámara de segunda lectura ni tampoco
responde al deseo de representar la estructura territorial del Estado autonómico.
No es infrecuente que el Senado se utilice por el Gobierno de turno y su grupo mayoritario como recurso para hacer “arreglos” de última hora en la tramitación parlamentaria de las iniciativas legislativas. Suele ocurrir año tras año con el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el año siguiente. Pero a veces no ocurre ni eso.
Un caso paradigmático fue, en 2006, el paso por la Cámara alta de la reforma del Estatut de la Comunitat Valenciana, el primero de una serie de reformas que se impulsaron en la primera legislatura de Zapatero en el Gobierno. Pues bien, pese a ser la cámara de representación territorial y de tratarse de la primera reforma de un estatuto autonómico el texto remitido por el Congreso de los Diputados no sufrió ningún cambio; ni siquiera una coma. Del Senado fue directamente al BOE. Hay bastantes más casos.
No es infrecuente que el Senado se utilice por el Gobierno de turno y su grupo mayoritario como recurso para hacer “arreglos” de última hora en la tramitación parlamentaria de las iniciativas legislativas. Suele ocurrir año tras año con el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el año siguiente. Pero a veces no ocurre ni eso.
Un caso paradigmático fue, en 2006, el paso por la Cámara alta de la reforma del Estatut de la Comunitat Valenciana, el primero de una serie de reformas que se impulsaron en la primera legislatura de Zapatero en el Gobierno. Pues bien, pese a ser la cámara de representación territorial y de tratarse de la primera reforma de un estatuto autonómico el texto remitido por el Congreso de los Diputados no sufrió ningún cambio; ni siquiera una coma. Del Senado fue directamente al BOE. Hay bastantes más casos.
Zombis de procedencia diversa
Los zombis políticos que deambulan por los pasillos del Senado tienen una procedencia muy diversa,
tanto territorial como ideológica; también por su modo de elección,
bien en urna en unos comicios generales (actualmente 208), bien por
designación de los parlamentos autonómicos (ahora, 58).
Al margen de los ex presidentes autonómicos -El PP duplica la “nómina” de ex presidentes recolocados en el Senado-
, hay nombres muy conocidos para el gran público y otros que apenas son
identificados por sus colegas. Los ex alcaldes son una categoría que
suele encontrar acomodo en este colectivo: además de la reciente
incorporación de la inefable Rita Barberá (Valencia, PP, autonómica), pululan ilustres ex como Juan Alberto Belloch (Zaragoza, PSOE, electo), Jokin Bildarratz (Tolosa, portavoz del PNV, autonómico), Julián Lanzarore (Salamanca, PP, electo), Gonzalo Piñeiro (Santander, PP, electo), Juan Soler (Getafe, PP, autonómico) e incluso el propio presidente de la cámara, el popular Pío García Escudero, ex primer teniente de alcalde de Madrid y ex presidente del PP en esta comunidad.
Los zombis políticos que deambulan por
los pasillos del Senado tienen una procedencia muy diversa, tanto
territorial como ideológica
En la relación de ex ministros aparecen Javier Arenas (PP), Carme Alborch (PSOE) y Juan José Lucas
(PP), quien además ha desempeñado innumerables cargos. Junto a ellos
hay no pocos ex consejeros de gobiernos autonómicos. Una muestra: Joan Saura (ICV, autonómico), Josep Lluis Cleries (CiU, grupo del que es portavoz, autonómico), Mercedes Roldós (PP, autonómica), Amelia Salanueva (PP, electa), Ana Isabel Mariño
(PP, autonómica). También hay presidentes de diputaciones – un cargo
que ha sido prolífico en el Senado - como Nemesio de Lara, de Ciudad
Real (PSOE, autonómico).Igualmente deambulan históricos políticos como Iñaki Anasagasti (ex diputado, PNV, electo), José Cepeda (PSOE de Madrid, sector guerrista, autonómico), Ramón Rabanera (PP vasco, electo), Pedro Agramunt (ex presidente del PP valenciano en los años 90 y ex presidente de la patronal, electo), Jesús Iglesias (ex líder de IU en Asturias, autonómico) o Ana Torme ( ex portavoz adjunta del PP en el Congreso); o referentes actuales como, Juan Manuel Moreno Bonilla (dirigente PP en Andalucía, autonómico), Óscar López (portavoz del grupo del PSOE, autonómico) o Alicia Sánchez Camacho (PP catalán, autonómica), o el ya citado Javier Arenas, de la dirección nacional del PP.
