martes, 13 de mayo de 2025

No son montañas: son toneladas de residuos mineros tóxicos que contaminan el mar Menor

 ESTHER SÁNCHEZ   Llano del Beal - 02 MAY 2025

El Ministerio para la Transición Ecológica sellará 59 de estos vertederos abandonados en la sierra minera de Cartagena-La Unión




En el municipio de Llano del Beal (Cartagena, Murcia) los residuos mineros se mueven al ritmo del viento y del agua. Son los desechos inservibles y tóxicos de décadas de explotación en la sierra minera de Cartagena-La Unión, que se depositaron capa a capa hasta formar enormes montañas, algunas de hasta 40 metros. Las partículas, muchas de ellas de metales pesados, se respiran, se posan en la piel e incluso llegan al mar Menor (...)


‘Vertedero’: “La basura nos une y las soluciones son sencillas”

 Rosa M. Tristán   01 MAYO 2025

El olor penetra hasta las entrañas. Se pega a la ropa, a la piel, se queda dentro. De cuando en cuando, sobre los desperdicios que fermentan, una explosión. Es metano acumulado de la putrefacción de la materia orgánica. Alrededor, sobre la basura, bebés en las espaldas de sus jóvenes madres, que rebuscan lo que un camión basculante acaba de derramar a sus pies, o niños desde 5 o 6 años ya inmersos en la tarea de encontrar algo que llevar a la familia. Si ven algo apetitoso, se lo meten en la boca porque les puede el hambre. Todos parecen enfermos, llenos de cicatrices. Ese es el recuerdo de la visita a uno de esos lugares del mundo que he revivido tras leer el impactante libro de Oliver Franklin-Wallis, ‘Vertedero’ (Ed. Capitán Swing). ‘El Asombrario’ ha hablado con él.

Rebuscando en la basura de un vertedero en Madagascar para ganarse la vida. Foto: R. M. Tristán. 


En esta obra que nos pone delante “la sucia realidad” de lo que tiramos cada día y por qué nos debe importar, el periodista británico comienza llevándonos a Gazhipur, la montaña de 14 millones de toneladas de basura que hay a las afueras de Nueva Delhi. No se diferencia mucho a la de Andranalitra, el vertedero a las afueras de Antananarivo (capital de Madagascar), donde 800 toneladas se derraman cada día y miles de personas, muchos menores, algunos sin saber andar aún, viven de lo que encuentran. Lo llaman también “la ciudad de las moscas”, una más de las muchas que hay en el mundo, especialmente en África, pero también en Asia y Latinoamérica. Hasta allí seguimos evacuando nuestros desperdicios, como si así desparecieran por arte de magia. Franklin-Wallis ha estado en esos lugares donde la humanidad pierde su sentido, pero también se ha sumergido en el hermético mundo de la economía del reciclaje, en la red mundial que trasiega todo tipo de tóxicos por el planeta. En definitiva, ha hurgado sin temor a resultar salpicado en el inmundo paisaje del cubo de la basura del mundo para ver qué esconde. 

¿Qué le motivó a dedicar años y esfuerzo a esta investigación?

En 2019, leí un artículo sobre la crisis de la industria del reciclaje. China, que durante décadas había sido el destino de los residuos mundiales, se había hartado de ser el basurero mundial y prohibió su importación. El negocio se desplomó. Al mismo tiempo, los documentales mostraban el coste ambiental de los plásticos en nuestros océanos. Aquello me hizo darme cuenta de la cantidad que generamos, así que escribí un artículo al respecto para The Guardian, pero solo arañó la superficie y me impulsó a emprender este viaje de Vertedero. La pandemia de la covid-19 también influyó: con los confinamientos, fue imposible que viajaran gran parte de nuestros residuos que acababan en el extranjero. Además, es un tema enorme. Hay muchas similitudes entre, por ejemplo, los vertederos y el almacenamiento de residuos nucleares. Pero no hay mucha gente que haya escrito sobre ambos.

¿Qué respuesta ha recibido desde su publicación?

Ahora me llegan noticias de lectores de todo el mundo sobre sus problemas, desde lectores del Sudeste asiático que han visto plásticos vertidos en sus tierras, hasta de personas del Norte Global que se enfrentan a vertederos con fugas o a incineradoras contaminantes. La cuestión es que todos generamos residuos y lidiamos con ellos a diario, pero no los mencionamos nunca. 

