Occidente ha destruido países con guerras canallas, pero elude las responsabilidades de sus actos criminales. Por Marcos Roitman Rosenmann
(...) La aporofobia: miedo, rechazo, aversión a los pobres se apodera de
las clases dominantes de la Europa mediterránea. Miles de emigrantes
viven una tragedia, huyen del hambre, la tortura, guerras civiles,
canallas, operaciones humanitarias organizadas por la OTAN y los países
civilizados, Libia sin ir más lejos. Ingenuos, piensan ser recibidos con
los brazos abiertos, tal y como reza el nombre de uno de los barcos que
los ha recogido en alta mar: Open Arms. Sin embargo, no son bienvenidos
por los gobiernos y autoridades. Provienen de una patera, no de yates o
cruceros que hacen la ruta turística por un Mediterráneo donde todo es
maravilloso. De ser sus ocupantes los damnificados nadie recriminaría la
acción de salvamento.
Pero los sobrevivientes son pobres, sus historias irrelevantes. No
pertenecen a la beatiful people, ni beben champagne, ni poseen generosas
cuentas bancarias. Deberían haber muerto, no tienen derecho a una vida
digna. Constituyen un problema. El mismo que enfrentó el Ocean Viking,
barco fletado por Médicos sin Fronteras y SOS Mediterranée, con 356
personas rescatadas a bordo, que no tenía donde atracar. Sus ocupantes
son apestados. Para justificar su rechazo se les estigmatiza, si se les
acoge otros vendrán a continuación, produciéndose un efecto llamada. Hay
que ser inflexibles. Su destino es ahogarse o la repatriación (...)
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