Esta relación es sucinta, pero descriptiva de la variedad de zombis políticos que habitan en el Senado. La mayoría son desconocidos, pero es difícil encontrar a alguien que no haya sido ex de alguna responsabilidad institucional o haya sido descabalgado de un anterior protagonismo político en su respectiva formación política. Se puede afirmar sin riesgo a equivocarse que todos los miembros del Senado han tenido una vida anterior. Ahora, en la Cámara alta, la luz, política, brilla por su ausencia.
Una muestra, letal, del papel que transmite el Senado se manifiesta en el curso de cualquier debate sobre el sistema electoral en España y la conveniencia de su reforma. Abierta la discusión, ya sea en un ambiente político o entre ciudadanos en la barra de un bar, surge el contundente argumento de la imperiosa necesidad de que se establezcan las listas abiertas y desbloqueadas para que los ciudadanos puedan elegir libremente.
Llegado este momento siempre hay alguien que tercia, y con razón, para advertir que “ese tipo de listas ya existe, son las papeletas calabaza para elegir a los senadores”. Tras una relativa sorpresa de los tertulianos la respuesta, indefectiblemente, siempre es la misma: “Ah, bueno, sí, pero es que el Senado no sirve para nada”. Y sigue el debate. Pues eso.
martes, 25 de agosto de 2015
¿Qué empresas usaron a esclavos del franquismo?
La explotación económica de los vencidos llevó a la dictadura
franquista al extremo de emplear a más de 400.000 presos políticos como
trabajadores forzados.
Compañías públicas y privadas –algunas cotizan en el IBEX 35– resultaron beneficiarias de mano de obra gratuita en la mayoría de sectores productivos.
El trabajo esclavo forma parte de la querella argentina contra los crímenes del franquismo y la Ley de Memoria Democrática prevé hacer "copartícipes" de la "reparación" de los reclusos a las "organizaciones" implicadas.
Compañías públicas y privadas –algunas cotizan en el IBEX 35– resultaron beneficiarias de mano de obra gratuita en la mayoría de sectores productivos.
El trabajo esclavo forma parte de la querella argentina contra los crímenes del franquismo y la Ley de Memoria Democrática prevé hacer "copartícipes" de la "reparación" de los reclusos a las "organizaciones" implicadas.
Juan Miguel Baquero - 26/04/2014
El franquismo llegó al extremo de usar presos políticos
como esclavos. Fiel a la explotación económica de los vencidos como
"botín de guerra". Había que "reconstruir" el país y... ¿qué empresas
emplearon mano de obra gratuita durante la dictadura? La iglesia, el
ejército sublevado e instituciones públicas. Pero no sólo. Entidades
privadas de casi cualquier sector se beneficiaron del empleo de más de
400.000 reclusos en régimen limítrofe a la esclavitud. Algunas cotizan
hoy en el IBEX 35, herederas de aquellas actividades primigenias o
extirpadas de su germen económico.
Para sortear la
muerte por hambre o enfermedad, plato diario en las cárceles
franquistas, incluso había detenidos que solicitaban su traslado a
batallones de trabajadores forzados. Banús Hermanos, San Román, Huarte, Agromán o Dragados y Construcciones.
Estas compañías, y otras muchas, aprovecharon la oportunidad que
ofrecía el entramado diseñado a lomos de presidiarios "para alzar sus
imperios económicos durante la dictadura franquista". Unos redimían
condena, otros obtenían réditos de otro modo impensables. Así reza en el
marco de la querella argentina que María Servini de Cubría instruye
desde el Federal 1 de Buenos Aires, a denuncia del grupo de trabajo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía
(RMHSA) de CGT. Y en la ley andaluza de memoria, que plantea hacer a
estas y otras muchas empresas "copartícipes" de la "reparación" de esas
víctimas.
