Guillermo Hormigo — 23 de diciembre de 2023
La mecha del Ateneo de Madrid se prendió a inicios del siglo XIX, con la invasión napoleónica de España. La resistencia contra los franceses derivó en la redacción de la Constitución de Cádiz de 1812, la primera de carácter netamente liberal en el país. Aquella Carta Magna sustituía la monarquía absoluta por la constitucional y garantizaba al pueblo un régimen de libertades que convertían al súbdito en ciudadano. Cuando Fernando VII volvió de su reclusión en Valençay (Francia), anuló toda esas conquistas políticas y reestableció el absolutismo. Y eso que su regreso fue largamente ansiado por gran parte de quienes redactaron aquel documento. El presunto garante de la libertad futura traicionó al pueblo que peleó por ella.
Con la restitución del régimen constitucional en 1820, durante el trienio liberal, el entonces llamado Ateneo Español (luego bautizado como Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid) comenzó su actividad. Desde ese momento, y pese a la persecución o limitación de su actividad en periodos no democráticos, la labor de esta sociedad privada declarada de interés público ha conformado un espacio de discusión e intercambio de ideas complementarias o contrapuestas. “Un lugar diverso y plural”, como lo define en conversación con Somos Madrid su actual presidente, Luis Arroyo.
En su programación reciente conviven, por citar algunos ejemplos, un seminario sobre la Navidad y la tradición belenista, otros dedicados a referentes intelectuales de la izquierda como Pasolini y Jorge Semprún o un acercamiento a la obra de Antonio Escohotado, gran exponente del pensamiento libertario en España que en su última etapa derivó a posiciones más próximas al liberalismo.
Pero si la libertad tuviera un coste en Madrid, en el Ateneo sería de 100.000 euros. Porque esas credenciales históricas no han impedido que el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso retire su apoyo económico a la institución, eliminando una subvención que venía concediendo de forma ininterrumpida desde hace 15 años. Con Esperanza Aguirre al frente de la Comunidad de Madrid alcanzó los 350.000 euros, pero en el pasado ejercicio se estableció en los mencionados 100.000.
Ahora el Ejecutivo autonómico rechaza cualquier aportación, amparándose en una modificación de los criterios por los que se conceden ayudas nominativas (las que van dirigidas a entidades más que a iniciativas concretas). El consejero de Cultura, Mariano de Paco, justificó así la decisión ante Arroyo y posteriormente en público, animándole a “presentar proyectos”.
Arroyo lo considera “una injusticia contra libertad” y “un agravio”, ya que estas subvenciones nominativas no se han eliminado para ninguna otra organización o centro cultural de la región (desde el Círculo de Bellas Artes a academias de todo tipo de disciplinas). Asegura que así se lo confirmó el propio consejero, que en un primer momento le trasladó que la decisión fue tomada por la Junta de Gobierno que lidera Ayuso, aunque después se retractó y no quiso aclararle de qué instancia procedió. Paralelamente, el Ateneo sí ha recibido 150.000 euros del consistorio madrileño. La actual delegada de Cultura en el Ayuntamiento, Marta Rivera de la Cruz, fue la máxima responsable del ramo en la Comunidad durante la anterior legislatura (...)
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