En el libro pone el foco en esa falta de transparencia. ¿Qué hay detrás de tanta oscuridad sobre qué pasa con nuestra basura?

Los residuos son repugnantes. Huelen mal, son feos, están llenos de patógenos; estamos programados biológicamente para evitarlos. Así que en el Norte Global nos hemos construido toda una economía que los oculta, pero eso también significa que los abusos del sistema pasan desapercibidos. La industria de los residuos no quiere que sepamos qué pasa con ellos, porque la gente se daría cuenta de que mucho de lo que nos cuentan se basa en ilusiones y falsedades.

Disecciona sector por sector: desperdicio de alimentos, plásticos, residuos electrónicos, residuos mineros, nucleares. Si pudiera hacer una clasificación, ¿qué sería lo primero que debería eliminarse o reducirse drásticamente?

Es difícil. Los residuos mineros serían la opción obvia, debido a su gran volumen y la devastación ambiental que causan, pero creo que tendré que elegir el desperdicio de alimentos. El desperdicio alimentario produce una enorme cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente metano: entre un 8% y un 10% de todas estas emisiones provienen del ahí. Al mismo tiempo, 820 millones de personas pasan hambre a diario. Por lo tanto, es una tragedia tanto ambiental como moral. Y, además, probablemente sea la más fácil de solucionar.

¿Cómo le ha cambiado la vida esta investigación?

Todo el mundo me dice que leerlo es como quitarse las gafas de sol de color de rosa: de repente ves el mundo tal como es. Y ves residuos por todas partes. Así que para evitar generarlos intento vivir con menos desperdicios y reciclar cosas. Me ha encantado aprender a reparar mi ropa y aparatos electrónicos para ser más autosuficiente. También alquilo más: la ropa de mis hijos, los juguetes, etc… Pero, sobre todo, resisto el impulso de comprar cosas que no necesito. 

¿Cree que el reciclaje debe cambiar para ser una solución? 

El reciclaje está roto y, como todo lo que está roto, deberíamos arreglarlo antes de sentir la necesidad de tirarlo. Hay que empezar por lo básico: decir la verdad sobre qué se puede reciclar, qué se recicla y qué no. Actualmente, ningún país dispone de datos reales sobre las tasas de reciclaje. El segundo paso es encontrar la manera de que los productores de bienes que generan residuos paguen más por su eliminación. No podemos seguir teniendo un sistema donde las ganancias se han privatizado y hay empresas como Coca-Cola ganando miles de millones mientras el público paga por la limpieza de la basura que genera con ese negocio.

¿Cómo podemos, como consumidores, distinguir entre el ‘lavado verde’ de algunas compañías y la verdad?

Con todo lavado verde, hay que aprender a hacerse las siguientes preguntas: ¿Quieres cambiar los plásticos de un solo uso por plásticos compostables? Bien, pero la siguiente que hay que hacer es: ¿Quién hace el compostaje? ¿Se composta el plástico? Porque en la mayoría de los casos, resulta que la respuesta es que no se hace. Te dicen que tus zapatillas están hechas de «plástico del océano», pero ¿qué significa eso? 

¿Somos conscientes del nivel de amenaza que la basura representa para la vida en el planeta? 

Eso es algo que me impactó de mi reportaje: el daño que causan los residuos. A nivel mundial, generan más emisiones que el transporte marítimo y la aviación juntos. Y es mucho más fácil actuar para evitarlos que, por ejemplo, reemplazar todos los barcos y aviones del mundo, pero lo ignoramos como un problema. Además, están los riesgos para la salud: apenas estamos empezando a comprender el impacto de plásticos, microplásticos y nanoplásticos en la salud humana y animal: cáncer, problemas de fertilidad, obesidad, diabetes. Creo que en unos años comprenderemos que estamos envenenando nuestro planeta.

¿De qué sector, al profundizar, recibió la sorpresa más desagradable y cuál está teniendo un desempeño relativamente bueno?

El gran giro del libro Vertedero es descubrir al gran villano, por así decirlo: los residuos que manejamos como consumidores son solo una pequeña fracción si se comparan con los residuos industriales. Piense en los residuos producidos por la minería, la industria del petróleo o gas o la agricultura a gran escala: esos son los residuos que no vemos, pero que causan los mayores estragos en nuestro planeta. En cuanto a lo que va bien, me ha entusiasmado mucho la innovación que se está produciendo en muchas industrias a medida que la gente se da cuenta de la crisis que generan los residuos. En los envases de la alimentación, por ejemplo; en muchos lugares están cambiando cosas, pero no estoy seguro de que nadie obtenga todavía mejores calificaciones.