"Botín de guerra" para los golpistas
"Ferroviarias como Norte, MZA, Renfe, constructoras como Entrecanales, San Román, Huarte o Banús, mineras como Duro, Babero, transformadoras de metales como Babcock & Wilcox, Astilleros de Cádiz, La Maquinista Terrestre". Una relación que el director científico del proyecto Todos (…) los nombres,
José Luis Gutiérrez Molina, completa con "órdenes religiosas,
ayuntamientos, confederaciones hidrográficas y diversas administraciones
de Justicia o gubernativas". "¿Números? Más de 400.000 presos
susceptibles de ser utilizados, en Andalucía más de 100.000", enumera.
Los derrotados, "botín de guerra" para las fuerzas golpistas.
Eran "trabajadores, jornaleros y campesinos", en gran parte, y debían
cargar con el "esfuerzo de la reconstrucción" del país. Una tarea
abierta hasta 1956 que el coautor del libro El Canal de los Presos. Trabajos forzados: de la represión política a la explotación económica
cuantifica en "al menos 800 millones de euros". "Desde el pequeño
taller a la gran industria vasca, catalana o andaluza –cuenta Gutiérrez
Molina–, no hubo sector industrial, comercial, agrario o de servicios
que no contara, en mayor o menor número, con trabajadores esclavos".
El anteproyecto de Ley de Memoria Democrática de Andalucía
señala (artículo 19): "Reparación por trabajos forzados. La
Administración de la Junta de Andalucía impulsará actuaciones para hacer
copartícipes de las medidas de reconocimiento y resarcimiento a las
organizaciones que pudieron utilizar los trabajos forzados en su
beneficio". El Gobierno autonómico, con el nuevo marco legal que
reconoce la mano de obra esclava en trámite, no desvela aún cómo
motivará la participación de las empresas implicadas.
Empresas implicadas que no reconocen el "abuso"
¿Quién debe responder por esos delitos? "En el caso de Alemania las
empresas pagaron, pusieron la mitad del fondo de indemnizaciones y la
otra la puso el Estado", compara el coordinador de RMHSA, Cecilio
Gordillo, que declaró por videoconferencia en febrero ante la justicia
argentina y sugiere "candidatos a ser convocados por la juez Servini".
Caso de "Florentino Pérez, de Dragados y Construcciones (ACS), José Manuel Entrecanales, de Entrecanales y Távora (Acciona), Gonzalo Ferre, de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), Julio Gómez-Pomar, de Renfe y Juan Miguel Villar Mir, de Huarte (OHL)". Actuales responsables de empresas, "o sus antecesoras", señala, que nunca reconocieron el "abuso". Como publicó Financial Times Magazine en el año 2003.
eldiario.es/andalucia
se ha puesto en contacto con estas empresas, que han declinado hacer
declaraciones al respecto. "No haremos ningún comentario sobre ese
tema", una respuesta repetida que se extendió en la mayoría de los casos
al momento en que, en teoría, la ley andaluza de memoria les conmine a
participar en el reconocimiento a los trabajadores forzados. En ningún
caso se negó la participación de las "antecesoras" de estas compañías e,
incluso, hubo solicitud de información a este periódico "para conocer
un poco más en qué consiste todo eso".
En sectores como la minería y la construcción, los presos fueron
"imprescindibles". "El número de pantanos inaugurados por Franco, sin la
mano de obra esclava, hubieran sido muchos menos, lo mismo que las
líneas férreas, carreteras o aeropuertos", relata Gordillo. Obras,
también, como el Valle de los Caídos. Para administrar los campos de
concentración convertidos en "empresas de trabajo temporal", el régimen
creó –el 11 de octubre de 1938– el Patronato Central de Redención de
Penas por el Trabajo (PCRPT).
En su organigrama
cabían, describe Gutiérrez Molina, "funcionarios de prisiones, de prensa
y propaganda, un eclesiástico, un contable, varios ingenieros,
auditores generales de los tres ejércitos y de los organismos públicos
que más trabajadores empleaban". Como el Servicio Nacional de Regiones
Devastadas, empresas ferroviarias intervenidas, el Servicio de Colonias
Penitenciarias Militarizadas y la Compañía de Caminos de Hierros del
Norte. Por cada día de trabajo, un preso redimía dos de pena. El Estado,
que cobraba una cantidad a la empresa beneficiaria, pagaba un jornal
–"aunque no siempre cumplía"– del que descontaba la comida y la ropa del
recluso.
