Familias monomarentales critican que no se trata de una excepción, sino que por regla general su especificidad no es reconocida en buena parte de las políticas y ayudas públicas
Isabel Díaz Ayuso, interviene durante una sesión plenaria en la Asamblea de Madrid, a 19 de junio de 2025.
En la Comunidad de Madrid, una familia numerosa con tres hijos puede optar a ayudas como las becas comedor con algo más de 50.000 euros de ingresos anuales, 10.000 euros por persona. En cambio, una madre sola con dos hijos —que también alimenta a tres bocas, pero con un solo sueldo— tiene como umbral máximo 25.200 euros. Si solo tiene un hijo, el límite baja aún más, a 16.800 euros. "¿De verdad alguien que gane 17.000 euros puede permitirse no tener la beca comedor?", se pregunta Carmen Cifredo, delegada en la región de la Asociación de Madres Solteras por Elección (AMSPE).
Su queja sintetiza lo que muchas madres viven a diario, y tiene que ver con la desigualdad que experimentan a la hora de acceder a ayudas esenciales como estas subvenciones para costear una parte —ni siquiera toda la cuantía— de lo que cuestan los menús de los comedores escolares. Una situación que las sitúa en una posición de asimetría constante con modelos familiares a los que —por alguna razón— se protege con mucho más celo. El pasado 18 de junio, cuando el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso abrió el plazo para solicitar la ayuda, volvieron a toparse con la misma tesitura: un fondo de 68 millones de euros —el mismo que se destinó para el curso pasado— que ni siquiera les contemplaba.
El problema radica en el uso del criterio de renta per cápita en la adjudicación de becas. Este sistema divide los ingresos totales entre el número de miembros de la unidad familiar, sin tener en cuenta que, en el caso de las familias monomarentales, solo hay una adulta para generar ingresos y asumir gastos como la vivienda, suministros, transporte o la propia alimentación. "Somos invisibles. Siempre", resume Cifredo, al referirse no solo al caso de los comedores, sino a todas las ayudas condicionadas por este criterio, como las becas del Ministerio de Educación, las ayudas al alquiler o incluso ciertos beneficios fiscales.
Desde la asociación subrayan que esta invisibilidad se refleja en todo el diseño normativo. María Guruceta, coordinadora de incidencia política de la AMSPE, señala que "en Madrid, la falta de una legislación autonómica que nos defina y que establezca un marco protector" impide el acceso equitativo a políticas públicas. "Lo que nos está ocurriendo desde hace años es que se nos excluye de manera automática", denuncia. Una de las claves está en que las familias monomarentales no cuentan con una categoría oficial que las acredite como tal, algo que sí existe desde hace años para las numerosas.
La consecuencia es que, mientras el marco normativo ampara a las familias numerosas con ventajas fiscales, bonificaciones en servicios o prioridad en acceso a centros escolares, las monomarentales quedan en tierra de nadie. En el acceso a la educación infantil de cero a tres años, por ejemplo, "tenemos cero puntos", indica Guruceta. Mientras que en los ciclos siguientes, obtienen tres puntos frente a los diez u 11 que acumulan las familias numerosas. Una diferencia que, para la asociación, carece de lógica cuando se constata que el riesgo de exclusión social es igual o mayor en las familias monomarentales.
Cifredo lo resume así: "Una familia biparental con un hijo puede tener ingresos mucho más altos y seguir accediendo a ayudas que se nos niegan a nosotras". El ejemplo de las becas comedor vuelve a ilustrar el problema. "Este año, las numerosas han visto aumentar su umbral de renta per cápita por encima de los 10.000 euros, mientras que las monomarentales, directamente, no existimos en la convocatoria", espeta. Aunque en 2023 sí se contempló a estas familias, el acceso requería documentos como una sentencia de divorcio o certificado de defunción, lo cual dejaba fuera a muchas madres solteras por elección. Sin embargo, "cuando denunciamos esa situación, ya no había vuelta atrás", lamenta.
En este contexto, la asociación reclama una corrección en el cálculo de la renta, incorporando un "elemento corrector" que añada simbólicamente un miembro más a las familias monomarentales. Esta medida, dicen, permitiría acercarse a una distribución más justa y equiparable a otros modelos familiares. "No pedimos más, pedimos lo mismo. Equidad", subraya Cifredo.
Pero la discriminación no se detiene ahí, y es que también se manifiesta en el sistema fiscal. "En la declaración de IRPF, cualquier familia biparental se desgrava 3.400 euros, mientras que las monomarentales solo 2.150 euros", detalla Cifredo. Esto significa que, además de tener menos ingresos y más dificultad para acceder a ayudas, estas familias pagan proporcionalmente más impuestos.
A esto se suma una situación laboral muy precaria. Tal como explica Guruceta, muchas madres no pueden mantener sus empleos porque no tienen con quién compartir la carga de cuidados. "Renuncian a sus trabajos, aceptan empleos por debajo de su cualificación o los pierden por la enfermedad de sus hijos o por no poder cumplir horarios rígidos", relata. Durante los períodos no lectivos, como las vacaciones escolares, la falta de acceso a campamentos públicos o gratuitos agrava aún más este contexto, pues termina afectando a "su salud mental, además de la economía familiar", afirma.
Los efectos acumulados llevan a muchas de estas mujeres a la dependencia de los servicios sociales. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, las familias monomarentales presentan una tasa AROPE (riesgo de pobreza y exclusión social) de en torno al 50%. "Casi seis de cada diez niños y niñas de familias monomarentales están en riesgo", recuerda Guruceta.
La pregunta que se plantea entonces es: ¿por qué no se ha avanzado en una legislación que reconozca y proteja a estas familias? Guruceta lo tiene medio claro y, en todo caso, niega que se trate de desconocimiento. "La Comunidad de Madrid lleva años recibiendo nuestras propuestas y demandas, con textos jurídicos sobre la mesa, comparecencias en la Asamblea y en el Senado", asegura. A pesar de ello, el compromiso de crear un título de familia monomarental —prometido incluso en presupuestos autonómicos anteriores— sigue sin materializarse.
En contraste, recuerda cómo otras medidas, como hacer vitalicios los beneficios para las familias numerosas, se han implementado con rapidez. "Esto demuestra que, cuando hay voluntad política, se puede actuar", afirma. Por eso, insisten en que "el colectivo está estigmatizado y eso dificulta que se le dé la atención que necesita", denuncia Guruceta.
A su juicio, se trata del cumplimiento de derechos fundamentales: "Nos basamos en el artículo 14 de la Constitución, que garantiza la igualdad real sin discriminación por estructura familiar; en el artículo 39, que obliga al Estado a proteger a todas las familias; y en la Convención sobre los Derechos del Niño", detalla Guruceta.
Apoyo para quienes caben en "el marco ideológico"
Desde la oposición, Lorena Morales, diputada del PSOE en la Asamblea de Madrid, lamenta que "el rostro de la pobreza en Madrid" sea "el de una madre sola. Pero Isabel Díaz Ayuso vuelve a abandonarlas en lo más básico: las ayudas de comedor para sus niños y niñas". Para Morales, la desigualdad que sufren las familias monomarentales responde a una orientación ideológica del Ejecutivo regional que decide a qué tipo de familia apoya. "Se le llena la boca de familia, pero solo apoya a las que le caben en su marco ideológico. Es vergonzoso", denuncia. Los datos, según la diputada socialista, lo confirman: "Las familias monomarentales en Madrid son el doble que las numerosas. Pero como las ayudas no están pensadas para ellas y las discriminan en sus baremos, ahí están los resultados".
Uno de esos resultados se refleja en la convocatoria de ayudas a la contratación de empleadas domésticas, teóricamente pensada para facilitar la conciliación. Según explica Morales, "en 2023 solo 48 familias monomarentales pudieron acceder a ella, y en 2024 la cifra descendió aún más, con solo 29 familias beneficiadas". "Estamos hablando de 250.000 familias monomarentales en la región, y casi la mitad están en riesgo de exclusión o pobreza, según todos los estudios. ¿Cómo es posible que solo unas decenas reciban ayudas?", se pregunta.
Para Morales, es una cuestión de falta de voluntad política para cumplir los compromisos asumidos. "En la estrategia de natalidad que comenzó en 2022, recogieron que iban a reconocer a las familias monomarentales. Ya queda poco para que acabe esa estrategia en 2026, y seguimos sin tener noticia de ese decreto de reconocimiento. De hecho, ni siquiera aparece en los presupuestos de 2025", afirma.
Desde Más Madrid, el análisis es igualmente crítico. María Pastor, portavoz de Educación en la Asamblea, acusa a la presidenta Díaz Ayuso de establecer una jerarquía entre familias según su afinidad política. "En Madrid hay familias de primera y de segunda en función de si le caen bien a Ayuso o no", afirma. Según la diputada, el trato privilegiado a ciertos colectivos en las convocatorias de becas resulta evidente: "Los militares consiguen la beca de forma automática y las familias numerosas tienen un límite de renta menos restrictivo que el resto de los solicitantes. Sin embargo, para las familias monomarentales, Ayuso solo tiene trabas y desprecio".
Con el objetivo de conocer la postura oficial del Gobierno regional ante estas críticas, este medio ha trasladado varias preguntas a la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid. En concreto, ha solicitado saber por qué se mantiene un criterio exclusivamente per cápita en la concesión de becas comedor, pese a que este sistema penaliza de forma evidente a las familias monomarentales frente a las numerosas, incluso cuando ambas pueden afrontar necesidades similares. También se ha interrogado sobre si la Consejería ha valorado en algún momento incorporar un coeficiente corrector o una figura de reconocimiento específica para las familias monomarentales, como ya ocurre en otras comunidades autónomas.
Se ha solicitado, asimismo, una valoración sobre si el umbral máximo de renta exigido a estos hogares resulta justo y realista, teniendo en cuenta el nivel de vida en el territorio y el contexto inflacionario. Y se ha solicitado conocer qué datos maneja la Administración sobre el impacto de estos criterios en el acceso a becas comedor por parte de familias monomarentales, y si se ha realizado algún seguimiento específico al respecto. Hasta la fecha de publicación de este artículo, sin embargo, Público no ha recibido respuesta por parte de la Consejería.
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