2 de diciembre de 2024 José María Izquierdo
No hay manera, dice una canción de éxito. Y es cierto: no hay manera. Es imposible sacar los pies del apestoso estercolero en el que han convertido la vida pública el primer partido de la oposición, el PP de Alberto Núñez Feijóo, un político moderado, proclamaban sus exégetas antes de su llegada en paracaídas a Madrid, junto a su tenebroso compañero de viaje, Santiago Abascal, el líder de ese Vox sin cuyos escaños jamás será presidente Feijóo. Nunca, jamás, olviden esta verdad grabada a fuego en nuestras frentes. El PP se aliará con Vox, sí o sí. Máxime cuando los vientos soplan a su favor en Europa y América, donde la ultraderecha cabalga desbocada ante la cobardía de unos y otros. Veremos después cuánta y qué poderosa ayuda reciben. Pero quedémonos en este inicio con entender esa pista llena de mugre, toneladas de inmundicia vertida a propósito, echen más churre, no paren, que cuanto más asqueroso y mugriento es nuestro chiquero, mejor nos desenvolvemos en él, acostumbrados como estamos a bañarnos en nuestra roña. Tanto lodo, tanto barro como han tenido que soportar en Valencia, pobres gentes, a las que el PP todavía no se ha dignado ni a pedir perdón por las tropelías de su presidente valenciano y sus inútiles colaboradores. Hasta el lodo lo enlodaron.
¿Cómo hacer para que en ese caldo viscoso, atrapante cual infantil blandiblú, pueda erguirse una discusión sensata sobre las propuestas que se han llevado al Congreso socialista de Sevilla? Atrapados como estamos en las miserias a las que nos ha conducido la derecha, no sabemos cómo atacar todos los retos que tenemos frente a nosotros como país, la enajenación salvaje de la oposición sacando la guadaña ante cualquier asunto que se salga de su bazofia habitual. Y de sus medios de comunicación, sobrepasada cualquier línea de decencia. Educación, impuestos, cambio climático, sanidad pública o privada, relaciones con la Iglesia, etc, etc. Ni tan siquiera la financiación de Cataluña, tema omnipresente los últimos meses, parece que les motive. Echar a Sánchez, echar a Sánchez. Todo gira en torno a un vuelo gallináceo de escasísima altura, ningún asunto de calado penetra en el cuerpo social y así estamos, adocenados, nublados por la inmundicia y atados a la agenda de unos desalmados (...)
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