Tapada con los titulares sobre los bombardeos de Israel sobre la Franja de Gaza, el conflicto armado que azota Sudán desde el pasado 15 de abril se recrudece y ya ha generado en apenas ocho meses la mayor crisis de desplazados internos del mundo, según la ONU, que cifra en más de cinco millones las personas a las que la guerra ha obligado a abandonar sus hogares y huir a otras zonas del país, mientras que casi un millón y medio de civiles han buscado refugio en países vecinos como Chad, Sudán del Sur o Egipto.

Los combates entre la Fuerzas Armadas sudanesas y el grupo paramilitar rebelde Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) están llevando a la población civil a una situación catastrófica, atrapada en un espiral de violencia y al borde de una crisis alimentaria sin precedentes en un país ya sacudido por diferentes conflictos armados desde 2003.

En los últimos días, los combates entre las FAR y el Ejército llegaron a Wad Madani, considerada una ciudad refugio para la población civil desde el estallido de la guerra. Al sureste de Jartum, la capital, Wad Madani es la segunda ciudad más poblada de Sudán y un importante punto comercial y económico del país que parece haber caído en manos de las fuerzas rebeldes en las últimas horas tras cuatro días de asedio.

Tapada con los titulares sobre los bombardeos de Israel sobre la Franja de Gaza, el conflicto armado que azota Sudán desde el pasado 15 de abril se recrudece y ya ha generado en apenas ocho meses la mayor crisis de desplazados internos del mundo, según la ONU, que cifra en más de cinco millones las personas a las que la guerra ha obligado a abandonar sus hogares y huir a otras zonas del país, mientras que casi un millón y medio de civiles han buscado refugio en países vecinos como Chad, Sudán del Sur o Egipto.

Los combates entre la Fuerzas Armadas sudanesas y el grupo paramilitar rebelde Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) están llevando a la población civil a una situación catastrófica, atrapada en un espiral de violencia y al borde de una crisis alimentaria sin precedentes en un país ya  sacudido pordiferentesoflictosarmadosdesde2003

En los últimos días, los combates entre las FAR y el Ejército llegaron a Wad Madani, considerada una ciudad refugio para la población civil desde el estallido de la guerra. Al sureste de Jartum, la capital, Wad Madani es la segunda ciudad más poblada de Sudán y un importante punto comercial y económico del país que parece haber caído en manos de las fuerzas rebeldes en las últimas horas tras cuatro días de asedio.

Tapada con los titulares sobre los bombardeos de Israel sobre la Franja de Gaza, el conflicto armado que azota Sudán desde el pasado 15 de abril se recrudece y ya ha generado en apenas ocho meses la mayor crisis de desplazados internos del mundo, según la ONU, que cifra en más de cinco millones las personas a las que la guerra ha obligado a abandonar sus hogares y huir a otras zonas del país, mientras que casi un millón y medio de civiles han buscado refugio en países vecinos como Chad, Sudán del Sur o Egipto.

Los combates entre la Fuerzas Armadas sudanesas y el grupo paramilitar rebelde Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) están llevando a la población civil a una situación catastrófica, atrapada en un espiral de violencia y al borde de una crisis alimentaria sin precedentes en un país ya sacudido por diferentes conflictos armados desde 2003.

En los últimos días, los combates entre las FAR y el Ejército llegaron a Wad Madani, considerada una ciudad refugio para la población civil desde el estallido de la guerra. Al sureste de Jartum, la capital, Wad Madani es la segunda ciudad más poblada de Sudán y un importante punto comercial y económico del país que parece haber caído en manos de las fuerzas rebeldes en las últimas horas tras cuatro días de asedio.

A las 700.000 personas que residen en Wad Madani se sumaban otras 500.000 personas desplazadas de sus hogares por los combates, sobre todo procedentes de Jartum, donde se iniciaron los enfrentamientos armados que rápidamente se extendieron a otras zonas del país. Sin embargo, desde el pasado 15 de diciembre, la ciudad dejó de ser un lugar seguro y entre 250.000 y 300.000 personas han huido hacia otras zonas.

Crímenes de guerra

"Parece que el pánico se ha extendido entre la población civil de Wad Madani y se ha visto a personas abandonando la ciudad en vehículos y a pie, algunas por segunda vez en solo unos meses", ha explicado este martes un portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

En estos ocho meses se han reportado masacres por motivos étnicos en la región de Darfur y otros crímenes de guerra cometidos por ambas partes del conflicto. Entre ellos, las organizaciones humanitarias han documentado violencia sexual, reclutamiento de niños soldado y muertes de civiles en ataques indiscriminados, sobre todo en las regiones de Jartum Darfur Occidental.

"Matan a personas en el interior de sus casas o mientras buscan desesperadamente comida, agua y medicamentos; atrapadas en el fuego cruzado mientras huyen o tiroteadas deliberadamente en ataques selectivos. Miembros de las partes enfrentadas han violado y sometido a otras formas de violencia sexual a decenas de mujeres y niñas, algunas de tan sólo 12 años. No hay lugares seguros. Recuerda a la campaña de "tierra arrasada" de decenios anteriores en la que, muchas veces, participaron los mismos actores que en la actualidad", aseguraba Amnistía Internacional en un reciente informe.

18 millones de personas en riesgo de hambruna

Las necesidades de ayuda humanitaria se han multiplicado tanto en Sudán como en los países vecinos. Según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) alrededor de 25 millones de personas –la mitad de la población– necesitan suministros básicos para sobrevivir. "La guerra ha sumido a Sudán en una de las peores pesadillas humanitarias de la historia moderna", asegura Martin Griffiths, responsable de la OCHA (...)