Como uno de los residuos más duraderos, trata mucho el problema del plástico, ¿cree que el tratado global que se negocia para reducirlo se logrará y será útil?

Creo que el poder de presión de la industria petroquímica y los petroestados es, quizás, el mayor desafío político al que se enfrenta la Humanidad en este momento; sin duda mucho mayor que la IA. La cruda realidad es que el tratado de la ONU, tal como está, se enfrenta a demasiada oposición, especialmente con el nuevo giro a la derecha de Estados Unidos. Espero que no se necesite otra generación para lograr un consenso. Lo frustrante es que existen soluciones sencillas para la crisis de los residuos: gravar los plásticos vírgenes y que el reciclaje, de repente, se vuelva rentable, lo que impulsaría la inversión; eso significaría una mejor recolección de basura. Mientras las materias primas no cuesten nada, excepto un planeta destruido, las empresas seguirán actuando en su propio beneficio.

¿Algo que nos dé esperanza para que no acabemos enterrados bajo la basura?

Algo en lo que pienso es: la basura no es política. No importa a quién se vote, nadie quiere que nuestras carreteras, nuestros parques, nuestros ríos y mares estén llenos de basura. La basura nos une. Y las soluciones son sencillas. No puedes influir, por ejemplo, en si China construye o no más centrales eléctricas de carbón, pero sí puedes influir en lo que reciclas y en lo que ocurre con ello cuando lo tiras a la basura en España. Podemos marcar una gran diferencia. Solo necesitamos voluntad.

lunes, 12 de mayo de 2025

El resurgir del Movimiento Por la Dignidad de las Montañas: "Queremos vivir aquí"

 A. Lahoz   Zaragoza

El colectivo renace en Jánovas con un emotivo acto y anuncia nuevas acciones en defensa del territorio. Han elaborado un nuevo manifiesto para unir al Pirineo en la lucha contra los embalses, las renovables o los almacenes de litio

25 años pueden parecer toda una vida, pero el Movimiento por la Dignidad de la Montaña no quiere que el paso del tiempo desdibuje sus reivindicaciones y los motivos por los que nacieron. Fue precisamente el 1 de mayo de 1999 cuando se dieron a conocer con la publicación de un manifiesto. Un cuarto de siglo después, los organizadores han elaborado un nuevo documento que se leyó hace unos días en Jánovas, donde más de cien personas llegadas de todo el Pirineo se reunieron convocadas por varios colectivos en defensa de la vida en este territorio.

El acto, muy emotivo, sirvió para rendir un primer homenaje al histórico movimiento que a principios de la década del 2000 unificó las luchas en contra de la construcción de grandes embalses bajo el lema Por la Dignidad de la Montaña. Un movimiento que unió a miles de personas de muchos pueblos y comarcas dispersos en el territorio aragonés que, sin embargo, enfrentaban una problemática similar: la construcción de pantanos como Biscarrués, Santaliestra y Jánovas.

«Jánovas representa mejor que ningún otro lugar la dignidad de la montaña aragonesa: expropiado en los 60 por la construcción de un embalse y ahora en reconstrucción por parte de sus vecinos que acogieron el acto con una hospitalidad que fue la mejor muestra de este carácter», indican desde la organización.

Durante la jornada, las personas y organizaciones presentes mostraron su voluntad de reconstituir el Movimiento por la Dignidad de la Montaña y lo dejaron claro con su nuevo manifiesto: «Nos criamos en esta tierra o vinimos a trabajar en ella. Y cada día nos echamos a la cama con la preocupación de qué será esto en el futuro, porque a diferencia de quienes ven en el Pirineo solo un paisaje, queremos vivir aquí», se lee en su escrito.

«Un día como hoy, hace 25 años, un manifiesto hablaba de estas montañas como el paradigma de una minoría. Minoría frente al llano aragonés y minoría de Aragón en un mundo globalizado: éramos y aún somos parte de ese medio rural que llegaba agonizando al fin del siglo XX sin que las minorías hubiéramos contado para nada», indican.

