DANILO ALBIN BILBAO 31/12/2023
La Franja de Gaza, Ucrania, Yemen o Sudán aparecen entre los puntos calientes del planeta en el nuevo año. Organizaciones de derechos humanos advierten sobre las graves situaciones que afrontarán las respectivas poblaciones civiles.
El horror no sabe de celebraciones. Los brindis por el nuevo año parecen cosas de extraterrestres en aquellos puntos del planeta donde no saben a ciencia cierta si acabarán el día vivos o muertos. Allá donde llueven misiles resulta una ilusión hablar del "año que vendrá"; allá donde la muerte lo domina todo sólo queda tiempo para esperar. Para llorar a los que ya no están. Para reclamar a la comunidad internacional que haga algo antes de que sea tarde.
Es el fuego sobre Gaza. Son las bombas que caen en Ucrania. Es el enésimo drama de Sudán. Son las amenazas que impregnan la vida diaria de Yemen, donde conviven peligrosamente con el fin. Un fin que los civiles no eligieron pero sufren mejor que nadie en este mundo.
Según destaca el Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB) en su anuario, "2023 ha sido uno de los años más conflictivos en el mundo desde el fin de la Segunda Guerra mundial": de acuerdo a este informe, "en solo doce meses, la violencia política ha aumentado un 27%". Los pronósticos para 2024 no son precisamente alentadores.
A continuación, Público ofrece un repaso de los lugares donde la gente llorará y sufrirá. No están todos los que son, pero son todos los que están.
Palestina
El mundo mira hacia la Franja de Gaza. La incursión militar de Israel tras los ataques de Hamás del pasado 7 de octubre ha elevado la tensión en esta zona y ha situado a la población civil ante una crisis humanitaria de dimensiones aún incalculables.
"La guerra en Gaza ha marcado el final de 2023, con sus más de 17.000 víctimas mortales contabilizadas hasta el momento, las advertencias por parte de Naciones Unidas del riesgo de colapso humanitario y de genocidio de la población palestina atrapada en la Franja, así como el pulso entre el primer ministro Benjamín Netanyahu y el secretario general de la Naciones Unidas, António Guterres, para intentar lograr un alto el fuego", apunta el CIDOB.
¿Qué ocurrirá en los próximos meses? ¿Hasta dónde llegará el Gobierno de Netanyahu en su apuesta bélica? Las posibles respuestas sólo inducen a escenarios de máxima tensión y, por consiguiente, de elevado riesgo humanitario para la población civil, al tiempo que muestran el complejo papel que juegan ciertas instancias internacionales a la hora de afrontar labores de mediación y presión para poner fin a situaciones de este tipo.
"En esta crisis continuada del orden liberal y en plena discusión sobre la validez del derecho internacional, Israel ha asestado un golpe profundo a la credibilidad de Naciones Unidas", apunta CIDOB en su estudio.
Ucrania
La guerra de Ucrania sigue en los peores pronósticos de la humanidad. La invasión lanzada por el Gobierno de Putin en febrero de 2022 se ha cronificado y amenaza con convertirse en uno de esos territorios bajo fuego permanente. O lo que es lo mismo, bajo la siempre abierta posibilidad de morir a causa de fuego militar.
Durante 2024 habrá ciertos hitos en torno a este conflicto. Uno de ellos pasará, paradójicamente, por las urnas. "A pesar de la invasión rusa, la vigente ley marcial y las dificultades logísticas de votar en tiempos de guerra, el presidente Volodímir Zelenski mantiene abierta la posibilidad de convocar elecciones en marzo de 2024. No obstante, la mayoría de la población ucraniana considera que los comicios deberían ser aplazados hasta después del final de la guerra", señala el CIDOB.
El documento de este centro de investigación subraya que Ucrania afrontará en 2024 distintos desafíos. Aparte de la posible cita con las urnas, a nivel militar deberá "atenuar el impacto de la reducción de la ayuda financiera y armamentística de Estados Unidos y evitar un debilitamiento de la línea de combate, convertida en una guerra de resistencia". Del mismo modo, el Gobierno de Kiev se verá obligado a "intentar afianzar el proceso de adhesión a la UE y el apoyo de Bruselas".
En ese escenario, Rusia prevé celebrar elecciones el 17 de marzo de 2024. Todo el mundo se imagina quién va a ganar. Según destaca el informe de CIDOB, "la controvertida reforma constitucional de 2020 permite a Vladimir Putin presentarse a la reelección tanto en 2024 como en 2030. Si bien hay pocas dudas sobre el resultado de estos comicios, la victoria de Putin para un tercer mandato consecutivo será un mensaje a las élites rusas aseverando su control político tras el levantamiento del Grupo Wagner en junio de 2023".
El horror no sabe de celebraciones. Los brindis por el nuevo año parecen cosas de extraterrestres en aquellos puntos del planeta donde no saben a ciencia cierta si acabarán el día vivos o muertos. Allá donde llueven misiles resulta una ilusión hablar del "año que vendrá"; allá donde la muerte lo domina todo sólo queda tiempo para esperar. Para llorar a los que ya no están. Para reclamar a la comunidad internacional que haga algo antes de que sea tarde.
Es el fuego sobre Gaza. Son las bombas que caen en Ucrania. Es el enésimo drama de Sudán. Son las amenazas que impregnan la vida diaria de Yemen, donde conviven peligrosamente con el fin. Un fin que los civiles no eligieron pero sufren mejor que nadie en este mundo.
