7 de julio de 2024
En los últimos días, varias organizaciones empresariales han salido en tromba contra la reducción de la jornada laboral. Según dicen, si la porción de trabajadores que todavía trabaja 40 horas semanales (que no son tantos) se pasa a 37,5h, se producirían tremendos perjuicios económicos para las empresas. Como con todas las cosas que no han sucedido aún, es estéril pararse a discutir un futurible. Pero hablemos de algo más interesante. ¿Cuáles son las consecuencias de no reducir la jornada laboral?
Vivimos un tiempo muy loco. Por una parte, en nuestro empeño por hacernos la vida más fácil a través de la tecnología, hemos acabado por conseguirlo. Cada año que pasa hacen falta menos horas de trabajo para producir las mismas cosas. Por otra, en los últimos 40 años –un tiempo récord– hemos educado a varias generaciones para ser expertos en cosas muy sofisticadas –como pensar filosóficamente, diseñar trenes, operar a corazón abierto, construir edificios o realizar complejas operaciones– y ahora no tenemos tantos buenos puestos de trabajo para toda esta gente.
Te lo cuento como empresaria que lleva más de 10 años haciendo procesos de selección: hay mucho más talento en la sociedad del que las empresas somos capaces de absorber. La mayoría de la gente que trabaja para mí podría estar haciendo muchas más cosas de las que hace. El problema lo tengo yo –y el resto de empresarios, y también la administración del Estado que contrata a muchísima gente– que no soy capaz de crear tanta economía como para aprovechar todo este talento.
(...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario