La extensión a Oriente Medio de la guerra lanzada por Israel contra los palestinos es ya un hecho y también la implicación directa de Occidente en el conflicto.
Este mar es un paso clave para el comercio y el transporte mundial de mercancías, incluido el petróleo y el gas producidos en la región, pero también es escenario de las rivalidades entre todas las potencias regionales, desde Israel a Arabia Saudí, pasando por Irán. Aunque Teherán establece como su propio teatro de operaciones geopolíticas el Golfo Pérsico, ha encontrado en los rebeldes hutíes, también de credo chií, el aliado natural para desafiar a Riad y, ahora, a Tel Aviv.
Los ataques aéreos, navales y desde submarinos lanzados en la madrugada del viernes por Estados Unidos y Reino Unido, con apoyo de otros países occidentales y uno árabe, alcanzaron depósitos de armas, radares y sistemas de misiles en las seis provincias que dominan los hutíes en Yemen y también en la propia capital del país, Saná, uno de los bastiones de los rebeldes chiíes.
En respuesta, los hutíes dispararon varias andanadas de misiles de crucero y balísticos contra los navíos de guerra estadounidenses y británicos que patrullan el mar Rojo.
De momento, Rusia ya ha pedido una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU por estos ataques a Yemen.
La guerra de Gaza en el mar Rojo
Los rebeldes hutíes declararon su propia guerra a Israel poco después de que estallara la actual crisis en Gaza, tras la matanza de 1.200 personas el 7 de octubre por las milicias de Hamás en territorio israelí y la respuesta de Tel Aviv con una ofensiva bélica en la Franja que ha causado ya la muerte de más de 23.000 personas, principalmente civiles palestinos.
Desde entonces esas milicias yemeníes aliadas de Hamás han atacado con drones y misiles los barcos y objetivos que ellos consideraban israelíes o relacionados con Israel, y tanto este país como su aliado Estados Unidos han respondido derribando esos artefactos bélicos. Washington señala que en los últimos ataques lanzados por los hutíes contra buques de transporte de mercancías, ninguno de estos navíos tenía conexión alguna con Israel.
Estados Unidos lidera una coalición internacional que ha puesto en marcha de la llamada operación Guardián de la Prosperidad para afrontar la amenaza que los ataques hutíes significaban para el trasiego comercial por el mar Rojo, cerca de una treintena desde fines de noviembre.
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