MIGUEL MUÑOZ 25/12/23
El presidente del Gobierno recibe alabanzas de los países árabes por su posicionamiento sobre Palestina. Desde Sumar o el Frente Polisario le han reclamado coherencia para tener una postura de apoyo a la causa saharaui igual que a la palestina.
Albares y Sánchez se afanaron en explicar que toda solución debe de darse en el marco de la ONU y con la aceptación de las dos partes. Pero España ya había mostrado su preferencia por la solución que propone Marruecos y no por la opción que propone el Polisario, un referéndum de autodeterminación.
Dos pueblos ocupados y los ocupantes hermanados
Tanto los saharauis como los palestinos viven bajo una ocupación ilegal como reconoce el Derecho Internacional. El Frente Polisario apoya de forma activa a la causa palestina. Y en este contexto no ve con malos ojos la posición actual de Sánchez sobre Oriente Medio.
"Desde el pueblo saharaui aplaudimos la postura del Gobierno de España en cuanto a lo que padecen nuestros hermanos y hermanas palestinos en Gaza, pero también nos preocupa la incoherencia de exigir eso y a la vez ignorarlo en el Sáhara Occidental", declaró hace unos días el delegado del Polisario en España, Abdullah Arabi. Más allá de la guerra de Ucrania, hay dos asuntos clave que han marcado en política internacional al Gobierno de Pedro Sánchez. Por un lado, las relaciones con Marruecos y el conflicto del Sáhara Occidental. Por otro, las relaciones con Israel y Palestina y el conflicto en Oriente Medio. Dos asuntos con ciertas semejanzas pero que han sido abordados de manera muy diferente.
La cuestión saharaui y la relación con el país marroquí ha sido una de las piedras en el zapato de Sánchez desde que entró en Moncloa. Las relaciones se llegaron a romper durante meses por la posición histórica de España respecto al Sáhara Occidental y la acogida en nuestro país del secretario general del Frente Polisario, Brahim Gali.
Marruecos ejerció una presión migratoria casi sin precedentes, especialmente en Ceuta. Sánchez fue tajante con sus palabras. "Es inaceptable que se ataquen las fronteras de España por desavenencias en política exterior", dijo en mayo de 2021. La crisis diplomática se agravó.
Pero todo cambió poco después. El presidente del Gobierno cesó a la entonces ministra de Exteriores, Arancha González Laya. Su sustituto fue José Manuel Albares y la principal tarea que le encomendó Sánchez era solucionar el problema con Marruecos. Todo pasaba por el Sáhara Occidental.
En marzo de 2022 la Casa Real de Mohamed VI daba a conocer una carta en la que Sánchez viraba la postura de España y consideraba la autonomía que propone Marruecos para el territorio saharaui como la opción más "realista, seria y creíble" para solucionar el conflicto. Se rompía así la llamada "neutralidad activa" y el equilibrio mantenido también con Argelia, país clave en el conflicto.
La incomodidad del Gobierno y del PSOE durante aquellos primeros días era patente. De hecho se intentó negar que fuera un cambio y se llegó a afirmar que Argelia, que luego rompió relaciones, estaba informada de la carta. La decisión no sentó bien en las bases del PSOE y algunas de ellas se movilizaron. Y la práctica totalidad del arco parlamentario lo rechazó (...)
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