«Entonces, la montaña se plantó y dijo basta. Estos montes en los que creían que no vivía nadie se levantaron al unísono y el 25 de octubre paramos. Nos unimos. Reclamamos nuestra soberanía y conseguimos que nuestra voz se escuchara en Zaragoza, en Madrid y hasta en Bruselas. Paramos muchos de aquellos pantanos; se paró el trasvase; y salvamos muchos de nuestros pueblos y valles. 25 años después seguimos aquí», recuerdan.

El Movimiento por la Dignidad de la Montaña resurge con fuerza en este 2025 y está dispuesto a rearmarse. Como primeras acciones, anunciaron la celebración de un acto-homenaje para el que ya se ha confirmado la participación de La Ronda de Boltaña y que tendrá lugar el 25 de octubre en Jaca, coincidiendo con el aniversario del histórico Paro General del Pirineo hace 25 años.

También se ha encargado a Semillas producciones, autora del premiado Donde quisimos vivir, la elaboración de un documental que recorrerá la historia de la lucha por la Dignidad de la Montaña desde su origen hace 25 años a la actualidad, y que espera poder presentar a finales de este mes.

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OTRA COSA:  CTXT. Dioses enfermos, de Gerardo Tecé 

El cierre de una papelera deja abandonada una montaña de residuos que amenaza al principal río de Tarragona

 Judit Castaño   Barcelona-

Iberboard Mill, que cesó su actividad el año pasado y actualmente se encuentra en proceso de liquidación, ha recibido varias multas por contaminación y vertidos irregulares.  

Una montaña de residuos inunda las instalaciones de la papelera Iberboard Mill.Cedida.

Varias sanciones graves

domingo, 11 de mayo de 2025

La Universidad de Valencia revela que dos cuencas al sur del barranco del Poyo fueron responsables de la riada de la dana

 1/05/2025

  • El informe apunta además que estas zonas no estaban vigilada y atribuye la competencia directa a la Generalitat
  • En estas dos subcuencas las lluvias triplicaron las del Poyo en las horas críticas antes de la riada



Un estudio de investigadores de la Universitat de Valencia y de la Aemet ha resaltado el aporte de otros dos barrancos más al sur que la rambla del Poyo en la riada que causó la muerte de 227 el pasado 29 de octubre en Valencia.

Según ese informe, dichas zonas no contaban con medidores para vigilar su caudal. Una competencia que era exclusiva de la Generalitat, según apuntan además los autores del documento.

El agua provenía de otros puntos que no eran el barranco del Poyo

El estudio es el más exhaustivo sobre lluvias que hasta ahora había indagado en las razones que provocaron la fatal riada. Sus autores han analizado cómo llovió en aquella jornada, dónde cayó el agua y a qué hora se produjeron las precipitaciones.

La principal conclusión a la que han llegado es que el barranco del Poyo, que atraviesa la zona 0 de la dana, y del que se creía que era el principal responsable de las inundaciones, no sería el culpable directo del trágico desbordamiento, sino dos subcuencas, aguas abajo, del punto de medición.

Rafael Armengot es catedrático de Geografía por la Universidad de Valencia. Él es el principal investigador de este estudio, del que se desprende que las lluvias más intensas se produjeron en primera instancia en la zona de l'Horteta, al sureste del Poyo. Progresivamente, subieron hacia la cuenca del Gallego para más tarde terminar en la rambla a la que se señalaba en un primer momento.

"Llovió con más intensidad, llovió antes y el agua llegó con mayor premura", apunta este experto. En estas dos cuencas, las lluvias como mínimo, explica a TVE, triplicaron a las del Poyo en las horas críticas antes de la riada.

Zonas que no estaban vigiladas

La duda, apunta por su parte Alejandro Pérez, catedrático de Geografía de la Universidad de Valencia, si los tres picos de riada llegaron a la vez o lo hicieron de forma "solapada". Lo que es seguro, matiza, es que la riada no fue provocada en la parte alta, en la rambla del Poyo, donde se pensaba hasta ahora que tenía su origen.

Zonas que no estaban vigiladas el pasado octubre como sí se hacía, cuentan los expertos, en los años 1990 gracias a la colaboración que había entre los diferentes ayuntamientos de la comarca. Este área ya no estaría bajo la responsabilidad de la Confederación Hidrográfica del Júcar, sino de la Generalitat que preside Carlos Mazón. De ahí la importancia de este estudio, según sus autores.

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OTRA COSA:  CTXT. Un búnker mental, de Gerardo Tecé