miércoles, 31 de enero de 2024

El ranking que avergüenza a la humanidad: estos diez conflictos aterrorizarán a la población civil en 2024

 DANILO ALBIN   BILBAO   31/12/2023

La Franja de Gaza, Ucrania, Yemen o Sudán aparecen entre los puntos calientes del planeta en el nuevo año. Organizaciones de derechos humanos advierten sobre las graves situaciones que afrontarán las respectivas poblaciones civiles.



Militares israelíes operan en la Franja de Gaza en una imagen difundida el 27 de noviembre de 2023.  FUERZAS DE DEFENSA DE ISRAEL/REUTERS


El horror no sabe de celebraciones. Los brindis por el nuevo año parecen cosas de extraterrestres en aquellos puntos del planeta donde no saben a ciencia cierta si acabarán el día vivos o muertos. Allá donde llueven misiles resulta una ilusión hablar del "año que vendrá"; allá donde la muerte lo domina todo sólo queda tiempo para esperar. Para llorar a los que ya no están. Para reclamar a la comunidad internacional que haga algo antes de que sea tarde.

Es el fuego sobre Gaza. Son las bombas que caen en Ucrania. Es el enésimo drama de Sudán. Son las amenazas que impregnan la vida diaria de Yemen, donde conviven peligrosamente con el fin. Un fin que los civiles no eligieron pero sufren mejor que nadie en este mundo.

Según destaca el Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB) en su anuario, "2023 ha sido uno de los años más conflictivos en el mundo desde el fin de la Segunda Guerra mundial": de acuerdo a este informe, "en solo doce meses, la violencia política ha aumentado un 27%". Los pronósticos para 2024 no son precisamente alentadores.

A continuación, Público ofrece un repaso de los lugares donde la gente llorará y sufrirá. No están todos los que son, pero son todos los que están.

Palestina

El mundo mira hacia la Franja de Gaza. La incursión militar de Israel tras los ataques de Hamás del pasado 7 de octubre ha elevado la tensión en esta zona y ha situado a la población civil ante una crisis humanitaria de dimensiones aún incalculables.

"La guerra en Gaza ha marcado el final de 2023, con sus más de 17.000 víctimas mortales contabilizadas hasta el momento, las advertencias por parte de Naciones Unidas del riesgo de colapso humanitario y de genocidio de la población palestina atrapada en la Franja, así como el pulso entre el primer ministro Benjamín Netanyahu y el secretario general de la Naciones Unidas, António Guterres, para intentar lograr un alto el fuego", apunta el CIDOB.

¿Qué ocurrirá en los próximos meses? ¿Hasta dónde llegará el Gobierno de Netanyahu en su apuesta bélica? Las posibles respuestas sólo inducen a escenarios de máxima tensión y, por consiguiente, de elevado riesgo humanitario para la población civil, al tiempo que muestran el complejo papel que juegan ciertas instancias internacionales a la hora de afrontar labores de mediación y presión para poner fin a situaciones de este tipo.

"En esta crisis continuada del orden liberal y en plena discusión sobre la validez del derecho internacional, Israel ha asestado un golpe profundo a la credibilidad de Naciones Unidas", apunta CIDOB en su estudio.

Ucrania

La guerra de Ucrania sigue en los peores pronósticos de la humanidad. La invasión lanzada por el Gobierno de Putin en febrero de 2022 se ha cronificado y amenaza con convertirse en uno de esos territorios bajo fuego permanente. O lo que es lo mismo, bajo la siempre abierta posibilidad de morir a causa de fuego militar.

Durante 2024 habrá ciertos hitos en torno a este conflicto. Uno de ellos pasará, paradójicamente, por las urnas. "A pesar de la invasión rusa, la vigente ley marcial y las dificultades logísticas de votar en tiempos de guerra, el presidente Volodímir Zelenski mantiene abierta la posibilidad de convocar elecciones en marzo de 2024. No obstante, la mayoría de la población ucraniana considera que los comicios deberían ser aplazados hasta después del final de la guerra", señala el CIDOB.

El documento de este centro de investigación subraya que Ucrania afrontará en 2024 distintos desafíos. Aparte de la posible cita con las urnas, a nivel militar deberá "atenuar el impacto de la reducción de la ayuda financiera y armamentística de Estados Unidos y evitar un debilitamiento de la línea de combate, convertida en una guerra de resistencia". Del mismo modo, el Gobierno de Kiev se verá obligado a "intentar afianzar el proceso de adhesión a la UE y el apoyo de Bruselas".

