Público 30/3/22
Un blog que nace ante el intento por parte de algunos medios de desprestigiar el movimiento 15M ubicándolo en el marco anarcoperroflauta exclusivamente, ignorando a los miles de ciudadanos que toman las calles pidiendo libertad y justicia
sábado, 30 de abril de 2022
El telescopio Hubble detecta la estrella más lejana y antigua jamás observada
Aspiración: "La no-violencia es la fuerza que cambiará el mundo"
Marce del Mar 1/7/16
OTRA COSA: Poema: NO DUDÉ, de Felipe Medina
Las fotos favoritas de 10 años de Instagram en National Geographic
National Geographic 31/1/22
El guardabosques Joseph Wachira consuela a Sudán, el último rinoceronte blanco del norte macho vivo, mientras agoniza en el Ol Pejeta Conservancy en Kenia en marzo de 2018. "Murió rodeado de gente que le quería", escribió Ami Vitale, que estuvo allí para captar su último adiós. Añadió que esperaba que el legado de Sudán "nos despertara para proteger este magnífico y frágil planeta."
Una niña de 11 años en Afganistán se sienta junto a su prometido, que se calcula que tiene unos 40 años, en su ceremonia de compromiso en 2005. Después de décadas de progreso para las mujeres y las niñas, los talibanes retomaron el control de Afganistán en agosto de 2021, dando lugar a lo que la fotógrafa Stephanie Sinclair describió como "uno de los retrocesos más dramáticos de los derechos de las mujeres y las niñas en la historia reciente". Surgieron informes que detallaban los crímenes de guerra y la violencia selectiva contra las mujeres y las niñas, incluidos los secuestros, las palizas y los matrimonios forzados de niñas con combatientes talibanes. "Mi corazón se rompe en pedazos", dijo Jamila, una periodista afgana, a Sinclair. "Durante siglos hemos sido víctimas de las guerras: como niñas, como adolescentes, como madres. Siempre como mujeres. No queremos ser esclavas para que nos golpeen y abusen de nosotras. No queremos que estos 20 años de progreso desaparezcan, que se esfumen".
Antón Chéjov (1860 - 1904)
Literatura 451 30/1/22
viernes, 29 de abril de 2022
Francisco Ascaso, figura emblemática del anarquismo español.
Quédate este día y esta noche conmigo. (2017) De Belén Gopegui
Andrés Galán González 29/1/22
El infectólogo Oriol Mitjà publica hoy 'El món que ens espera', un libro sobre los retos de futuro de la salud pública
ARA 31/03/2022
El infectólogo Oriol Mitjà (Arenys de Munt, 1980) publica hoy El món que ens espera, un libro sobre los retos de futuro de la salud pública y, también, un ejercicio de introspección sobre su vida a caballo entre Catalunya, donde ha vivido los dos últimos años por el covid, y su cabaña en Papúa Nueva Guinea, donde intenta erradicar el pian, una enfermedad tropical infecciosa.
El món que ens espera es un libro de reflexiones que le han surgido al regresar de nuevo a Papúa.
— Lo he escrito para tener un momento de tranquilidad y hacer reflexiones de forma sosegada, que es lo que más nos ha faltado durante la crisis, puesto que teníamos que solucionar problemas urgentes día a día: la llegada de la vacuna, las restricciones... En Papúa he encontrado momentos de quietud y he podido tener un debate con compañeros de trabajo y amigos que me ha ayudado mucho a entender lo que había pasado y sobre todo hacia dónde nos dirigimos, dónde tenemos que hacer los cambios para volver a una normalidad que, necesariamente, tiene que ser diferente de la que teníamos. No podemos dejar pasar la oportunidad de mejorar como sociedad.
Califica estos dos años de "época devastadora". ¿En qué sentido?
— Nos hemos enfrentado por primera vez a una crisis sanitaria mundial. Ha sido devastadora para la sociedad y concretamente para el personal sanitario, tanto desde el punto de vista físico como emocional. Se han tomado muchas decisiones sobre cómo responder a lo que era inmediato, pero todavía no hemos hecho nada para transformarnos en una sociedad más resiliente y preparada. ¿O es que pensamos pasar página y olvidarnos de ello como hemos hecho con el volcán de La Palma y ahora con Ucrania?
Dice que volver a la vieja normalidad no es deseable.
— La pandemia ha evidenciado que la vieja normalidad generaba desigualdades, que dejaba de lado a la gente mayor, que se infectaban más fácilmente las personas con menos recursos y las vacunas no llegaban a los países pobres y, por lo tanto, el virus continúa mutando y aparecen nuevas variantes. Aquella normalidad fallaba porque se olvidaba del más vulnerable. Era la ley de la selva: triunfaba quien era individualista, arrogante, y se olvidaba mucho de reconocer al otro, de dignificarlo, de ayudarlo y de acompañarlo.