Empresas que solicitaron trabajadores forzados
En Franquismo y trabajo esclavo, una deuda pendiente, el investigador José Luis Gutiérrez Molina expone una relación de 90 empresas que solicitaron y les fueron concedidos penados como mano de obra forzada. Una treintena corresponden a organismos oficiales, once a la iglesia católica, ocho al Ministerio del Ejército y el resto a compañías privadas y una institución benéfica (Fundación Elorz).Instituciones públicas que usaron presos: Secretaría General del Consejo de Estado, Astilleros de Cádiz, Consejo Superior de Protección de Menores, Sindicato Nacional del Espectáculo, Regiones Devastadas de varias provincias, gobiernos civiles, direcciones generales, ayuntamientos… además, entre otras, de la Fundación Generalísimo Franco y la Jefatura de FET de las JONS en Lérida.
La iglesia reclamó trabajadores esclavos para obras en parroquias, conventos y otros edificios de Madrid, Barcelona, Cuenca, Murcia o Valladolid. Como empresas privadas, aparecen relacionadas con la metalurgia (Múgica, Arellano y Cía., Babcock & Wilcox, La Maquinista Terrestre y Marítima, Talleres Mercier o Industrias Egaña), la minería (Carbones Asturianos, Minera Estaño Silleda, Duro Felguera, Minería Industrial Pirenaica o Minas de Sillada), la construcción (Sociedad Constructora Ferroviaria o Ibérica de Construcciones y Obras Públicas), agricultura, mecánica, zapatería, espartería y fábricas de muebles, cristal, guantes o alpargatas.
El propio autor, junto a Dolores Martínez, en El trabajo esclavo de los presos políticos del franquismo en Andalucía, repasan los campos de concentración y trabajo instalados en la región, con el número de reclusos que acogieron y las fechas en que estuvieron activos. Además, establecen un listado con la relación de obras en que intervinieron prisioneros, presos y penados en Andalucía entre 1936 y 1956. Una lista casi interminable "que no se ha estudiado a fondo".
Qué hacer para no contribuir (o contribuir menos) a un sistema perverso
Nazaret Castro (Buenos Aires) / Laura Villadiego (Bangkok) 28.07.2015
http://www.elconfidencial.com/mundo/2015-07-28/que-hacer-para-no-contribuir-o-contribuir-menos-a-un-sistema-perverso_940474/
Los datos nos dicen que cada vez gastamos con mayor celeridad los recursos generados por la Tierra en un año y que si todos viviéramos como los estadounidenses, necesitaríamos 3,9 planetas para saciar nuestro ritmo de consumo (2,3 si el modo de vida generalizado fuera el de los españoles). También nos dicen que en el mundo hay 900 millones de trabajadores pobres, es decir, que, a pesar de trabajar, no tienen lo mínimo para vivir. La cifra supone el 30% del total de las personas con empleo, según la Organización Internacional del Trabajo, a las que se añaden 21 millones de seres humanos que viven en situación de esclavitud. Son solo algunas de las consecuencias del modelo actual de producción, situaciones escondidas tras aquellos productos que nos ofrecen cada día las coloridas estanterías de los supermercados.
El proceso de globalización que se aceleró durante la segunda mitad del siglo pasado no solo llevó a una mejora de las comunicaciones y del transporte; también incrementó la complejidad de las cadenas de producción y, sobre todo, los kilómetros que los productos recorren desde el punto de origen de las materias primas a los establecimientos de venta. Hoy en día, un producto sofisticado, como un aparato electrónico, contiene varias decenas de materiales que han sido extraídos en varios continentes; está compuesto por cientos de piezas que han sido fabricadas en, al menos, 3 o 4 países y ha sido ensamblado en otro país con salarios más bajos y peores condiciones laborales y sindicales. No es algo exclusivo de los productos complejos; alimentos tan básicos como el azúcar o las frutas también viajan miles de kilómetros antes de llegar hasta nuestras mesas.