En ese escenario, Rusia prevé celebrar elecciones el 17 de marzo de 2024. Todo el mundo se imagina quién va a ganar. Según destaca el informe de CIDOB, "la controvertida reforma constitucional de 2020 permite a Vladimir Putin presentarse a la reelección tanto en 2024 como en 2030. Si bien hay pocas dudas sobre el resultado de estos comicios, la victoria de Putin para un tercer mandato consecutivo será un mensaje a las élites rusas aseverando su control político tras el levantamiento del Grupo Wagner en junio de 2023".

El horror no sabe de celebraciones. Los brindis por el nuevo año parecen cosas de extraterrestres en aquellos puntos del planeta donde no saben a ciencia cierta si acabarán el día vivos o muertos. Allá donde llueven misiles resulta una ilusión hablar del "año que vendrá"; allá donde la muerte lo domina todo sólo queda tiempo para esperar. Para llorar a los que ya no están. Para reclamar a la comunidad internacional que haga algo antes de que sea tarde.

Es el fuego sobre Gaza. Son las bombas que caen en Ucrania. Es el enésimo drama de Sudán. Son las amenazas que impregnan la vida diaria de Yemen, donde conviven peligrosamente con el fin. Un fin que los civiles no eligieron pero sufren mejor que nadie en este mundo.

Según destaca el Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB) en su anuario, "2023 ha sido uno de los años más conflictivos en el mundo desde el fin de la Segunda Guerra mundial": de acuerdo a este informe, "en solo doce meses, la violencia política ha aumentado un 27%". Los pronósticos para 2024 no son precisamente alentadores.

A continuación, Público ofrece un repaso de los lugares donde la gente llorará y sufrirá. No están todos los que son, pero son todos los que están.

Palestina

El mundo mira hacia la Franja de Gaza. La incursión militar de Israel tras los ataques de Hamás del pasado 7 de octubre ha elevado la tensión en esta zona y ha situado a la población civil ante una crisis humanitaria de dimensiones aún incalculables.

"La guerra en Gaza ha marcado el final de 2023, con sus más de 17.000 víctimas mortales contabilizadas hasta el momento, las advertencias por parte de Naciones Unidas del riesgo de colapso humanitario y de genocidio de la población palestina atrapada en la Franja, así como el pulso entre el primer ministro Benjamín Netanyahu y el secretario general de la Naciones Unidas, António Guterres, para intentar lograr un alto el fuego", apunta el CIDOB.

¿Qué ocurrirá en los próximos meses? ¿Hasta dónde llegará el Gobierno de Netanyahu en su apuesta bélica? Las posibles respuestas sólo inducen a escenarios de máxima tensión y, por consiguiente, de elevado riesgo humanitario para la población civil, al tiempo que muestran el complejo papel que juegan ciertas instancias internacionales a la hora de afrontar labores de mediación y presión para poner fin a situaciones de este tipo.

"En esta crisis continuada del orden liberal y en plena discusión sobre la validez del derecho internacional, Israel ha asestado un golpe profundo a la credibilidad de Naciones Unidas", apunta CIDOB en su estudio.

Ucrania

La guerra de Ucrania sigue en los peores pronósticos de la humanidad. La invasión lanzada por el Gobierno de Putin en febrero de 2022 se ha cronificado y amenaza con convertirse en uno de esos territorios bajo fuego permanente. O lo que es lo mismo, bajo la siempre abierta posibilidad de morir a causa de fuego militar.

Durante 2024 habrá ciertos hitos en torno a este conflicto. Uno de ellos pasará, paradójicamente, por las urnas. "A pesar de la invasión rusa, la vigente ley marcial y las dificultades logísticas de votar en tiempos de guerra, el presidente Volodímir Zelenski mantiene abierta la posibilidad de convocar elecciones en marzo de 2024. No obstante, la mayoría de la población ucraniana considera que los comicios deberían ser aplazados hasta después del final de la guerra", señala el CIDOB.

El documento de este centro de investigación subraya que Ucrania afrontará en 2024 distintos desafíos. Aparte de la posible cita con las urnas, a nivel militar deberá "atenuar el impacto de la reducción de la ayuda financiera y armamentística de Estados Unidos y evitar un debilitamiento de la línea de combate, convertida en una guerra de resistencia". Del mismo modo, el Gobierno de Kiev se verá obligado a "intentar afianzar el proceso de adhesión a la UE y el apoyo de Bruselas".

En ese escenario, Rusia prevé celebrar elecciones el 17 de marzo de 2024. Todo el mundo se imagina quién va a ganar. Según destaca el informe de CIDOB, "la controvertida reforma constitucional de 2020 permite a Vladimir Putin presentarse a la reelección tanto en 2024 como en 2030. Si bien hay pocas dudas sobre el resultado de estos comicios, la victoria de Putin para un tercer mandato consecutivo será un mensaje a las élites rusas aseverando su control político tras el levantamiento del Grupo Wagner en junio de 2023".

Sáhara

La guerra –muchas veces silenciada– entre el Frente Polisario y el Reino de Marruecos vuelve a formar parte del panorama de conflictos. La Conferencia Europea en Apoyo al Pueblo Saharaui (EUCOCO) celebrada hace algunas semanas en Toledo apuntó precisamente hacia las consecuencias de este enfrentamiento e instó a buscar vías hacia una resolución democrática, algo que está también en manos del Gobierno español.

En su plan de acción para 2024, la citada conferencia estableció precisamente la necesidad de apostar por "una solución urgente al estado de guerra actual que evite la escalada militar en la región y la muerte de personas inocentes".

Para ello resulta indispensable "una acción decidida y creíble de la Organización de las Naciones Unidas y la Unión Europea sobre el Reino de Marruecos para asegurar el respeto al Derecho Internacional en el Sáhara Occidental y la aplicación de las resoluciones de la ONU que garanticen la opción de la independencia para el pueblo saharaui".

La situación en los campamentos de refugiados de Tinduf y el estado de los presos saharauis en cárceles marroquíes configuran otros puntos de preocupación entre las organizaciones de derechos humanos y de solidaridad con la lucha del Sáhara por la autodeterminación.

Sudán

No hay dinero para paliar la hambruna en Sudán. Tampoco hay titulares ni declaraciones grandilocuentes para los muertos de este conflicto olvidado, silenciado. Ignorado. En un artículo publicado el pasado 19 de diciembre, Público describía el horror que allí se vive mientras la comunidad internacional mira para otro lado (...)

María de Público: " los niveles de opacidad, manipulación, fake news y corrupción pueden alcanzar niveles nunca vistos"

 

 
31 enero 2024Ver en el navegador
 
 

Este email acaba de llegar a unas 190.000 personas, entre ellas, tú. 

De ellas, lo abriréis unas 50.000. 

Y solo unas 2.000 o 3.000 lo leerán hasta al final.

Ojalá tú seas una de ellas. 

Según mis cálculos, solo me quedan unas cinco líneas para convencerte de que es crucial que lo hagas. Así que allá voy: 

 

  • Estamos viviendo un momento muy delicado para nuestra democracia. 
  • Las mentiras, la propagación del odio, la corrupción, la privatización de nuestros servicios públicos y el abuso de poder están debilitando los cimientos de lo que tanto nos ha costado construir.
  • Los discursos de la ultraderecha están en los medios de todo el mundo. Y sin un periodismo valiente capaz de plantarles cara con investigaciones y opiniones inquebrantables, los niveles de opacidad, manipulación, fake news y corrupción pueden alcanzar niveles nunca vistos.
  • Necesitamos potenciar el periodismo valiente que se compromete con investigaciones y opiniones incómodas. Pero, ¿cómo dar la vuelta a esta situación que lleva pesando tanto tiempo en nuestra democracia?
  • En Público llevamos más de 15 años investigando, destapando escándalos y acabando con su impunidad. No es un trabajo para nada fácil, nosotros también notamos la presión. Pero nuestros suscriptores nos permiten tener la independencia necesaria para no dar explicaciones a nadie. 

Ahora que has llegado al final de este email, tengo que contarte lo más importante. Si hoy logramos el apoyo de una persona comprometida como tú, vamos a poder seguir siendo un medio independiente. Lo que significa que nuestra próxima investigación sigue adelante y que Público puede seguir siendo el periódico incómodo que tanto molesta a algunos. 

Yo confío plenamente en que tú vas a ser una de las personas que no se queden calladas y que hoy va a unirse a nosotros para plantarle cara al poder.

