Alfonso Alba 23 de diciembre de 2023
Opacidad en el Ejército de Tierra, que tiene que responder sobre las medidas de seguridad que toma durante las maniobras más peligrosas a las que somete a sus soldados
Los investigadores citan a todos los testigos del suceso, reclaman documentación sobre protocolos y culminan la inspección ocular, por orden de uno de los jueces más mediáticos de Córdoba
El jueves, a las 9:00 de la mañana, la desesperación de un militar le llevó a marcar el número de emergencias en Andalucía. En mitad de una gran confusión, alertaba de que había un compañero desaparecido bajo las aguas de un lago casi helado, que había varios más en estado de hipotermia y que por favor enviasen ayuda. Un cabo natural de Adamuz y residente en Villafranca de Córdoba, Miguel Ángel Jiménez Andújar, se lanzaba a las aguas al rescate de los compañeros. En minutos, el fango le atrapó. Ya no era uno sino dos los militares desaparecidos en el fondo de un lago artificial, construido para probar la flotabilidad de los tanques del campo de maniobras de la base militar de Cerro Muriano, en Córdoba. El cabo, de 34 años, y el soldado Carlos León Rico, sevillano de El Viso del Alcor, murieron ahogados y atrapados en el fango, a varios metros de la superficie, en una jornada que todavía está repleta de preguntas sin respuestas. A todas trata de contestar la Guardia Civil, que ha iniciado una investigación.
Más allá de dos escuetas notas de prensa, en las que el Ejército confirmaba la muerte de los dos militares, el jueves por la tarde, y que el capitán al mando del batallón que sufrió la tragedia ha sido relevado, el viernes por la mañana, la opacidad es absoluta. El jueves, ni los bomberos de Córdoba pudieron entrar a echar una mano en el interior del campo de maniobras. Se quedaron en la puerta por orden de los militares. Fue el grupo de rescate subacuático de la Guardia Civil el que acabó sacando los cuerpos sin vida de los dos militares. A los compañeros de los fallecidos se les ha advertido de las consecuencias que pueden sufrir si se descubre que hablan con la prensa. Incluso existe poca información compartida entre la propia brigada de Cerro Muriano y el Gobierno.
Pero poco a poco se va aclarando el suceso. El batallón que sufrió el “accidente”, como lo llama la Brigada Guzmán El Bueno de Cerro Muriano, desarrollaba un ejercicio de “paso de cursos de agua” con equipo completo. Esto es, cargados con pesadas mochilas. Lo estaba haciendo desde la madrugada y no era la primera vez que se desarrollaba. Las condiciones no eran óptimas: no había luz y hacía un frío intenso. El grupo que sufrió el suceso cruzaba el pequeño embalse, de no más de 200 metros cuadrados, que se construyó para probar si los tanques flotaban. Y no está claro cómo cruzaban este humedal, que algunos militares califican de cenagal, con un fondo cenagoso muy poco seguro.
Las preguntas que están haciendo los guardias civiles que se han encargado de la investigación se centran en saber si los militares que participaban en el ejercicio disponían, o no, de una “línea de vida”, una cuerda de seguridad tensa y atada de extremo a extremo a la que poder agarrarse en caso de emergencia. Fuentes de Defensa informaron el jueves a la SER que sí, pero que se rompió. Otras fuentes señalan que probablemente existía una cuerda, pero a la que no se le puede llamar “línea de vida” y que desde luego no cumplió con su función de seguridad.
La falta de esa seguridad, presuntamente, impidió que los militares que se fueron al fondo por el peso de su equipamiento se pudieran agarrar a algo que no fuese el fango que los atrapó. De hecho, costó horas emerger los cuerpos sin vida de los dos fallecidos: el primero pudo ser rescatado poco antes de las 15:00 y el segundo sobre las 17:00, casi ocho horas después del suceso.
La Guardia Civil está preguntando también si para este tipo de ejercicios existía algún tipo de seguridad extraordinaria. A Cerro Muriano tuvieron que subir de urgencia ambulancias del 061 del servicio civil de Córdoba. Dos de esas ambulancias evacuaron a otros dos soldados al hospital con graves síntomas de hipotermia. En la zona se atendió a los menos graves, que también habían sufrido por el intenso frío. Y los responsables de la base militar de Cerro Muriano reclamaron la ayuda de la Guardia Civil para el rescate.
La investigación del instituto armado ha sido ordenada por el juez José Luis Rodríguez Laínz, de Instrucción cuatro en Córdoba, el magistrado que dirigió todas las diligencias del caso José Bretón, el cordobés que asesinó a sus dos hijos, Ruth y José, en octubre de 2011. Rodríguez Laínz, en funciones de guardia, ordenó el levantamiento de los cadáveres y ha abierto diligencias. De momento, el caso se investiga como un probable y futuro proceso penal, de un doble homicidio por imprudencia (...)
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