jueves, 14 de julio de 2022

Primavera Sound y el secuestro cultural

La Directa
Este artículo lo ha publicado originalmente La Directa en catalán y su traducción y publicación en castellano es fruto del acuerdo de colaboración entre La Directa y El Salto.

Un trabajador del festival firma con pseudónimo por temor a que no le vuelvan a contratar, explica en este artículo por qué considera que el éxito del Primavera Sound anula la posibilidad de construir modelos alternativos y críticos al capitalismo de plataforma y a la precarización del sector cultural.

Benito Souto     14 JUN 2022


Este año se celebraba el 20 aniversario del festival más grande de la ciudad de Barcelona, el Primavera Sound (PS), en medio de más polémicas que nunca. Redes sociales y periódicos se hacían eco de las colas para entrar y consumir bebida, los errores de la app que había que usar para acceder al recinto, la ausencia de personal y organización después de dos años preparando el esperado festival. Pero hay problemas más allá de los logísticos: un modelo de ocio que continúa fomentando el impacto del turismo más destructivo y de borrachera o las dudosas condiciones laborales que van desde la subcontratación de seguridad con bajos salarios a las barras a cargo de personas traídas de Portugal con jornadas extenuantes. Además, los tentáculos de este conglomerado cultural que es la marca Primavera, se expanden a través del mundo y el festival se celebra ya en cinco ciudades, aparte de Barcelona. 

Algunos de los problemas comentados podíamos escucharlos el otro día en Vosté Primer, el programa diario de Marc Giró en la radio RAC1. Este cuenta con la colaboración de Isa Calderón, famosa por el éxito del magazín Deforme Semanal, reciente premio Ondas y flamante fichaje estrella de Ràdio Primavera Sound, la rama radiofónica de la marca Primavera. A medida que se sucedían las críticas al festival por la mala gestión o el patrocinio de criptomonedas, la risa nerviosa de Isa sonaba como un intento de tapar un silencio. Un silencio producido por el secuestro cultural que está llevando a cabo la marca PS y que supone que cada vez más y más, cualquier iniciativa del mundo de la cultura de Barcelona tiene que pasar el filtro que tiende al monopolio de esta empresa. Que, por cierto, ya está en manos de un fondo de inversión de riesgo propiedad del multimillonario estadounidense Ronald Burkle. 

(...) Lo que supone el trabajo del PS en la última década es esto: la absorción de protestas sociales y movimientos culturales hasta convertirlos en estética, mercadería vendible y empaquetada. No nos llevemos a engaño, claro que es genial que un macrofestival adopte medidas exigidas por la lucha feminista, sean los puntos morados o la equidad de género en la programación de artistas. Pero cuando esto se hace un lugar lleno de marcas corporativas y te invita a invertir en NFT, no puedo dejar de pensar que las intenciones son, como mínimo, espurias. Y claro que es maravilloso que lleguen a la corriente mayoritaria ideas o discursos con conciencia social, feministas o abiertamente antifascistas como las que podemos escuchar en Oye Polo en muchas de las charlas del Primavera Pro (la serie de encuentros favorecidos por el Centro Cultural Contemporáneo de Barcelona).

(...) En un modelo de negocio que todo lo atrapa, las voces disidentes que aparecen bajo la bandera del Primavera acaban siendo otra mercadería más. No es que este sea un problema nuevo, el capitalismo lleva absorbiendo la disidencia desde siempre, pero que seamos capaces de construir un espacio autónomo donde poder criticar las prácticas cuestionables de estas corporaciones es ahora más urgente que nunca. Y no, no es necesario abandonar ni renegar del altavoz que supone el Primavera, que ha servido para ensanchar los límites del discurso mayoritario, visibilizar ciertas luchas o acoger (sin dejarle casi espacio, eso sí) la iniciativa de la ILP por la regularización. Pero paralelamente, necesitamos más Smac!, más radios libres, más infraestructuras culturales fuera del circuito oficial que no dependan económicamente de él, que puedan desarrollarse siendo críticas sin miedo a perder su independencia. Porque “indie”, la etiqueta que tanto le gusta al Primavera, es independiente. Y no puedes ser independiente mientras tu trabajo esté ligado a las marcas que lo patrocinan.

No hay comentarios: