Ebbaba Hameida 28.08.2025
- Gazatíes relatan los efectos del hambre y el bloqueo en una colaboración de medios de comunicación públicos
- La ONU declaró el pasado viernes la situación de hambruna en la gobernación de Gaza
Maryam Dawas, una niña gazatí de nueve años, apenas tiene fuerza para gesticular con sus delgadas manos desde la cama del hospital Al Rantisi, al norte de Ciudad de Gaza. Tumbada junto a su madre, Munadalla Imad Dawas, lamenta lo que se ha convertido en el día a día de los residentes en la Franja: la ausencia de comida. "Echo de menos comer", dice. La niña, como tantos muchos, sufre una desnutrición severa en un lugar en el que la ONU acaba de declarar la situación de hambruna. "Quiero mejorar", suplica con voz agotada en la cama, de la que no puede moverse, en declaraciones a una colaboración europea de medios de comunicación públicos en la que participa RTVE. Su madre, de 32 años, tiene cuatro hijos, pero ha tenido que dejar a tres de ellos con su marido en una tienda de campaña para cuidar de Maryam. "Estoy cansada y hambrienta. Quiero mejorar. Quiero volver a ser como era antes. Comí carne hace dos meses y luego dejó de llegar", dice la niña con ojos llorosos. La realidad es que, además de las bombas, el hambre también mata en Gaza.
- Naciones Unidas responsabiliza a Israel de la hambruna, algo que desmiente tajantemente el primer ministro, Benjamín Netanyahu, en contra de relato de las ONG sobre el terreno. "Cuando se difunden informes o se intenta crear la narrativa de que no hay hambruna... eso es absolutamente incorrecto. En este momento, lo que estamos viendo es que muchas personas en Gaza están al borde de la hambruna, pero sobre todo los más jóvenes, los más ancianos y los más enfermos", asegura Sandra Rasheed, directora nacional de American Near East Refugee Aid (Anera).
- Maryam ha perdido las fuerzas por el hambre y los desplazamientos huyendo de los ataques israelíes. "Me desnutrí y dejé de caminar. Estoy muy enferma. Estaba en primer grado, solía ir a la escuela y ver a mis amigos. Tengo miedo de que la guerra continúe y muera. Tengo miedo de los cohetes y la guerra y de morir", concluye la pequeña. Su última parada fue Ciudad de Gaza, aunque su madre admite que se irán si Israel lleva a cabo sus planes de ocupación de la ciudad.
Lo que estamos viendo es que muchas personas en Gaza están al borde de la hambruna, pero sobre todo los más jóvenes
La ONU advirtió la pasada semana que "más de medio millón de personas se enfrentan a condiciones catastróficas caracterizadas por el hambre, la indigencia y la muerte". Estima, además, que "entre mediados de agosto y finales de septiembre de 2025 se prevé que las condiciones empeoren aún más, con una expansión de la hambruna" hacia el centro y el sur del enclave
En casi dos años de guerra, las muertes por inanición se elevan a 313, casi todas en los últimos dos meses. La gran mayoría de víctimas mortales son niños.
"Todos los días siento dolor"
El peor escenario se está viviendo en el norte del enclave y particularmente en Ciudad de Gaza, el próximo objetivo de Israel donde viven un millón de personas.
Ahmed Al-Batniji tiene 17 años y se encuentra desplazado. En la choza donde vive con su familia, muestra las heridas provocadas por la desnutrición sobre la piel de sus brazos esqueléticos. "Han pasado cinco meses o más desde antes de que empezara esta guerra [el bloqueo de alimentos y ayuda humanitaria]. Cerraron los cruces y cortaron el acceso al pollo y la carne. Solo he comido arroz", narra. Confiesa que se le hinchan los pies y que "todos los días siento dolor". En estos momentos, su cuerpo expulsa todo lo que come y la sensación de cansancio le acompaña a lo largo de todo el día. "Es una vida amarga", lamenta. Su madre reitera que antes de la guerra estudiaba y gozaba de buena salud, pero ahora se encuentra en un estado crítico que solo mejoraría si fuese evacuado al extranjero.
Horas después de la publicación de este reportaje, RTVE Noticias ha verificado que Ahmed ha fallecido por el deterioro de su salud por la falta de alimentos.
Desde que Israel bloqueó la entrada de ayuda y alimentos a Gaza, todo se agolpa en la frontera, según relata la directora de Anera. "Tenemos más de 7 millones de dólares en ayuda en la frontera esperando para entrar. Tenemos 744 palés de arroz, lo que equivale a 744 toneladas. Son 6 millones de comidas que se pueden traer y que están en la frontera esperando para entrar. Es arroz que lleva allí cuatro meses", denuncia Sandra Rasheed. Además, lo poco que entra lo hace a cuentagotas y es insuficiente, según denuncia Naciones Unidas.
Ni la presión internacional incrementada en los últimos meses contra Netanyahu ha conseguido que se amplíe la entrada de suministros a la Franja.
La escasez de comida también impide a las personas acudir a los hospitales. Souleiman Iyad Al-Derbi tiene 30 años, es médico en la unidad quirúrgica del hospital Nasser y perdió a sus padres durante la ofensiva israelí. Desde el 7 de octubre, no ha dejado de luchar contra el dolor provocado por la guerra y, ahora, el hambre. Además, recuerda que el bloqueo de la ayuda humanitaria también impide el acceso de suministros médicos básicos. "Hoy en día, si eres diabético, no hay nada dulce para comer. Hemos pasado por días en los que no había nada dulce para comer, entonces, ¿cómo se puede tratar a un paciente diabético que tomaba insulina si no está disponible en Gaza?", se pregunta.
En las imágenes, grabadas en Gaza este mes, Souleiman atiende a un niño al que le amputaron una pierna tras rompérsela buscando comida. "Resultó herido hace aproximadamente una semana o diez días y ahora está en su tienda y dentro de su casa. Le amputaron el pie izquierdo y hoy ha sufrido heridas leves en el pie", asegura el doctor, mientras el niño llora desesperado al no soportar el dolor. "Dadas las difíciles circunstancias actuales en la Franja de Gaza, nos enfrentamos a muchas lesiones graves en los departamentos y, en consecuencia, a la dificultad de la desnutrición, concretamente en los quirófanos", concluye.
Los riesgos de ir a por ayuda
Todo ha ido a peor desde el 2 de marzo, con el bloqueo total de Netanyahu a la ayuda humanitaria y, más tarde, con la puesta en marcha de la polémica Fundación Humanitaria de Gaza, la organización privada que opera en la Franja con el respaldo de Estados Unidos e Israel. Desde que comenzó a operar, los 400 puntos de distribución de ayuda que funcionaron durante el alto el fuego temporal han sido sustituidos por cuatro puntos en zonas militarizadas y controladas por el Ejército israelí. Un dilema entre la "hambruna o disparos", según denunciaron las ONG en una declaración a finales de junio.
Acceder a alimentos también es una tarea peligrosa. "Antes de que el Ejército prohibiera el paso seguro de la ayuda, esta llegaba a los almacenes de la Unrwa y World Central Kitchen y se distribuía de forma humanitaria. Recibíamos un mensaje en nuestros teléfonos para recoger los paquetes y luego los llevábamos a casa. Era fácil y se hacía de forma humanitaria; no nos exponíamos a ningún peligro. Pero el Ejército ha prohibido su distribución segura. Quieren que arriesguemos nuestras vidas y luchemos entre nosotros para conseguir comida", asegura Mohammed Abou Sheada. Y los testimonios coinciden en que estos puntos se han convertido en una trampa mortal en la que han sido asesinadas al menos 2.000 personas mientras conseguían obtener suministros.
Sandra Rasheed describe escenas de "caos" en la Franja motivadas por el bloqueo que Israel basa en sus acusaciones de que Hamás se está quedando con las ayudas. "Cuando oímos que Hamás está llevándose esta ayuda, no hay pruebas ni evidencias de ello. De hecho, es todo lo contrario. Tenemos pruebas e investigaciones, y hay personas y organizaciones que afirman que no hay evidencias de que Hamás se esté quedando con la ayuda humanitaria", explica
Un caos que ha llevado incluso al enfrentamiento. "La gente se está matando y amenazando con cuchillos por la ayuda humanitaria. Se disparan entre sí solo por conseguir un kilo de azúcar. Se matan entre ellos por un kilo de azúcar. ¡Mirad a lo que hemos llegado!", dice con rabia Khamis Al-Helou, desplazado en Deir al-Balah. "He venido al comedor social a por alimentos porque no hay nada que comer y mis hijos tienen hambre y lloran. Llevan tres días sin comer. No hay pan en casa. Venimos al comedor a las 7.00 de la mañana y, a veces, conseguimos comida; otras no", dice por su parte Riham Dawas, otra madre, mientras abraza a su hijo, que pesa 10 kilos cuando antes llegaba a los 40 kilos
En busca de alternativas
Entre las historias recopiladas por la Unión Europea de Redifusión destaca la iniciativa de un grupo de jóvenes palestinos como alternativa a la falta de comida. Thamra, que en árabe significa dátil, consiste en el cultivo de verduras y frutas en el norte de Gaza para convertir a las familias en autosuficientes. Iniciaron este proyecto para preservar la tierra, destruidas por las tropas israelíes, y, sobre todo, como intento de combatir el hambre en el norte.
Uno de sus miembros explica cómo confluyen las dos motivaciones que dieron lugar al proyecto. "La primera era la urgente necesidad de alimentos, porque se había impuesto un bloqueo a Gaza y no se permitía la entrada de nada. Teníamos que encontrar una solución y no esperar a que se abrieran las fronteras. Se nos ocurrió la idea de plantar. Era mejor que esperar. Y la segunda motivación fue la hambruna", señala. Querían mandar un mensaje al mundo a través del cultivo: "La tierra es tu tierra y quieres preservarla. Queremos decirle al mundo y a los ocupantes: no nos vamos a ir de aquí. Esta es nuestra tierra. Sembramos y nos quedaremos aquí", concluyen.
*Los testimonios recogidos en este artículo forman parte de una colaboración periodística de medios de comunicación públicos miembros de la Unión Europea de Radiodifusión. Sus reporteros han grabado estas historias sobre el terreno en Gaza durante el mes de agosto, mostrando la magnitud de la hambruna y la crisis humanitaria en la Franja de Gaza. Las organizaciones que han participado incluyen a CBC (Canadá), RTBF (Bélgica), EPTV (Argelia), NOS (Países Bajos), RSI (Suiza), RTS (Suiza) y RTVE (España).
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