Horas tensas en Afganistán, tras dos matanzas de signo distinto, con decenas de víctimas civiles y cruce de acusaciones. La más sangrienta fue provocada anteanoche por un avión estadounidense, que mató por error a más de cuarenta jornaleros en la provincia de Nangarhar.
Las víctimas, muchas de ellas procedentes de otras
provincias, habían terminado su jornada laboral en los pinares y se
recogían en cinco grandes tiendas de campaña alrededor de una hoguera.
El lanzamiento de misiles por parte de un dron convirtió
el fuego de campo en una pesadilla dantesca. El traslado de las decenas
de heridos y de cadáveres a la capital provincial, Jalalabad, provocó
manifestaciones de indignación. En dicha ciudad del este de Afganistán se encuentra uno de los aeródromos desde donde despegan los drones estadounidenses, aunque hay otros, como el operado por la CIA en Camp Chapman, en Khost (...)
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