martes, 31 de octubre de 2023

RAZ SEGAL / HISTORIADOR ESPECIALIZADO EN EL HOLOCAUSTO “Lo que estamos viendo en Gaza es un genocidio de manual” Amy Goodman (Democracy Now)

 18/10/2023

Raz Segal es profesor adjunto de estudios sobre el Holocausto y el genocidio en la Universidad de Stockton y acaba de publicar un artículo para Jewish Currents bajo el título “A Textbook Case of Genocide” (“Un caso de genocidio de libro: Israel ha sido explícito sobre lo que está llevando a cabo en Gaza. ¿Por qué el mundo no escucha?”). El experto israelí en genocidios modernos califica el asalto de Israel a Gaza de caso de manual de “intento de genocidio” y la racionalización de su violencia de “uso vergonzoso” de las lecciones del Holocausto. El excepcionalismo del Estado israelí y las comparaciones de sus víctimas palestinas con los “nazis” se utilizan para “justificar, racionalizar, negar, distorsionar y repudiar la violencia masiva contra los palestinos”, afirma Segal.

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Lo que estamos viendo en Gaza es un genocidio de ...



Raz Segal se une a nosotros desde Filadelfia. Profesor Segal, ¡bienvenido a Democracy Now! Exponga su caso.

Gracias por recibirme.

Creo que, efectivamente, lo que estamos viendo ahora en Gaza es un caso de genocidio. Tenemos que entender que la Convención de la ONU para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de 1948 exige una intención específica para determinar lo que es un genocidio. Citando la convención, es la intención de destruir un grupo racial, étnico, religioso o nacional como tal, es decir, de forma colectiva, no sólo individuos. Y esta intención, como acabamos de escuchar, está siendo proclamada abiertamente por los políticos israelíes y oficiales del ejército desde el 7 de octubre. Hemos oído al presidente de Israel. Es bien sabido lo que dijo el ministro de Defensa Yoav Gallant el 9 de octubre cuando declaró un asedio total a Gaza, cortando el agua, los alimentos, el combustible. Afirmó que “Estamos luchando contra animales humanos” y reaccionaremos “en consecuencia”. También dijo que “lo eliminaremos todo”. Sabemos que el portavoz del ejército israelí Daniel Hagari, por ejemplo, reconoció la destrucción gratuita y dijo explícitamente: “El énfasis está en el daño y no en la precisión”. Así que estamos viendo la intención expuesta con claridad. Y realmente, tengo que decir, si esto no es un intento de cometer genocidio, realmente no sé lo que es.

Así que, cuando vemos las acciones llevadas a cabo, el lanzamiento de miles y miles de bombas en un par de días, incluidas bombas de fósforo, como hemos oído, en una de las zonas más densamente pobladas del mundo, junto con estas declaraciones de intenciones, esto constituye realmente una matanza genocida, que es el primer acto, según la convención, de genocidio. E Israel, debo decir, también está perpetrando los actos número dos y tres, es decir, causar graves daños físicos o mentales, y crear condiciones diseñadas para provocar la destrucción del grupo cortando el agua, los alimentos, el suministro de energía, bombardeando hospitales, ordenando el desalojo rápido de hospitales, lo que la Organización Mundial de la Salud ha declarado que es, cito, “una sentencia de muerte” para los enfermos. Así que estamos viendo la combinación de actos genocidas con una intención clara. Se trata, en efecto, de un caso de genocidio de manual.

¿Puede hablarnos del desplazamiento? Israel está diciendo que todo el norte de Gaza –ahora cientos de miles de personas han cumplido– debe desplazarse hacia el sur. La parte norte de Gaza es la más poblada, con la ciudad de Gaza.

Como es bien sabido, se trata de una orden imposible. Es imposible para grupos específicos de personas –personas en hospitales, personas definidas como discapacitadas, ancianos–, muchos palestinos que se niegan a abandonar sus hogares debido a sus historias y sus recuerdos de la Nakba. Es una orden imposible. Es un indicio más de la intención de destruir, de la intención de cometer genocidio.

También vale la pena destacar al ministro de Defensa Yoav Gallant, un nuevo término que él acuñó, “asedio completo”. Parece un término completamente nuevo que realmente toma lo que ya era un asedio de 17 años en Gaza, el más largo de la historia moderna, que ya era una clara violación del derecho internacional humanitario. Toma este asedio y ahora lo convierte en un asedio completo, lo que realmente señala el giro hacia este tipo de destrucción genocida que estamos viendo, incluso con esta orden de desalojo.

