martes, 26 de marzo de 2019

Ciencia, mercado y tecnología. Hemos perdido el control

Tendencias21.net·   martes, 26 de febrero de 2019,  Científicos convocados por el #Club_Nuevo_Mundo advierten de la deriva planetaria. #cambio_climático #crisis_alimentaria #geopolítica 
Hemos perdido el control sobre la ciencia, el mercado y la tecnología, se puso de manifiesto en la mesa redonda celebrada esta semana con el Comité Científico del Club Nuevo Mundo, en la que intervinieron los catedráticos Eduardo Costas y Victoria López, el ex directivo de la FAO, José Esquinas, y el afamado geoestratega Pedro Baños.


(...) La lucha por los recursos
 
Tal y como adelantaba Eduardo Martínez, editor de Tendencias 21, en la presentación de la mesa redonda, “estamos enfrentados a unas crisis muy severas, particularmente por el cambio climático y la desestructuración del mundo surgido tras la II Guerra Mundial”. Explicó asimismo que el motivo de la mesa redonda era conocer de primera mano las inquietudes de los expertos sobre los temas más apremiantes para la sociedad, con vistas a orientar los próximos trabajos del Club Nuevo Mundo.
 
Vivimos en un mundo globalizado que, según explicó Pedro baños, se rige en su totalidad por el capitalismo y los intereses políticos basados, en gran parte, en el control de los recursos naturales. La lucha por los recursos es una carrera por el apoderamiento y el enriquecimiento de los países que dista mucho de los intereses de supervivencia de nuestra especie y de la conservación del planeta.
 
El 1 de agosto de 2018 ya habíamos agotado los recursos renovables previstos para ese año. “El problema no es que no haya recursos, es que estamos devastando el planeta y llegará un momento en que los recursos naturales renovables dejen de existir”, alertó Baños.
 
La pelea desaforada por los recursos naturales se da en todos los órdenes. Uno de ellos es el sector agroalimentario. Según José Esquinas, quien ha trabajado en la FAO de Naciones Unidas durante 30 años, un gran problema es la mercantilización de los alimentos. La palabra “agricultura” se ha sustituido por “agrobusiness” (agroindustria), y si “antes se producían alimentos para alimentarse, ahora se producen para vender”, afirmó Esquinas.

(...) Cambio climático
 
Según Esquinas, el impacto de la producción de alimentos en el medio ambiente, según el sistema actual, está siendo responsable de más del 30 por ciento del efecto dañino en el medio ambiente. Y no debemos perder de vista este factor porque, tal y como apuntó Eduardo Costas, un cambio en el clima es uno de los factores comunes a las grandes extinciones de especies en la historia de la vida en la Tierra, como la gran extinción del Pérmico.
 
“Hay dos alertas que nos deben hacer pensar: el momento de prosperidad de especies de microorganismos en el que vivimos (justo la fase previa al agotamiento de los recursos y al colapso), y el cambio climático”, dijo Costas. “Estas han sido las dos circunstancias que han coexistido en las grandes extinciones anteriores”.
 
Costas hizo hincapié en que nuestro principal problema en la lucha contra el cambio climático hasta ahora ha sido la ignorancia. Cuando nos dimos cuenta de lo contaminante que es la quema de combustibles fósiles, pasamos a la energía nuclear y, de ahí, a las energías renovables.  Pero la implementación de estas últimas ha sido algo desacertada debido al desconocimiento de sus efectos negativos.
 
“Todo el mundo parece tener claro que la energía nuclear es muy mala, pero hay mucha desinformación”, señaló Costas. La confusión que rodeó la catástrofe de Fukushima, en la que se difundieron imágenes de centrales térmicas tomándolas por nucleares, además del uso militar de esta tecnología, ha provocado un rechazo social a la forma de obtener energía más controlada y que, en términos generales, ha causado menos daño que muchas renovables.
 
“Es un error pensar que por ser renovables, son buenas”, dijo Costas, quien explicó que las 40 centrales de energía termosolar que hay en España, y que ocupan más territorio que los parques naturales, pierden al año, en condiciones normales, 200 toneladas del aceite que calientan para obtener energía. Alrededor de la mitad de estas centrales han sufrido accidentes, perdiendo más de 2.000 toneladas de fluído termosolar. Además, para que los espejos de las placas funcionen correctamente, hay que limpiarlos usando, principalmente, un herbicida: el glifosato, clasificado por la Organización Mundial de la Salud como “probablemente cancerígeno para los seres humanos”. Por otra parte, muchos molinos de viento pierden, por pulverización, hasta 600 litros de aceite al año.
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OTRA COSA:  La censura más grande que han conseguido los fascistas es la indiferencia de la gente


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