 


Hoy es el día, hazlo aquí

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OTRA COSA: CTXT. Sobre la desconfianza, de Guillem Martínez

  

CTXT . El exterminio del s. XXI. Por Jesús López-Medel

 Jesús López-Medel 16/01/2024

Nada ni nadie detiene a unos dirigentes israelíes que, desde un nacionalismo extremo y un supremacismo lleno de prepotencia, llaman con falsedad “derecho de defensa” a lo que es aniquilación

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Von der Leyen y Netanyahu en una rueda de prensa en octubre de 2023. / Comisión Europea (Youtube)

Comienzo con una confesión: hace mucho que no me sucede lo que con este artículo, que queriendo escribir sobre lo que está pasando en Oriente Próximo, he llevado un tiempo no sabiendo cómo empezar. Así ha sido porque fluyen en mí y se entremezclan, agolpándose, muchos pensamientos y sentimientos, preguntas y respuestas. Todo ello desde el intento de racionalizar sobre lo que es inhumano y conjugarlo con la ira, la compasión, el dolor que no cesa.

Acaso en todo eso influya el haber pisado en cuatro ocasiones esos lugares sagrados que parecen malditos. Una desgracia sucedida en un lugar que uno ha visitado una vez, afecta. Pero si han sido varias veces... Golpe fuerte. El haber sentido sobre esa tierra lo que significa de historia, de hermosura y de tragedia la visión de los olivos, las partes desérticas y áridas, el muro infame de hormigón, los dátiles de Jericó, el valle de Josafat, la pared que quedó del templo de Salomón convertida en lugar de lamentaciones, la Jerusalén apropiada, la Belén de Judea donde nació un revolucionario de la justicia y cuyos sucesores convirtieron su mensaje radical en una doctrina, la Mezquita desde donde Mahoma subió al cielo en un equino… Muchas evocaciones. Y esto es más importante para mí incluso que el haber tenido la oportunidad de reunirme con varios dirigentes históricos de la región, como Mahmud Abbas, Simón Peres, el rey Abdalá o Hosni Mubarak.

Pero hay también un lugar donde lloré a borbotones en Jerusalén y donde siempre he vuelto: el Museo del Holocausto. Sobre él escribiría hace ahora quince años y allí me sentí profundamente judío y solidario con ese pueblo que sufrió un genocidio atroz. Pero también me pregunté cómo los hebreos eran capaces a su vez de infligir tanta crueldad a la población palestina. Me parecía ya tremendo entonces. En aquella crisis de 2008-2009 murieron 1.600 palestinos en Gaza. En la actual, van ya 25.000 personas asesinadas.

Ahora no puede ser sino espantoso lo que está sucediendo: un verdadero exterminio del pueblo palestino. Nada ni nadie detiene a unos dirigentes israelíes y a un pueblo que, desde un nacionalismo extremo y un supremacismo lleno de prepotencia y carácter excluyente, llaman con falsedad “derecho de defensa” a lo que no es otra cosa que aniquilación. ¡Y desde el Occidente “civilizado” se les aplaude!

Debe recordarse que, en 1947, antes de la creación de Israel como Estado, prácticamente casi todo el territorio estaba ocupado por pequeños poblados palestinos. La visión de los mapas permite comprobar la evolución desde entonces y cuando el fracaso colectivo llamado ONU hizo la partición del territorio, otorgando el 55% al nuevo Estado. Lo que queda ahora para un pueblo que ya estaba ahí, aunque no tiene aún el carácter de Estado, es casi nada. 

Desde la Nakba se ha tejido el gran desastre que está suponiendo la desaparición de un pueblo. Todo empezó de modo intenso, privándoles de su derecho a vivir en unas tierras donde llevaban siglos. Ahí fueron llegando de modo planificado colonos judíos desde todo el mundo que expulsarían a los pacíficos pobladores palestinos. Entonces fueron 700.000. Hay una nota que Roald Dahl apunta a modo de pincelada en su autobiografía, Volando solo, como piloto británico de un país que ejercía un protectorado sobre la zona. Aterrizada su avioneta junto a un campo de maíz, se le acercaron unos niños alborozados a los que preguntó quiénes eran y si era esa su tierra. El aviador recibió la respuesta, eran refugiados judíos y esa esa tierra “aún no era suya”. Era 1941. 

Uno de los mejores poetas árabes de la historia, Mahmud Darwish, publicó antes de morir hace casi quince años uno de los más bellos libros que he leído y releo y que he regalado con frecuencia. En Presencia de la ausencia narra con una prosa preciosa su historia y sus sentimientos. De niño fue obligado a salir de su casa y su tierra, Palestina. Solo se llevó un cuadro que iba colocando en las paredes de los lugares adonde le llevaba su exilio eterno, porque ningún palestino despojado de su casa y expulsado de la que siempre fue su tierra tiene derecho alguno al retorno.