También merece la pena intentar explicar, creo, por qué Israel es tan explícito en su declaración. Hemos oído al presidente de Israel hablar del mal. También hemos oído a Biden usar la palabra “mal”. Los líderes de la UE describen el ataque de Hamás como “malvado”. Y hay que decirlo, el ataque de Hamás fue un claro crimen de guerra, el asesinato en masa de más de 1.000 civiles israelíes, un horrendo crimen de guerra que con razón conmocionó a muchos israelíes y a mucha, mucha gente en todo el mundo. Pero “maldad” no es un término para describirlo. “Maldad” es un término para descontextualizar. “Malvados” es un término para demonizar y aumentar realmente las fantasías generalizadas de los israelíes de hoy de que están luchando contra nazis. De hecho, el ex primer ministro Naftali Bennett, lo dijo directamente en una entrevista el 12 de octubre: “Estamos luchando contra nazis”. Vemos esto y muchos, muchos otros indicios en la sociedad y la política israelíes de hoy. Y si estamos luchando contra los nazis, entonces todo está permitido.

En realidad quería hablar del ex primer ministro, Naftali Bennett, que actualmente está en el ejército israelí. El día 12 de octubre explotó contra el presentador de Sky News Kamali Melbourne durante una entrevista, cuando Melbourne le presionó sobre los ataques de Israel contra civiles palestinos. Esto es parte de lo que dijo:

Melbourne: ¿Qué pasa con los palestinos que están en el hospital con respiración asistida y los bebés en incubadoras, a los que habrá que cortar la respiración asistida y la incubadora porque los israelíes han cortado la electricidad en Gaza?

Bennett: ¿En serio sigues preguntándome por los civiles palestinos? ¿Qué... qué te pasa? ¿No has visto lo que ha pasado? Estamos luchando contra nazis. No los atacamos. Ahora, el mundo puede venir y traerles lo que quieran, si quieren traerles electricidad. No voy a dar electricidad o agua a mis enemigos. Si alguien más quiere, está bien. No somos responsables de ellos (...)

“No utilicen nuestro dolor para causar más muertes”: el ruego a Israel de las familias de los pacifistas víctimas de Hamás, de Quique Kierszenbaum - Emma Graham-Harrison

 Emma Graham-Harrison / Quique Kierszenbaum

Jerusalén —

Cómo promovió Israel a los integristas y a Hamás para perjudicar a la causa palestina, de Iñigo Sáenz de Ugarte

 Iñigo Sáenz de Ugarte  21 de octubre de 2023

Israel lanzaba campañas de represalias masivas contra Gaza periódicamente y al mismo tiempo consolidaba el poder de Hamás allí con medidas económicas. La idea era la misma que en el pasado. Dividir al enemigo para que su causa no se haga más fuerte.Es algo similar a lo que hicieron los norteamericanos en Afganistán en los años ochenta. Financiaron y armaron a los muyahidines más integristas porque luchaban contra los soviéticos. Varios de esos combatientes fueron los que se hicieron una década después con el control del país bajo la bandera de los talibanes. Los líderes religiosos tradicionales de Gaza advirtieron a los israelíes de que los integristas eran muy peligrosos y que Yassin, cuyas credenciales religiosas discutían, estaba más interesado en la política que en la religión.






Hubo un tiempo en que el Gobierno israelí vio con buenos ojos la extensión de las ideas islamistas en Gaza y de las organizaciones religiosas que terminarían por dar lugar a Hamás. En los años setenta y ochenta, los islamistas aumentaron su influencia con el fin de imponer una visión más estricta del islam, lo que de forma inevitable les llevó a plantar cara a la OLP. En el centro de esa estrategia estaba un clérigo llamado Ahmed Yassin, tetrapléjico por un accidente en su juventud, al que los militares israelíes veían como un contrapeso valioso frente a su enemigo más peligroso, la Organización para la Liberación de Palestina, dirigida por Yaser Arafat.















lunes, 30 de octubre de 2023

Israel destruye con total impunidad desde hace 15 años infraestructuras en Palestina, casi 1.700 financiadas por la UE

 19/10/2023

Las mayoría de las demoliciones tenían lugar en la Zona C de Cisjordania, donde se encuentran los asentamientos de "colonos" israelíes, provocando 14.000 desplazados palestinos desde 2009


Daños provocados por las bombas israelíes en la sede de la ONU en Ciudad de Gaza.  MOHAMMED SABER / EFE | EPA

EMILIA G. MORALES

En la escuela primaria de la aldea Masafer Yatta (Cisjordania) estudiaban una veintena de niños y niñas. El 23 de noviembre de 2022, tan sólo un año después de su construcción, excavadoras de las fuerzas de seguridad israelíes demolieron la estructura del centro educativo. El emplazamiento de la escuela es ahora un campo de tiro donde militares israelíes entrenan.