¿Quiere decir que, si vuelve aquella normalidad, volveremos a tener una pandemia o será más fácil que haya una?
— Esto también. Esta actitud egoísta científicamente también nos acerca más a incrementar el riesgo de pandemias, que van totalmente ligadas a las crisis climáticas, que tienen dos manifestaciones: los fenómenos meteorológicos extremos y las pandemias, porque crecen mejor los mosquitos, los asentamientos humanos están más cerca de la selva y los animales, sobre todo murciélagos y roedores, nos infectan fácilmente. Si continuamos igual, en los próximos 50 años hay un alto riesgo de encontrarnos un segundo covid o una enfermedad más peligrosa.
¿El salto de especies, no?
— Esto es crítico. El ser humano siempre ha convivido con infecciones y se ha podido adaptar a ellas. El problema viene cuando se infecta de un virus del cual no se había infectado nunca, que era de un animal y le salta a él. Esto provoca una enfermedad zoonótica, no tenemos inmunidad y puede causar una gran letalidad. Con la crisis climática se han multiplicado los saltos interespecie: antes eran cuatro cada año y ahora son 20. Y se espera que los próximos años sean 40 al año (...)
J. Baud: occidente creó las condiciones del estallido en Ucrania
Lucio Martinez Pereda 15/4/22
Jacques Baud, ex miembro de inteligencia: "EEUU y la UE han creado las condiciones para que estalle un conflicto en Ucrania"
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OTRA COSA: Boletín corsario. 12 de febrero de 2022. Año 100 p. s. Ulises
jueves, 28 de abril de 2022
CRÍMENES franquistas en Jimena de la Frontera (Cádiz). Parte 2, Las VÍCTIMAS
Tulio Riomesta 8 August, 2020
Viene de Parte 1: La REPRESIÓN
Varios de los hermanos de Francisca Oliver García, fueron asesinados, como Martín Oliver García fusilado, con 15 años en Granada-El Campillo) y siguen todavía desaparecidos Tomás, y Miguel Oliver García. La propia Francisca Oliver García, recovera de oficio, tenía 35 años y estaba embarazada de 8 meses cuando fue fusilada sin juicio alguno, el 13 de febrero de 1937, por falangistas del pueblo, junto a las otras 2 paisanas, Melchora Prieto Moncada y María “La Benita”. Su marido, Manuel Reyes Ruiz, trabajador del monte, afiliado a la CNT, fue fusilado 2 días después.
Dejaron siete hijos completamente huérfanos. Francisca y Manuel habían retornado a Jimena tras haber huido en septiembre de 1936, porque consideraron que no habían hecho nada malo, como tantos otros jimenatos. Para poner solo 2 ejemplos, José Gómez Noza que tenía 28 años, su padre y su hermano, o el zapatero sampableño, José Saraiva Saraiva, que igualmente fueron fusilados esos días al volver de Málaga.
Melchora Prieto Moncada, vecina de Jimena, era oriunda de Gaucín, de padres hortelanos y carboneros. En 1926, quedó viuda con 3 hijos, Cristóbal, Diego y Juan. Trabajó de empleada de hogar en la casa de una familia latifundista de gran patrimonio. Era una mujer muy culta, librepensadora, activista y fervientemente Republicana. En 1929, Melchora tuvo una 4ª descendiente, Carmen, cuyo padre era el hijo del cacique donde trabajaba. La condena frontal de los pudientes padres del varón, unido al Republicanismo militante de Melchora sirvieron como justificación de su ejecución. El padre del novio temía que Melchora pudiera reivindicar para su hija Carmen una parte del abundante patrimonio que poseía en concepto de herencia.
Melchora también había huido de Jimena, con su hijos, Carmen de 8 años y Juan de 12, cuando la ocupación militar de la localidad por los sublevados y cometió el error de volver al pueblo engañada por la propaganda franquista de que no les pasaría nada a los que regresaran y no estuvieran sus manos manchadas de sangre. Fue inmediatamente encarcelada con su hija pequeña Carmen de 8 años (enferma de sarampión y con 40 grados de fiebre) en un hacinado calabozo la noche anterior a su ejecución, llorando sin parar porque el carcelero le había filtrado que iba a ser fusilada el día siguiente.
La tercera asesinada, María “La Benita”, era una joven muy sensual y de “vida alegre” sin que se tratara para nada de una prostituta, con posible relación informal con un adinerado padre de familia del pueblo que aprovechando la convulsión del momento le interesaba quitarla de en medio (...)