Con unas cadenas tan complejas y casi imposibles de trazar, ¿se puede hacer algo por evitar los impactos negativos de la producción? La elección de compra, es una herramienta fundamental. “En la sociedad actual de consumo, cuando uno compra está votando a toda una cadena de producción y de distribución y por tanto a todo un modelo económico”, dice Javier Guzmán director de la ONG Veterinarios Sin Fronteras Justicia Alimentaria Global (VSF). “El consumidor tiene que ser transformador, es decir, que compre en línea a lo que piensa”, añade Ana Etchenique, vicepresidenta de la Confederación Española de Consumidores y Usuarios (CECU).
Las cifras que invierten en publicidad para un consumo acrítico y compulsivo impide hablar de equidistancia en la responsabilidad
Para consumir de forma diferente se necesitan productos diferentes. Las primeras alternativas surgieron ya en los años 50 y 60 de la mano del Comercio Justo, un movimiento que pretendía asegurar unos estándares sociales y medioambientales mínimos en los productos fabricados en países pobres. En la actualidad, el Comercio Justo es uno de los sectores líderes de la economía social y en 2013 facturó 31 millones de euros solo en España, según datos de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo. Más recientemente han surgido muchas otras alternativas como la economía colaborativa, en la que compartir es la base, o la Economía del Bien Común, que traza unas reglas económicas que ponen el beneficio social en el foco. Lo local y lo próximo también se ha convertido en uno de los principales criterios del consumo responsable.
“Lo más importante es pensar en el consumo como forma de cubrir las necesidades básicas con criterios de economía solidaria y ecológica y, en la medida de lo posible, de autogestión”, asegura Charo Morán, del Área de Consumo de Ecologistas en Acción. “Aplicar criterios como cercanía, pequeña escala, tiendas de barrio, durabilidad, fácil reparación, segunda mano, alimentos ecológicos y de temporada, cooperativas de empleo, finanzas éticas,… y también ser partícipes de la construcción de alternativas de consumo en las que cada persona adquiera un papel activo sobre el consumo, y por ende, sobre el modo de vida que queremos construir”, continúa Morán. Otras de las alternativas que han surgido son los huertos urbanos, los bancos de tiempo, las monedas sociales, los mercados solidarios, las fábricas recuperadas, las finanzas éticas o los grupos de consumidores.
Pero no se trata solo de hacer, sino de "no hacer". No comprar ciertas marcas, ciertos productos. Consumir menos; consumir mejor.
"El consumidor debe plantearse primero si necesita lo que va a comprar y
ser consciente de su propia economía, porque muchas veces se hacen
compras irracionales y luego se paga comprando cosas de peor calidad
[por tener menos dinero]", dice Ana Etchenique, de CECU.
Javier Guzmán, de VSF, apunta a otra clave: evitar las multinacionales. “Las multinacionales tienen un poder enorme y condicionan totalmente nuestra vida. Y los estados se muestran además inoperantes ante ellas, pero son las que marcan las estructuras de costes y estándares de seguridad y laborales”, afirma. Aquí, la información es fundamental.“El concepto de consumo responsable solo es posible con información porque, si no, te limitas a lo que te ofrece el mercado. El consumidor que está informado y que toma conciencia sobre a qué puede acceder ya puede influir como consumidor”, dice Ana Etchenique. Muchos consumidores están además dispuestos a ello. Según una encuesta de la consultora sobre mercados Nielsen publicada en julio de 2014, un 55% de los consumidores pagaría más por productos y servicios de empresas sociales y medioambientalmente responsables. Es un 10% más que hace tres años, cuando Nielsen comenzó a realizar la encuesta.
Por
otra parte, aunque no todos los productos responsables son más caros,
el consumidor se ve también influido por su bolsillo. “Hay una
limitación en tu capacidad de elección que viene determinada por tu capacidad adquisitiva. La gente que tiene muy pocos recursos tiene muy poco dónde elegir”, asegura Javier Guzmán, de VSF.
Por ello, la mayor parte de los movimientos buscan una mejor regulación para asegurar que los procesos productivos respetan criterios sociales y medioambientales y que son presentados con una información adecuada. “Los estados han llegado al punto en que han perdido su función de defensa al ciudadano”, sostiene Ana Etchenique.
Y en esto se han conseguido importantes avances durante los últimos años. La presión social ha hecho que muchas empresas empiecen a tomarse más en serio sus impactos sociales y medioambientales, mientras que en Naciones Unidas se habla sobre un tratado legalmente vinculante para las corporaciones transnacionales. Recientemente, los países del G7 acordaron además crear un fondo conjunto para evitar tragedias como la del Rana Plaza de Bangladesh en 2013, en la que casi 1.200 trabajadores murieron al desplomarse un edificio que albergaba varios talleres textiles. “Aunque esta preocupación [de las empresas y gobiernos] sea un paréntesis por la reacción de los consumidores, no va a haber marcha atrás. Se ha visibilizado demasiado que existe una injusticia hacia el ciudadano”, concluye Ana Etchenique.
* Laura Villadiego y Nazaret Castro son coautoras del libro 'Carro de Combate. Consumir es un acto político' (Capital Intelectual, 2014), en el que repasan la cadena de producción de 20 productos habituales de nuestra cesta de la compra, y proponen alternativas más justas.
http://www.elconfidencial.com/mundo/2015-07-28/que-hacer-para-no-contribuir-o-contribuir-menos-a-un-sistema-perverso_940474/
Los datos nos dicen que cada vez gastamos con mayor celeridad los recursos generados por la Tierra en un año y que si todos viviéramos como los estadounidenses, necesitaríamos 3,9 planetas para saciar nuestro ritmo de consumo (2,3 si el modo de vida generalizado fuera el de los españoles). También nos dicen que en el mundo hay 900 millones de trabajadores pobres, es decir, que, a pesar de trabajar, no tienen lo mínimo para vivir. La cifra supone el 30% del total de las personas con empleo, según la Organización Internacional del Trabajo, a las que se añaden 21 millones de seres humanos que viven en situación de esclavitud. Son solo algunas de las consecuencias del modelo actual de producción, situaciones escondidas tras aquellos productos que nos ofrecen cada día las coloridas estanterías de los supermercados.
El proceso de globalización que se aceleró durante la segunda mitad del siglo pasado no solo llevó a una mejora de las comunicaciones y del transporte; también incrementó la complejidad de las cadenas de producción y, sobre todo, los kilómetros que los productos recorren desde el punto de origen de las materias primas a los establecimientos de venta. Hoy en día, un producto sofisticado, como un aparato electrónico, contiene varias decenas de materiales que han sido extraídos en varios continentes; está compuesto por cientos de piezas que han sido fabricadas en, al menos, 3 o 4 países y ha sido ensamblado en otro país con salarios más bajos y peores condiciones laborales y sindicales. No es algo exclusivo de los productos complejos; alimentos tan básicos como el azúcar o las frutas también viajan miles de kilómetros antes de llegar hasta nuestras mesas.
Con unas cadenas tan complejas y casi imposibles de trazar, ¿se puede hacer algo por evitar los impactos negativos de la producción? La elección de compra, es una herramienta fundamental. “En la sociedad actual de consumo, cuando uno compra está votando a toda una cadena de producción y de distribución y por tanto a todo un modelo económico”, dice Javier Guzmán director de la ONG Veterinarios Sin Fronteras Justicia Alimentaria Global (VSF). “El consumidor tiene que ser transformador, es decir, que compre en línea a lo que piensa”, añade Ana Etchenique, vicepresidenta de la Confederación Española de Consumidores y Usuarios (CECU).
Las cifras que invierten en publicidad para un consumo acrítico y compulsivo impide hablar de equidistancia en la responsabilidad
Para consumir de forma diferente se necesitan productos diferentes. Las primeras alternativas surgieron ya en los años 50 y 60 de la mano del Comercio Justo, un movimiento que pretendía asegurar unos estándares sociales y medioambientales mínimos en los productos fabricados en países pobres. En la actualidad, el Comercio Justo es uno de los sectores líderes de la economía social y en 2013 facturó 31 millones de euros solo en España, según datos de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo. Más recientemente han surgido muchas otras alternativas como la economía colaborativa, en la que compartir es la base, o la Economía del Bien Común, que traza unas reglas económicas que ponen el beneficio social en el foco. Lo local y lo próximo también se ha convertido en uno de los principales criterios del consumo responsable.
