Pere Morell Palma
La visión de una muerte lenta y dolorosa del campo hastía y llena de pena y rabia a los pocos payeses que aguantan en las escasas zonas rurales que aún conserva la ciudad
«El Ayuntamiento nos tiene abandonados y a la gente le da igual si desaparecemos» Toni Feliu en Sa Garriga, en una de las fincas en donde trabaja como payés. / GUILLEM BOSCH
«Comemos porque aún existen países tercermundistas que cultivan nuestro alimento», no debe ser nada fácil tener el oficio más importante de la historia y a la vez ser humillado por ello. Toni Feliu es uno de los últimos payeses que conserva Palma. Él es parte de una profesión sin horario, sin fines de semana, sin vacaciones y con unos ingresos «tres veces inferiores a alguien que trabaja en la hostelería». .
Hace 60 años había unas 40.000 explotaciones agrarias en Balears, y según una encuesta del Ministerio de Agricultura de 2016 en las islas había activas ese año 10.260. En Palma aún perduran unos cuantas zonas rurales que son explotadas: S’aranjassa, Sa Indioteria, Sant Jordi, Son Espanyol y Sa Garriga son algunos de los últimos bastiones que cuentan con campos que resisten al cemento que todo lo devora. Los últimos indios sioux ante el séptimo de caballería.
«La ciudad todo lo convierte en urbano, los urbanitas nos están devorando», asegura Toni Feliu. Natural de Sant Jordi, Feliu es un payés sin tierra y trabaja en varias fincas. «Ahora debo llevar unas 200 cuarteradas», asegura.
El hastío y la pena son visibles en su rostro en medio de la entrevista en una finca de Sa Garriga: «Ni la gente de la barriada nos conoce, eso lo dice todo». Toni Feliu carga contra el estereotipo de payés inculto que aún perdura en la ciudad: «Se piensan que los de fora vila somos imbéciles. Yo tengo estudios en agropecuaria y jardinería y me han servido para convertirme en un buen payés, no he estudiado para ser un funcionario más».
Autonomía alimentaria
En el año 2004 el doctor en Geografía Ivan Murray calculó que «para abastecernos necesitaríamos 16 veces más el territorio cultivable que tenemos».
Sin embargo, la tendencia actual no persigue la autonomía alimentaria de Mallorca. En lugar de apostar por actividades agrícolas y ganaderas que puedan proveer a la población,
«Cada vez todo será menos agrario, con parques solares y fincas con edificaciones. Yo no sé qué comerá la gente cuando ya no estemos», razona Feliu.El payés augura un futuro pesimista y asegura que si no se cambia la tendencia «Palma será una ciudad cosmopolita como Hong Kong» y los palmesanos «no tendrán comida autóctona».
Feliu explica que en ese caso habrá dos opciones: o toda la comida «vendrá de fuera» o se inventará «algún producto sintético que nos pueda alimentar a los ciudadanos».
El globalismo siempre parece la panacea que todo lo puede curar. Eso es hasta que una pandemia, un temporal,
o una guerra nos recuerda la necesidad de contar con cierta autonomía para sobrevivir. Feliu explica que tras estos desastres el apoyo al sector primario crece entre la población. Sin embargo, esta simpatía dura muy poco tiempo.«Vivimos a contracorriente. La gente ya no nos apoya y compra en grandes superficies productos de fuera porque son más baratos. Las personas siempre miran el precio de la comida y no el sabor o lo que hay detrás. El Ayuntamiento nos tiene abandonados y a la gente le da igual si desaparecemos», sentencia el payés.
«Demasiada burocracia».
Una de las cantinelas más típicas de cada año es que la temporada de los payeses y los hoteleros ha sido muy mala. Como el cuento de Pedrito y el lobo, ahora que las cosas van mal dadas de verdad, los hombres que trabajan en el campo se sienten abandonados por todas las autoridades.
«El gobierno hace todo lo posible para que nos vayamos, quieren acabar con el campo», explica Toni de Ca’n Rafel, el «único payés de Son Espanyol». El hombre es partidario de eliminar todas las subvenciones a cambio de un precio justo: «No podemos vivir de las ayudas». «Te hipotecas para comprar un tractor de 100.000 euros y luego las ayudas de la Conselleria solo llegan a los terratenientes», explica Toni.
No podemos vivir de las ayudas
El hombre recalca la importancia y la dureza de su trabajo: «Sin payeses no hay comida. Trabajamos muchas horas para sobrevivir, pero para eso tienes que llevar mucho terreno. Yo llevo unas 130 hectáreas».
Placas solares
y no depender de los combustibles fósiles.
Esta meta lleva a fuertes tensiones con los payeses. Toni de Ca’n Rafel protesta contra lo que considera que es una competencia desleal:«A nosotros solo nos dan problemas, pero luego pueden poner un parque solar que destruya decenas de algarrobos centenarios y no pasa nada». «Hay normas para unos y para otros, y parece que los payeses molestamos», sentencia.
Según datos de la Conselleria de Agricultura en 2022 sobre la cadena alimentaria, la isla únicamente produce un 15% de lo que consume. Importa de la península el 85% de comida que abastece a la población.
«», explica Catalina Caneyelles. Canyelles es una de las últimas payesas que trabajan en Sant Jordi: «Ahora nos pueden contar con los dedos de una mano, antes toda la zona era un huerto».
La payesa protesta contra la visión sesgada que se tiene con la gente que trabaja en el campo: «La gente se ríe de los payeses, es una profesión que no es respetada por casi nadie».
Asimismo, Canyelles expone como en la escuela a su hijo «le proponen mil oficios», pero que nunca «va un payés a hacer una charla en los centros». Canyelles cree que en la pandemia «parecía que la gente se había concienciado», pero que al volver a la normalidad «todo el mundo ha vuelto a comprar en grandes superficies».
La payesa advierte: «Ni los huevos ni la leche provienen de los supermercados, hay gente que parece que no lo tiene claro». «Somos los olvidados del mundo, cuando los de nuestra edad se vayan todo se abandonará», sentencia Canyelles.
. La payesía es un oficio esclavo y envejecido. Los terratenientes ya no alquilan su tierra a buen precio, pues poner un chalet o un parque de placas solares es más rentable. Los campos yacerán abandonados, porque: Qui vol llaurar podent ser ric?