Desde el sionismo, que puso las raíces de ese Estado invasivo y excluyente, al que el mundo occidental, conmovido por la tragedia del Holocausto, ha venido permitiendo constantes excesos, llegamos a la actualidad, con una extrema derecha corrupta que lleva años golpeando la democracia interna, pero en la lucha armada todos los demás partidos, incluso los opositores, han hecho piña en esta locura criminal contra otro pueblo, el palestino.

El hipernacionalismo, sea el catalán, el español o cualquiera, siempre me ha parecido muy peligroso. Contiene una sustancia muy tóxica que se llama fanatismo y que, en el caso de Israel, además tiene unas claves ancestrales bíblicas y un potencial armamentístico enorme. A eso se le suma el apoyo de Estados Unidos, la nación donde el imperialismo invasor es una constante y donde se produce una blasfemia atroz escribiendo el nombre de Dios en cada billete. El apoyo sin fisuras del octogenario Biden abre aún más las puertas a los republicanos en noviembre pues, aunque sean minoritarios, cada vez hay más votantes demócratas a los que no les gusta lo que sucede. Ya a Hilary Clinton en las presidenciales del 2016 le pasó factura en forma de abstención la gran ayuda del muy poderoso lobby judío.

Por otra parte, es patético que Alemania, una nación que en su historia “luce” el mayor exterminio del siglo XX, para hacerse perdonar lo que sus antecesores nazis hicieron y toda la población consintió mirando para otro lado, apoye sin fisuras a los genocidas de hoy. Porque si tienen aún que lavar su conciencia por exterminar a unos, no puede ser que apoyen a los que buscan y están consiguiendo lo mismo: aniquilar a todo un pueblo. La rapidísima visita de la presidenta alemana de la UE, Von der Leyen, a Tel Aviv como muestra de apoyo absoluto a Netanyahu para su respuesta militar nos repugnó a muchos europeos. Estoy seguro de que incluso a Josep Borrell (...)

martes, 30 de enero de 2024

El padrenuestro de Dickens, de PILAR RUIZ

 Revista CTXT   30/12/23

Querida comunidad de CTXT:


Un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Sí, como Spider-Man. Les parecerá exagerado, pero es lo que pensé cuando supe que tenía que escribirles esta carta de fin de año 2023. “A ver qué les cuento a los jefes y jefazas”, eso también lo pensé, amados líderes y lideresas de CTXT. Porque la existencia de esta carta y de todas las cartas que son cada uno de los artículos, crónicas y escritos que publicamos, depende de ustedes. Incluso esas piezas que no les hacen ni fu ni fa, incluso aquellas con las que están en desacuerdo, porque así es como fue concebida y nació esta revista. Y eso les hace grandes. Mucho. Sabiéndolo, como el mismísimo Peter Parker, me lanzo al vacío.  

 

        “Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada. Caminábamos derechos al cielo y nos perdíamos por el camino opuesto”.

 

        Seguro que estas palabras, que no son mías –ya me gustaría–, les suenan, porque es uno de esos comienzos famosos que, una vez leídos, nunca se olvidan. Incluso les parecerán actuales. Pues no lo son: Charles Dickens tiene la culpa de este principio de Historia de dos ciudades, una novela histórica sobre la Revolución Francesa publicada por entregas –una serie: está todo inventado– en 1859. Por supuesto, Dickens no vivió la Revolución que lo cambió todo. ¿Cómo hablarán de nuestra época dentro de cincuenta, cien años? Supongo que para entonces quedará algún nostálgico interesado en este pasado nuestro, alguien que lo considere crucial para desentrañar el significado histórico de estas primeras décadas del siglo XXI. Y le fascinarán algunos de los acontecimientos de nuestro presente; esas cosas que intentamos contar, a veces incluso explicar, en CTXT. Quién sabe si ese autor o autora que aún no ha nacido, escriba una obra que cuente algunos de los acontecimientos de este 2023: las consecuencias desconocidas de una pandemia global, las guerras terribles, los genocidios o la crisis climática; por ejemplo. O quizá le interese el relato sobre la eclosión del huevo de dinosaurio de la inteligencia artificial o la fuerza imparable del feminismo. Puede incluso que se atreva a entrar en un olvidado archivo polvoriento o aséptico como una sala de cirugía –a saber cómo serán las hemerotecas digitales dentro de un siglo– para consultar la opinión de aquellos que vivieron entonces –ahora– y logre toparse con esta revista, encontrando un dato fundamental que le aclare el tema de su estudio, novela, ensayo o lo que quiera que se publique en el futuro. O no. Quizá no le interesen lo más mínimo nuestras palabras ni esta época, por insulsa, aborregada y poco fiable; que nuestras opiniones y conocimientos le parezcan irrelevantes o vetustos, y que somos incapaces de revelar ni aportar nada de provecho. Nunca lo sabremos. Lo que sí sabemos es lo que opinaba sobre esto de rebuscar en las entretelas del tiempo el enorme Dickens, el hombre que de niño fue vendido por su padre a una fábrica de betún y que conocía muy bien todas las miserias y todas las fortunas, porque nos lo cuenta a renglón seguido y en el mismo párrafo:

 

        “En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo”.

 

        Desde la altura del tiempo, el sabio Dickens nos avisa: todas las épocas, todos los años, se parecen. También los teñidos por el miedo, la amenaza, la incertidumbre. No nos queda más remedio que aceptar que nuestro presente no es excepcional, a pesar de que la actualidad de este agonizante año 23 haya resultado inquietante, cuando no aterradora. (No la voy a desgranar aquí, porque, como leen CTXT, la conocen muy bien). No sé lo que harán ustedes al respecto para superar la desazón y la rabia que provoca tanto desastre, pero yo, cuando amenaza la negra pena y el pesimismo, consciente de la soledad de quien no tiene ni dios ni amo, rezo el padrenuestro de Dickens, ese párrafo que han leído más arriba. Y digo rezo, porque los que nos dedicamos al viejísimo oficio de contar historias, adoramos a infinidad de dioses y diosas a las que nos aferramos cuando vienen mal dadas, como todos los creyentes. Eso de orar a dioses laicos me lo enseñó mi amigo José Luis Cuerda que, como buen manchego, rezaba a su único y verdadero dios: “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor”. A muchos les parecerá casi una blasfemia (ese delito), pero para nosotros, que adoramos las palabras y a quienes las crean, repetir esas frases verdaderas, bellas, humanas y sencillas nos sirve para recordar que estamos vivos. Palabras celebrando la vida, que dan sentido a lo que, hasta ese momento, no lo tenía; que están ahí para espantar la desesperanza y la soledad funesta de una realidad cada vez más fragmentada, señalando el camino en la selva rugiente de textos, mensajes, informaciones, bulos, clickbaits, en las cataratas de imágenes salidas de miles de pantallas cada vez más rotas y descontextualizadas. 

 

        Ante ese vértigo, les presento a un amigo que sabe dar la vuelta a la fragmentación y a la ruptura para crear algo nuevo. Se llama Chris Marker. Este amigo, como Dickens y Cuerda, también habla después de muerto y está más vivo que nunca. El gran revolucionario, maestro del montaje cinematográfico, poeta de los movimientos sociales, activista comprometido contra todas las injusticias, contra todas las guerras. Y para quien no lo conozca, un señor estupendo que podría haber sido suscriptor de CTXT: uno de los nuestros. Ya ven que no puedo evitar recomendarles películas o cineastas; un vicio que conocen bien porque en CTXT llevamos haciéndolo desde el 2015, y seguimos. Pues eso, que de vez en cuando invoco a Marker como se invoca a los fantasmas queridos para escuchar su voz y ver sus imágenes que laten de humanidad y de inteligencia, que recuerdan una y otra vez que estamos vivos y el futuro, como el pasado, siempre es hoy. Pues eso es lo que quisiéramos ser para ustedes: palabras que reconstruyen lo roto, que proponen ideas y dan voz a quien no la tiene, esas voces humanas y verdaderas que nos dicen que no estamos solos. Saber que están ahí, al otro lado, también nos acompaña y nos da esperanza; ustedes son ese futuro que es presente. “¿Habrá alguna vez una última carta?”, preguntaba Marker al final de una de sus obras maestras, Sans Soleil (Sin sol). En CTXT esperamos que reciban con nuestro remite todas las cartas que les hagan falta, en el mejor y el peor de los tiempos. Más vivos que nunca. Feliz año 2024.

 

Pilar Ruiz