“Lo más importante es pensar en el consumo como forma de cubrir las necesidades básicas con criterios de economía solidaria y ecológica y, en la medida de lo posible, de autogestión”, asegura Charo Morán, del Área de Consumo de Ecologistas en Acción. “Aplicar criterios como cercanía, pequeña escala, tiendas de barrio, durabilidad, fácil reparación, segunda mano, alimentos ecológicos y de temporada, cooperativas de empleo, finanzas éticas,… y también ser partícipes de la construcción de alternativas de consumo en las que cada persona adquiera un papel activo sobre el consumo, y por ende, sobre el modo de vida que queremos construir”, continúa Morán. Otras de las alternativas que han surgido son los huertos urbanos, los bancos de tiempo, las monedas sociales, los mercados solidarios, las fábricas recuperadas, las finanzas éticas o los grupos de consumidores.
Javier Guzmán, de VSF, apunta a otra clave: evitar las multinacionales. “Las multinacionales tienen un poder enorme y condicionan totalmente nuestra vida. Y los estados se muestran además inoperantes ante ellas, pero son las que marcan las estructuras de costes y estándares de seguridad y laborales”, afirma. Aquí, la información es fundamental.“El concepto de consumo responsable solo es posible con información porque, si no, te limitas a lo que te ofrece el mercado. El consumidor que está informado y que toma conciencia sobre a qué puede acceder ya puede influir como consumidor”, dice Ana Etchenique. Muchos consumidores están además dispuestos a ello. Según una encuesta de la consultora sobre mercados Nielsen publicada en julio de 2014, un 55% de los consumidores pagaría más por productos y servicios de empresas sociales y medioambientalmente responsables. Es un 10% más que hace tres años, cuando Nielsen comenzó a realizar la encuesta.
¿Una responsabilidad exclusiva del consumidor?
Los consumidores tienen un poder importante con sus decisiones de compra, pero el papel del estado y de las propias empresas sigue siendo fundamental. Los consumidores se ven, además, limitados por la falta de información veraz y por la gran cantidad de propaganda y de publicidad que le rodea, en lo que Joseph Stiglitz llamó la “asimetría de información”. “Las enormes cifras de gasto que invierten estos actores en publicidad para un consumo acrítico y compulsivo (destinadas aproximadamente al 20% de la población que se puede considerar clase consumidora), las normativas internacionales que benefician a las multinacionales, el poder de los bancos… hace que no se pueda hablar de equidistancia en la responsabilidad”, dice Charo Morán de Ecologistas en Acción.Por ello, la mayor parte de los movimientos buscan una mejor regulación para asegurar que los procesos productivos respetan criterios sociales y medioambientales y que son presentados con una información adecuada. “Los estados han llegado al punto en que han perdido su función de defensa al ciudadano”, sostiene Ana Etchenique.
Y en esto se han conseguido importantes avances durante los últimos años. La presión social ha hecho que muchas empresas empiecen a tomarse más en serio sus impactos sociales y medioambientales, mientras que en Naciones Unidas se habla sobre un tratado legalmente vinculante para las corporaciones transnacionales. Recientemente, los países del G7 acordaron además crear un fondo conjunto para evitar tragedias como la del Rana Plaza de Bangladesh en 2013, en la que casi 1.200 trabajadores murieron al desplomarse un edificio que albergaba varios talleres textiles. “Aunque esta preocupación [de las empresas y gobiernos] sea un paréntesis por la reacción de los consumidores, no va a haber marcha atrás. Se ha visibilizado demasiado que existe una injusticia hacia el ciudadano”, concluye Ana Etchenique.
* Laura Villadiego y Nazaret Castro son coautoras del libro 'Carro de Combate. Consumir es un acto político' (Capital Intelectual, 2014), en el que repasan la cadena de producción de 20 productos habituales de nuestra cesta de la compra, y proponen alternativas más justas.
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