La infraestructura había sido financiada con una de las muchas partidas de cooperación al desarrollo de la UE. Desde hace años, este dinero es destinado a la construcción de infraestructuras en los territorios palestinos de Franja de Gaza y Cisjordania: escuelas, canalizaciones, hospitales, establos y otros equipamientos.

Tras los atentados perpetrados por Hamás el pasado 7 de octubre, el comisario de Vecindad y Ampliación de la UE, Olivér Várhelyi, puso en duda el envío de estas ayudas a Palestina. Pero lo cierto es que, antes de que el repunte de violencia en la región pusiera en el punto de mira estos fondos, las infraestructuras levantadas con ellos llevaban años siendo boicoteadas por el Estado de Israel.

Desde 2009, las autoridades israelíes han demolido –parcial o completamente– 9.887 infraestructuras en territorio palestino, según la Oficina de Coordinación de Ayuda Humanitaria de la ONU (UN OCHA). De ellas, 1.691 estaban financiadas por organismos internacionales, principalmente por la UE y sus Estados miembros, si bien este recuento sólo abarca el periodo 2016-2022. En términos económicos, supone la pérdida de infraestructuras por valor de 2,44 millones de euros provenientes de las ayudas de cooperación al desarrollo de los Estados miembros de la UE.

Pero el coste humano es aún mayor. Al menos 233.718 personas se han visto afectadas por estas demoliciones y desalojos, llegando a provocar el desplazamiento de alrededor de 14.000 palestinos, según los datos oficiales reportados a la ONU y a la Comisión Europea por parte de las Organizaciones no gubernamentales para el Desarrollo (ONGD) que trabajan sobre el terreno.

Por ello, en sucesivas declaraciones e informes de la situación, la UE ha instado a Israel a detener las demoliciones y desalojos, que no han hecho sino "aumentar el sufrimiento de la población palestina y agravar aún más un ambiente ya tenso". Y es que, en paralelo a la radicalización del Gobierno israelí de Benjamín Netanyahu, las demoliciones, desalojos, detenciones y la violencia de los colonos contra palestinos en territorios ocupados, habían convertido la región en un polvorín.

Incluso el comisario europeo de Gestión de Crisis, Janez Lenaricic, se manifestó a través de su cuenta de X [antes Twitter], "especialmente preocupado por el aumento de la violencia contra los palestinos, las demoliciones y confiscaciones de bienes y estructuras humanitarias".

De enero a septiembre de este año, antes de los atentados de Hamás y del posterior asedio israelí a la Franja de Gaza, ya se habían destruido 749 infraestructuras en territorios palestinos. La segunda cifra más alta en tan sólo nueve meses desde que existen registros, sólo superada en el año 2016 (...)

Ilustración del día: Nadie quiere que le okupen la casa. Por Pedripol

 

La diáspora palestina, de la Nakba al actual conflicto en Gaza, de YOAN MOLINERO GERBEAU

 21/10/2023    YOAN MOLINERO GERBEAU (UNIVERSIDAD PONTIFICIA COMILLAS) / THE CONVERSATION

El pueblo palestino, de unos 14 millones de personas, ha experimentado grandes oleadas migratorias aceleradas siempre por los graves acontecimientos que se han producido en la región de Oriente Próximo.


Refugiados palestinos en un campamento de UNRWA en el Líbano, a 11 de septiembre de 2023.  Marwan Naamani / EUROPA PRESS


La complicada y triste historia del pueblo palestino en los dos últimos siglos está íntimamente ligada al fenómeno migratorio. Hablamos de una población de unos 14 millones de personas, de las cuales, según un informe del Centro Árabe de Washington DC, tan solo la mitad vive en el territorio de la Palestina histórica (3,2 millones en Cisjordania; 2,1 millones en la Franja de Gaza y 1,7 millones en el actual territorio del Estado de Israel).

Así, gran parte de la diáspora se encuentra repartida entre Líbano, Jordania y Siria (en torno a 3,5 millones de personas, la mayoría de ellas viviendo en campos de refugiados) y los países del Golfo, mientras que el resto –unas 750 000 personas– viven repartidas entre Europa (notablemente Reino Unido y Alemania), Estados Unidos y América Latina (sobre todo Chile, que alberga una población de unos 500.000 ciudadanos de origen palestino).

Pese a que la migración siempre conlleve un determinado componente de decisión personal, no son menos relevantes las condiciones estructurales imperantes en cada contexto a la hora de establecer tanto el tipo de movilidad como el destino de la misma. Esto último se hace aún más evidente en el caso palestino, pues las grandes oleadas migratorias experimentadas por su pueblo han venido siempre aceleradas por los graves acontecimientos que se han producido en la región de Oriente Próximo.

El punto de inflexión en esta historia es sin duda la Nakba –catástrofe en árabe–, fechada el 15 de mayo de 1948, día en el que el movimiento sionista declaró la creación del Estado de Israel.

Hasta el inicio de la colonización sionista de la región, la emigración palestina se había producido por razones principalmente económicas, si bien la influencia de los dos imperios que controlaron su territorio en el siglo XIX y comienzos del XX, es decir, los imperios otomano y británico, también fue relevante al desposeer y reprimir a una población que, en parte, optó por la migración como respuesta. El inicio de la presencia palestina en los países árabes y, sobre todo, en América Latina data de entonces.

Desplazamiento y migración forzosa tras la catástrofe

Tras la Nakba, no obstante, las circunstancias cambiaron, adoptando la movilidad de los palestinos un inequívoco carácter de migración forzada. Según UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Próximo, estos refugiados en Oriente Medio ascienden a casi seis millones de personas y es la situación de refugio más prolongada de la historia: 75 años.

Para hacernos una idea de la magnitud del fenómeno, dos tercios de la población gazatí está constituida por refugiados antes residentes en el territorio bajo actual dominio israelí.

La puesta en marcha del Estado sionista a mediados del siglo pasado dividió a familias, cercó comunidades en pequeños bantustanes (o guetos) y expulsó a numerosos habitantes de sus lugares de residencia. Por su parte, quienes se quedaron en el territorio colonizado por Israel también fueron objeto de represión y hostigamiento racial, lo que, a la larga, hizo que muchos acabasen emigrando en busca de unas mejores condiciones.

En cualquier caso, la configuración demográfica actual deriva sobre todo del avance de Israel en el control regional impulsado por las conquistas producidas a raíz de la Guerra de los seis días (1967), que terminaron por concentrar a la población residente en el actual territorio palestino conformado por el minúsculo espacio de la Franja de Gaza, uno de los más densamente poblados del mundo, y la atomizada Cisjordania.

Quienes huyeron al Líbano, Siria o Jordania viven en condiciones extremadamente precarias al residir, en su mayoría, en campamentos de refugiados gestionados por UNRWA y sin posibilidades de trabajar y rehacer sus vidas en unos Estados que se niegan a absorber una población que no consideran suya.

El caso de Cisjordania

La excepción la constituye Jordania, que al controlar Cisjordania hasta 1967 otorgó la nacionalidad a quienes residían entonces en la región. Actualmente algunos de ellos pueden residir en el Estado vecino en similares condiciones a los ciudadanos del país.

En la actualidad, los datos referentes a la emigración palestina son poco fiables, pues las fronteras están completamente controladas por Israel, pero el Palestinian Central Bureau of Statistics calculó en 2010 que emprendían la migración unas 6.570 personas cada año.

El dato en sí no parece muy elevado, pero hay que tener en cuenta que la Franja de Gaza está completamente sellada y las opciones de huida desde otros puntos suelen limitarse a integrar campos de refugiados absolutamente masificados y precarios. Así, quienes principalmente emigran son aquellos que disponen de estudios y un estatus socioeconómico más alto, lo que al final genera un efecto brain drain que reduce las posibilidades de desarrollo del territorio.

Hacer pronósticos en materia migratoria no solo es un ejercicio arriesgado, sino fútil, pues las prospectivas tienden a no cumplirse. No obstante, es de prever que, ante la actual crisis, y con la apertura del paso de Rafah en Egipto, única vía de escape posible para la población de Gaza, muy probablemente se producirá un importante éxodo hacia ese Estado.

Si, lamentablemente, el conflicto escala y se extiende por la región, sin duda habrá nuevos desplazamientos, pero es pronto para especular sobre ello. En cualquier caso, es posible afirmar sin miedo a equivocarse que, mientras el conflicto no encuentre una solución duradera e Israel siga ejerciendo un férreo, discriminatorio y cruel control colonial sobre Palestina, el éxodo de su población seguirá siendo una constante histórica.

Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation