sábado, 31 de mayo de 2025

CTXT. ¿Quién apuesta por el futuro? de Jorge Cattaneo

 Jorge Cattaneo 7/05/2025

Francia, Alemania y Reino Unido han anunciado recortes en sus presupuestos de cooperación, priorizando una visión cortoplacista que no entiende la financiación para el desarrollo como una apuesta por la seguridad

Dos personas voluntarias de Ayuda en Acción, en uno de sus trabajos de cooperación. / Ayuda en Acción


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La cooperación es, y seguirá siendo, clave para lograr sociedades más justas y sostenibles, además de partenariados duraderos entre países, pero la actual crisis de financiación de la cooperación internacional pone en riesgo este poderoso instrumento. En estos tiempos complejos aumentan las amenazas de precariedad, pobreza y desigualdad, lo que podría dejar en una situación incierta especialmente a las generaciones más jóvenes y a determinadas regiones. Ser joven en el contexto actual es sinónimo de vulnerabilidad y riesgo de exclusión socioeconómica.

La juventud de América Latina se vería directamente afectada. Un informe de Ayuda en Acción y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) advertía del riesgo de un aumento de la informalidad y la precariedad juvenil en la región para 2030. Los actuales recortes en cooperación internacional no hacen más que agravar esta situación, debilitando las posibilidades de un desarrollo inclusivo y sostenible. El reciente informe de Perspectivas Económicas de América Latina también advierte ya de que se estima que el déficit de gasto necesario para cumplir con las principales prioridades de desarrollo sostenible llega a los 99.000 millones de dólares por año.

Para encontrar soluciones hay que hablar de los retos que tenemos. América Latina se encuentra en una “triple trampa”: bajo crecimiento, alta desigualdad y limitada capacidad institucional y espacio fiscal. Este contexto limita la creación de empleos de calidad y perpetúa la exclusión laboral, especialmente entre jóvenes y mujeres. Con una economía poco dinámica, una estructura laboral precaria y sistemas de gobernanza insuficientes, las oportunidades para los jóvenes se ven restringidas, acentuando la desigualdad y desmotivando la inversión en habilidades especializadas. Esta “triple trampa” crea una barrera estructural que frena el desarrollo en la región.

Ante esto, nos preocupan los recortes de financiación en cooperación que hemos conocido los últimos meses en algunos países, especialmente porque la cooperación está siempre más focalizada hacia aquellos colectivos más vulnerables y excluidos que son los que van a sufrir más las consecuencias de la triple trampa. Es el caso de los fondos provenientes de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que en 2024 destinó casi dos mil millones de dólares a Latinoamérica. Pero también de varios países europeos, como Francia, Alemania y Reino Unido, que han anunciado recortes en sus presupuestos de cooperación, priorizando una visión cortoplacista que no entiende la financiación para el desarrollo como una apuesta más por la seguridad a través del desarrollo de partenariados que resultan claves para el actual contexto. No es el caso por el momento del Gobierno de España, que mantiene sus compromisos.

Pero esta crisis también puede ser vista como una oportunidad para redefinir el enfoque de la cooperación internacional. En primer lugar, por entender que sin desarrollo no hay seguridad ni futuro. Los programas educativos, laborales y sociales que fomentan la inclusión y el desarrollo sostenible son esenciales para generar oportunidades en sectores emergentes como la economía verde o digital. La transición en ambos sectores es fundamental para un nuevo modelo de desarrollo social e inclusión, con grandes oportunidades que necesitan de la articulación del sector público, privado y, por supuesto, de la sociedad civil.

Sabemos que el cambio climático es un problema grave en la región. Al aumento de la temperatura se suma la creciente ocurrencia y magnitud de los desastres provocados por la naturaleza y la escasez de agua dulce. Y esto afecta a los mercados laborales. CEPAL calcula que, de no implementarse medidas para anticiparse a los cambios esperados, en 2050 la región podría perder hasta 43 millones de puestos de trabajo. Frente a esto, una transición verde efectiva podría generar potencialmente un 10,5% más de nuevos empleos hacia 2030, según el informe de la anterior LEO.

La juventud también se encuentra en mayor riesgo ante los procesos de automatización que implica la transición digital. Los trabajos de plataforma pueden ser particularmente atractivos para este grupo etario, lo que tendría importantes consecuencias si no se implementan medidas para abordarlas, especialmente en su inseguridad laboral y acceso a la protección social.

Es posible implementar acciones que se anticipen a los cambios que vienen

Pero, como decíamos, es posible implementar acciones que se anticipen a los cambios que vienen, especialmente enfocados a la generación de más y mejores ejemplos. La transformación digital, la transición hacia modelos de desarrollo medioambientales sostenibles y la implementación de sistemas integrales de cuidados resultan oportunidades necesarias de fomentar mediante iniciativas que impulsen el desarrollo sostenible. Invertir en desarrollar los conocimientos y competencias para la inclusión social y fortalecer los programas de capacitación, porque en un contexto de rápidos cambios tecnológicos, los sistemas educativos y de formación requieren de un enfoque centrado en aquellas competencias que permitan a las personas mantenerse actualizadas de forma continua.

La falta de oportunidades en América Latina repercute directamente en la estabilidad social y económica del mundo, e invertir en la juventud es la inversión más inteligente para el progreso de la región. Porque la realidad es que América Latina está llena de oportunidades y de futuro, y es por su valores y cultura, uno de los socios naturales de la Unión Europea y de España.

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Jorge Cattaneo es director general de Ayuda en Acción.

Ilustración del día: Maldito despertador Por Pedripol

 




CRISIS ENTRE CHINA Y EEUU. Aranceles, fentanilo y geopolítica, de Raimundo Viejo Viñas

 Raimundo Viejo Viñas 11/05/2025

El frente farmacológico en la guerra comercial

Reunión en agosto de 2022 entre la entonces presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi y Tsai Ing-wen, presidenta de Taiwán. / Oficina Presidencial de Taiwán

En su rueda de prensa del pasado 5 de marzo, Lin Jian, portavoz del ministerio chino de Asuntos Exteriores, afirmaba: “La presión, la conversión y las amenazas no son la forma correcta de tratar con China. La parte china ya ha expresado en múltiples ocasiones su oposición a que la parte estadounidense utilice de forma persistente la cuestión del fentanilo como excusa para aumentar aún más los aranceles a las importaciones chinas”. Tal era la respuesta ante la crisis comercial desatada por la subida arancelaria global de Trump.

En su intervención, el Gobierno chino volvía a poner en primer plano la cuestión del fentanilo. O lo que es lo mismo: la cuestión del régimen farmacológico que afecta a la política farmacológica norteamericana y la atraviesa en visiones irreconciliables.  Divide et impera. Como es evidente, las declaraciones chinas iban muy medidas y destinadas a devolver el golpe en una línea de tensión que viene apareciendo de forma recurrente en las relaciones entre ambas superpotencias.

Un claro antecedente de esto se había hecho patente en la reacción china a la polémica visita a Taiwán de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, en agosto de 2022. Por aquel entonces, China había decidido suspender la colaboración con Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico; lo que implicaba al fentanilo de forma muy directa. Hasta aquel momento, el Gobierno chino había cooperado con EEUU para limitar el tráfico de los precursores químicos imprescindibles en la síntesis del fentanilo; pues, aunque este entra ilegalmente desde México, introducido sobre todo por el cártel de Sinaloa, su elaboración no sería posible sin los precursores de origen chino.

Las implicaciones de la advertencia de Lin Jian, por tanto, iban mucho más allá de la coyuntura actual y buscaban afectar a los dos paradigmas que tensionan el bloque presidencial con orientaciones tan divergentes como podrían ser el viejo punitivismo neoliberal y el emergente “trumpismo ácido” encabezado por el ministerio de Robert F. Kennedy y los oligarcas de Silicon Valley. Si el primero insiste en la vigencia del modelo de la Guerra contra las Drogas, el segundo ha crecido en sus devastadores efectos y apunta más allá hacia un cambio de paradigma basado en un marco desregulador que podría comprometer los intereses farmacéuticos forjados al amparo de décadas de punitivismo. Entre unos y otros debe manejarse la administración Trump.

Por otra parte, la gravedad de este asunto tampoco puede ser desligada de otro hecho inesperado: el asesinato de Brian Thompson, director de United Healthcare, la mayor aseguradora de EEUU, a manos de Luigi Mangione. No por casualidad, la acción letal del joven tuvo una acogida muy favorable en amplios sectores de la sociedad; harta de los abusos que Mangione denunciaba con la triple D de las tres balas que disparó sobre el CEO y que sintetizaban las prácticas abusivas de las aseguradoras: “Delay” (retrasar la atención), “Deny” (negar la reclamación) y “Defend” (defender lo decidido ante los tribunales).

Todos estos hechos, y muchos otros, se anudan ahora en una crisis extraordinaria que deja en evidencia hasta qué punto Trump ha regresado como elefante en cacharrería. La importancia que reviste cuanto sucede, de hecho, se encuentra estrechamente ligada a cómo se ha articulado durante décadas el régimen farmacológico, dentro y fuera de las fronteras de EEUU. Toda la arrogancia que Trump puede exhibir en el terreno militar presionando a la comunidad internacional contrasta con la fragilidad de su respuesta a la implosión del neoliberalismo cuando se ve obligado a atender la crisis doméstica de un sistema sanitario del todo ineficiente.

El fentanilo pasa al primer plano

La crisis del fentanilo que asola EEUU desde principios de la pasada década es la más devastadora de cuantas hayan tenido origen en el consumo de drogas. Atrás quedan las dos olas que precedieron al fentanilo, pero que advertían ya de un peligro intrínseco al régimen farmacológico norteamericano. Esta siniestra genealogía no es casual, sino política, y tiene origen en el devastador modelo de sanidad privada que ningún presidente se ha atrevido a enmendar por miedo a los intereses de aseguradoras, farmacéuticas y demás beneficiarios del sistema.

La primera de las olas que anunciaban la crisis del fentanilo fue debida al abuso de opioides recetados y tuvo lugar entre finales de los noventa y 2010. En aquel contexto, farmacéuticas como Purdue Pharma promovieron agresivamente analgésicos como OxyContin. Sustancias como la oxicodona, la hidrocodona, la morfina y otros opioides recetados incrementaron la dependencia de muchos pacientes. El número de muertes se disparó. Una segunda ola tuvo entonces lugar protagonizada por la heroína. Al endurecerse la regulación de los opioides recetados, los usuarios se vieron abocados al consumo de heroína con el consiguiente aumento de sobredosis inherente al mercado negro. El resultado fue devastador: entre 2010 y 2015, las muertes por sobredosis de heroína se triplicaron.

A pesar de estas olas previas que ya advertían del peligro, la crisis del fentanilo acabó por estallar. Un régimen farmacológico basado en la comercialización engañosa y el exceso de prescripción de opioides legales abrió la puerta a que miles de personas que nunca habían tenido contacto con drogas ilegales se volvieran dependientes y no tuvieran otra alternativa que acudir a la distribución ilícita. Como no podía ser de otro modo, el mercado respondió a su manera: a partir de 2020, año de la covid, la incautación de pastillas con fentanilo se disparó: de 4.149.037 pasó a 115.562.603. Como era previsible, el problema de salud “pública” solo fue a peor.

