sábado, 25 de noviembre de 2017

Las centrales térmicas de carbón y su huella ecológica

noviembre 15, 2017 http://stopcambioclimatico.es/2017/11/15/las-centrales-termicas-carbon-huella-ecologica/
 Las centrales térmicas de carbón y su huella ecológica
Las centrales térmicas de carbón son responsables de un alto porcentaje de emisiones de CO2 a la atmósfera. El carbón es, de lejos, la fuente que más gases de efecto invernadero emite a la atmósfera, junto a la combustión de petróleo. El cambio climático es ya un asunto que preocupa, y mucho, a toda la sociedad, tanto a las personas como a empresas y políticos. La senda es la adecuada pero los datos no dicen lo mismo. En 2015 nuestro país aumentó sus emisiones de gases de efecto invernadero un 4% con respecto al año anterior, según las últimas estimaciones elaboradas por el Observatorio de Sostenibilidad. Y lo hizo principalmente por una causa: el mayor uso del carbón para generar electricidad. La situación se ha vuelto crítica en los últimos meses ya que, debido a la falta de agua, se ha disparado el uso del carbón para generar electricidad. Solo hasta junio de este año las centrales térmicas que consumen carbón aumentaron su producción casi un 99% más respecto al mismo periodo del ejercicio anterior, para satisfacer la demanda eléctrica de los españoles. Una situación, dramática y peligrosa, que ha llevado las emisiones contaminantes de CO2 a su nivel máximo de los últimos cinco años.



El carbón es el combustible fósil más contaminante, no solo por las toneladas de dióxido de carbono que emite, sino por otras sustancias altamente tóxicas, como mercurio u hollín, entre otras, que son expulsadas a la atmósfera. Estas emisiones producen graves consecuencias en la salud de las poblaciones que se encuentran cerca de estas plantas. Se sabe que estas emisiones fueron las responsables de más de 700 muertes prematuras en España solo en 2014, según el Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente. Es aquí donde coge fuerza la necesidad de invertir en energías renovables. Energías más competitivas para avanzar hacia un modelo de desarrollo que proteja nuestra salud y permita frenar el cambio climático. Y este modelo debe basarse en energías como la solar, la hidroeléctrica o la eólica. Energías respetuosas con el medio ambiente y que se obtienen de fuentes naturales virtualmente inagotables, ya sea por la inmensa cantidad de energía que contienen, o porque son capaces de regenerarse por medios naturales. Son energías mucho más seguras, puesto que no tienen ningún riesgo para la salud. Además, no olvidemos que desarrollan la industria y la economía en la región en la que se instalan, haciéndola más autónoma y generando nuevos puestos de trabajo.



Un ejemplo en la buena dirección lo ha protagonizado Iberdrola esta semana, cuando ha anunciado el cierre de todas sus centrales de carbón en el mundo para centrarse en las energías limpias, algo aplaudido por organizaciones como Greenpeace o WWF. Tiene claro que el futuro del planeta pasa por las renovables. Ahora más que nunca, el cambio climático es una amenaza real, que nos demuestra que no hay tiempo que perder. Esta empresa ha puesto sobre la mesa la necesidad de que la industria mundial tome medidas urgentes para cumplir los objetivos y reducir la contaminación. “Ha pasado el momento de hablar y ha llegado el momento de actuar”, ha afirmado su presidente, Ignacio Galán, quien cree que “la lucha contra el calentamiento global debe involucrar a todos los países y sectores”. Lo que los datos dejan claro es que o actuamos ahora con medidas contundentes, o ponemos en riesgo el futuro de nuestros hijos. El cambio climático nos acecha, no dejemos que las soluciones lleguen demasiado tarde.
 

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