Según destaca el Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB) en su anuario, "2023 ha sido uno de los años más conflictivos en el mundo desde el fin de la Segunda Guerra mundial": de acuerdo a este informe, "en solo doce meses, la violencia política ha aumentado un 27%". Los pronósticos para 2024 no son precisamente alentadores.
A continuación, Público ofrece un repaso de los lugares donde la gente llorará y sufrirá. No están todos los que son, pero son todos los que están.
Palestina
El mundo mira hacia la Franja de Gaza. La incursión militar de Israel tras los ataques de Hamás del pasado 7 de octubre ha elevado la tensión en esta zona y ha situado a la población civil ante una crisis humanitaria de dimensiones aún incalculables.
"La guerra en Gaza ha marcado el final de 2023, con sus más de 17.000 víctimas mortales contabilizadas hasta el momento, las advertencias por parte de Naciones Unidas del riesgo de colapso humanitario y de genocidio de la población palestina atrapada en la Franja, así como el pulso entre el primer ministro Benjamín Netanyahu y el secretario general de la Naciones Unidas, António Guterres, para intentar lograr un alto el fuego", apunta el CIDOB.
¿Qué ocurrirá en los próximos meses? ¿Hasta dónde llegará el Gobierno de Netanyahu en su apuesta bélica? Las posibles respuestas sólo inducen a escenarios de máxima tensión y, por consiguiente, de elevado riesgo humanitario para la población civil, al tiempo que muestran el complejo papel que juegan ciertas instancias internacionales a la hora de afrontar labores de mediación y presión para poner fin a situaciones de este tipo.
"En esta crisis continuada del orden liberal y en plena discusión sobre la validez del derecho internacional, Israel ha asestado un golpe profundo a la credibilidad de Naciones Unidas", apunta CIDOB en su estudio.
Ucrania
La guerra de Ucrania sigue en los peores pronósticos de la humanidad. La invasión lanzada por el Gobierno de Putin en febrero de 2022 se ha cronificado y amenaza con convertirse en uno de esos territorios bajo fuego permanente. O lo que es lo mismo, bajo la siempre abierta posibilidad de morir a causa de fuego militar.
Durante 2024 habrá ciertos hitos en torno a este conflicto. Uno de ellos pasará, paradójicamente, por las urnas. "A pesar de la invasión rusa, la vigente ley marcial y las dificultades logísticas de votar en tiempos de guerra, el presidente Volodímir Zelenski mantiene abierta la posibilidad de convocar elecciones en marzo de 2024. No obstante, la mayoría de la población ucraniana considera que los comicios deberían ser aplazados hasta después del final de la guerra", señala el CIDOB.
El documento de este centro de investigación subraya que Ucrania afrontará en 2024 distintos desafíos. Aparte de la posible cita con las urnas, a nivel militar deberá "atenuar el impacto de la reducción de la ayuda financiera y armamentística de Estados Unidos y evitar un debilitamiento de la línea de combate, convertida en una guerra de resistencia". Del mismo modo, el Gobierno de Kiev se verá obligado a "intentar afianzar el proceso de adhesión a la UE y el apoyo de Bruselas".
En ese escenario, Rusia prevé celebrar elecciones el 17 de marzo de 2024. Todo el mundo se imagina quién va a ganar. Según destaca el informe de CIDOB, "la controvertida reforma constitucional de 2020 permite a Vladimir Putin presentarse a la reelección tanto en 2024 como en 2030. Si bien hay pocas dudas sobre el resultado de estos comicios, la victoria de Putin para un tercer mandato consecutivo será un mensaje a las élites rusas aseverando su control político tras el levantamiento del Grupo Wagner en junio de 2023".
Sáhara
La guerra –muchas veces silenciada– entre el Frente Polisario y el Reino de Marruecos vuelve a formar parte del panorama de conflictos. La Conferencia Europea en Apoyo al Pueblo Saharaui (EUCOCO) celebrada hace algunas semanas en Toledo apuntó precisamente hacia las consecuencias de este enfrentamiento e instó a buscar vías hacia una resolución democrática, algo que está también en manos del Gobierno español.
En su plan de acción para 2024, la citada conferencia estableció precisamente la necesidad de apostar por "una solución urgente al estado de guerra actual que evite la escalada militar en la región y la muerte de personas inocentes".
Para ello resulta indispensable "una acción decidida y creíble de la Organización de las Naciones Unidas y la Unión Europea sobre el Reino de Marruecos para asegurar el respeto al Derecho Internacional en el Sáhara Occidental y la aplicación de las resoluciones de la ONU que garanticen la opción de la independencia para el pueblo saharaui".
La situación en los campamentos de refugiados de Tinduf y el estado de los presos saharauis en cárceles marroquíes configuran otros puntos de preocupación entre las organizaciones de derechos humanos y de solidaridad con la lucha del Sáhara por la autodeterminación.
Sudán
No hay dinero para paliar la hambruna en Sudán. Tampoco hay titulares ni declaraciones grandilocuentes para los muertos de este conflicto olvidado, silenciado. Ignorado. En un artículo publicado el pasado 19 de diciembre, Público describía el horror que allí se vive mientras la comunidad internacional mira para otro lado (...)
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