Llegamos así al escenario actual. Por situarnos rápido, estamos hablando ya de la principal causa de muerte no natural entre los 18 y 45 años. Hasta 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más que la morfina, el fentanilo ha disparado la cifra total de muertes por sobredosis de opiáceos sintéticos; de los 52.404 casos registrados en 2015 a los 111.029 de 2022. Y aunque la crisis parecía imparable, en 2023 se ralentizó la tendencia por primera vez bajando hasta las 108.318 muertes por sobredosis.

Entre las razones por las que se ha producido este descenso en el ritmo se encuentran algunas que resultan de la gestión doméstica del problema. Por ejemplo, la mayor disponibilidad de la naxolona, un antídoto contra las sobredosis de fentanilo o, por más terrible que sea, la menor población de dependientes debida a la mortalidad previa. Con todo, el problema estructural persiste y viene a entrecruzarse con la crisis arancelaria y el devenir político global.

Geopolítica de un problema: la presión indirecta de China y México

La advertencia china sobre el fentanilo era la respuesta a un asunto que antes había sido lanzado por Trump en su campaña presidencial de 2017. Por entonces había advertido: “Si vendéis fentanilo a EEUU a través de México, impondremos un arancel del 25%. Será así hasta que paréis”. Hasta 2018 el fentanilo se enviaba como un fármaco acabado y legal a Estados Unidos, Canadá y México. A finales de aquel mismo año, tras la reunión entre Trump y Xi Jinping, China modificó el estatus legal del fentanilo y otras sustancias similares prohibiendo las exportaciones.

Las empresas chinas, sin embargo, no renunciaron a exportar los precursores, lo que reforzó las redes del narcotráfico. Entre 2020 y 2024, ante el aumento disparado de las incautaciones, EEUU y China volvieron a negociar, pasando a prohibir la exportación de una treintena de precursores. Como parte de esta estrategia de cooperación, China forzó el cierre de 332 cuentas empresariales que habían estado exportando desde suelo chino, así como 1.016 tiendas que vendían sus productos online. Pero el impacto de estas medidas, por más que estén prohibidas a nivel formal, ha sido y es limitado. La venta de precursores online desde China prosigue hoy a gran escala.

La visita de Pelosi en 2022 fue respondida con un año de interrupción en la cooperación, lo que se complicó por la cuestión de la minoría musulmana uigur en la provincia china de Xinjiang. A fin de ejercer presión sobre China en materia de Derechos Humanos, los EEUU adoptaron una serie de sanciones en materia de exportación tecnológica. China volvió a responder con la “diplomacia del fentanilo” y EEUU tuvo que dar marcha atrás. La cooperación entre ambos países se relanzó, si bien China continuó operando de manera encubierta y violando los Derechos Humanos.

En este orden de cosas también es fundamental tener presente el papel de México, toda vez que el fentanilo nunca llegaría a EEUU sin que los cárteles mexicanos –muy en especial el de Sinaloa, pero también el de Jalisco Nueva Generación (CJNG)– sinteticen e introduzcan ilegalmente el fentanilo a partir de los precursores chinos. Para los cárteles las ventajas del fentanilo frente a otras sustancias son evidentes: más barato de producir, más fácil de esconder y con un margen de beneficio mucho mayor (...)

viernes, 30 de mayo de 2025

"Israel quiere matar a los periodistas palestinos porque son los testigos de la verdad", de Henrique Mariño

 Henrique Mariño-

El presidente del Sindicato de Periodistas Palestinos recoge en Santiago el Premio Xornalistas de Liberdade de Prensa.

Nasser Abu Baker, presidente del Sindicato de Periodistas Palestinos, en Santiago.CPXG


Nasser Abu Baker recibe este sábado en Santiago de Compostela el XXI Premio Xornalistas de Liberdade de Prensa, en representación de los reporteros
palestinos, por documentar el genocidio en la Franja de Gaza, donde según él ha tenido lugar "el ataque más prolongado y letal contra la libertad de prensa de la
historia".

Ilustración del día: Estatua de la Mortandad Por Pedripol